Racing mostró contundencia y practicidad para dejar preocupado a San Lorenzo, al que vapuleó por 4 a 1, en un clásico jugado ayer en el Nuevo Gasómetro.
Racing mostró contundencia y practicidad para dejar preocupado a San Lorenzo, al que vapuleó por 4 a 1, en un clásico jugado ayer en el Nuevo Gasómetro.
El equipo de Avellaneda, con una actuación elogiable en la que aprovechó casi todas las ventajas que le otorgó su rival, vuelve a prenderse en la lucha por los primeros puestos.
El elenco azulgrana sumó su tercera caída en hilera en condición de local, continúa sintiendo el impacto anímico de lo que ocurre con su arquero titular Pablo Migliore y no logra despegarse definitivamente de la tabla de promedios.
El elenco de Juan Antonio Pizzi arrancó mejor y tomó temprana ventaja, después de una excelente maniobra individual del juvenil Héctor Villalba, debutante como titular en el once del Bajo Flores.
Pero Racing estableció rápidamente la igualdad a través de una volea de Bruno Zuculini, que sorprendió a Matías Ibáñez.
El propio Zuculini ganó otra vez en el área adversaria y marcó la segunda conquista, cuando San Lorenzo ya evidenciaba notorios problemas en la retaguardia.
En la segunda parte, a pesar de que el ingreso del pibe Angel Correa le dio otra dinámica, el local sufrió otro golpe letal para sus aspiraciones, cuando Rodrigo De Paul colocó la pelota en el ángulo y puso las cosas 3-1.
Racing, este irregular equipo que pasa del desencanto a la ilusión (sus hinchas festejaron como si hubieran ganado un campeonato) apeló a la contra y lo liquidó: Luciano Vietto definió con justeza y selló un resultado, tal vez demasiado generoso, pero merecido al fin en favor del equipo de Luis Zubeldía.