Entre los diversos significados de la palabra “concordia” que brinda la Real Academia Española, voy a destacar sólo dos: conformidad, unión. De común acuerdo. En el mundo en que vivimos, donde son figuras destacadas las acciones discordantes, hostiles y desafinadas, viene bien reflexionar sobre la importancia que tiene un valor tan poco conocido como la concordia. De lo mucho que se puede hablar acerca de la misma, por razones de espacio me referiré a algunas partes nada más. Dos cosas importantes para tener en cuenta desde lo personal son la conformidad con uno mismo respecto a las buenas acciones que realizamos y la satisfacción de haber intentado las que no pudimos realizar, más allá de los resultados obtenidos en el intento, resultados que podemos sentir como éxito o como fracaso. A nivel conciencia, es placentero tener una buena relación con Dios, porque ésta nos brinda un bienestar especial con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con la naturaleza que nos rodea. En cuanto a nuestras relaciones con los demás, es igualmente aconsejable ser amable, tener buen trato y, fundamentalmente, buenas intenciones; de modo que podamos conformar una sola cosa, especialmente, con quienes comparten a diario su vida con nosotros, ya sea por relaciones familiares, laborales o sociales. Los sentimientos de satisfacción personal, de armonía y de unidad, son indispensables para concordar con quienes a diario comparten nuestros objetivos comunes, y para el logro de la paz en todos los ámbitos que solamos frecuentar.