La tercera parte de los mares del planeta están seriamente dañados por la pesca y los países de Europa son altamente responsables del perjuicio perpetrado en otras latitudes, denunció la organización ambientalista World Wild Fund (WWF).
La tercera parte de los mares del planeta están seriamente dañados por la pesca y los países de Europa son altamente responsables del perjuicio perpetrado en otras latitudes, denunció la organización ambientalista World Wild Fund (WWF).
La más grande organización conservacionista independiente del mundo presentó esta semana un estudio encargado a la Universidad canadiense de Vancouver, poniendo blanco sobre negro acerca del peligro que representa que los países y las compañías pesqueras continúen con una conducta que privilegia el lucro y no repara en cuidados.
Según el informe, las flotas pesqueras del mundo han llegado a los lugares más recónditos del planeta dejando su huella de explotación. Desde 1950, la pesca ha "decuplicado (multiplicado por 10) su radio de acción destructivo", afirma la agrupación, a la vez que apunta que los ecosistemas de 100 millones de kilómetros cuadrados han sufrido ya serios perjuicios a consecuencia de la pesca intensiva.
La regulación de la pesca es un tema complejo sobre el que los países no se ponen de acuerdo y motiva más de un conflicto. No son raras las ocasiones que barcos de algunas naciones ingresan en mares de otros buscando especies que agradan el paladar de sus ciudadanos.
"La caída de las redadas en las propias aguas ha llevado a los países industrializados a cubrir la creciente demanda con pescado de regiones remotas y de aguas de países en desarrollo", dijo el experto de WWF Uwe Johannsen.
Señala la entidad que la flota de los países de la Unión Europea efectúa una pesca intensa en otros mares. Más de un 30 por ciento del pescado capturado bajo bandera de la UE procede de regiones no europeas. Como ejemplos mencionó la merluza del occidente de Africa, el jurel de América del Sur así como el atún del océano Indico.
En este punto hace recordar el alerta que otras organizaciones ejercieron hace poco sobre la explotación del jurel en el Oceano Pacífico frente a las costas de Chile.
En sólo 20 años, los stocks de jurel se redujeron de 30 millones de toneladas a menos de tres millones aproximadamente, según una investigación sobre la industria pesquera en el Pacífico sur realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), que abarca ocho países.
"Este fenómeno podría anunciar el colapso progresivo de las poblaciones de peces en los océanos del mundo", señaló el informe.
En Chile nueve grupos económicos son dueños del 90 por ciento de la pesca industrial de jurel, sardina y anchoveta, un negocio que les reporta más de 1.200 millones de dólares al año, según el ICIJ. El jurel en Chile vendría a ser como la merluza en Argentina, la base de su riqueza ictícola.
En Argentina la merluza, el calamar y el langostino son las tres principales especies comerciales del caladero. De las tres, la situación del calamar aparece en el horizonte más cercano como la más comprometida por las serias dificultades que ha encontrado la flota potera en hallar el recurso, logrando el año pasado descargas por nada más que 74.000 toneladas.
World Wildlife Fund (Fondo Mundial para la Naturaleza), es la más grande organización conservacionista. Su misión es detener la degradación del ambiente natural del planeta y construir un futuro en el cual los seres humanos vivan en armonía con la naturaleza garantizando el uso sostenible de los recursos naturales renovables y promoviendo la reducción de la contaminación y del consumo desmedido.
WWF cuenta con unos cinco millones de miembros y una red mundial de 27 organizaciones nacionales, cinco asociadas y 22 oficinas de programas, que trabajan en más de 100 países, entre ellos la Argentina.
La sede internacional está ubicada en Suiza y la dirección para América latina, en Estados Unidos.