Tras el relevamiento que La Capital publicó en su edición de ayer sobre los 30 geriátricos truchos que en Rosario funcionan a espalda de los inspectores municipales, tanto la Intendencia como la provincia apuntaron a la responsabilidad de los familiares y a las obras sociales por promover un cultura de la internación "frente al primer síntoma de fragilidad" de los abuelos y por no tomar "los recaudos necesarios" al momento de elegir una residencia para adultos mayores. Hasta ayer, los listados con la nómina de instituciones autorizadas no aparecieron publicados en un soporte oficial, pero sí se están entregan do a pedido de los familiares,
Los datos que publicó este diario resultan elocuentes: de 152 geriátricos, 112 se encuentran correctamente habilitados, pero existen 30 clausurados y a diez se los intimó al cese de las actividades por serias anomalías.
Lo singular de la actividad comercial que ejercen los dueños de esos establecimientos es que lucran con la internación de ancianos. Y lo preocupante es que el municipio notificó con cédula para que los familiares retiren los pacientes de los geriátricos truchos (en muchos casos violaron reiteradamente las clausuras) y, pese a eso, decidieron dejarlos allí.
El dato económico explica en parte la problemática: internar a un adulto mayor en un geriátrico trucho cuesta unos 2.600 pesos, mientras que los habilitados promedian los 5.500 y 6 mil.
Pero nada justifica el hacinamiento, desidia y falta de salubridad que La Capital relevó en al menos seis establecimientos y pudo documentar en fotos. Falta de enfermeros y médicos detectados en los controles son una muestra del abandono.
Santa Fe es la provincia con mayor cantidad de adultos mayores de todo el país. Un 16,1 por ciento que confirma una sobrevida por encima de la media nacional y que pone en agenda si la sociedad está preparada para pensar en una tercera edad con calidad de vida y bienestar.
Frente a las postales del horror que se esconden intramuros de las residencias inhabilitadas, el director de la Tercera Edad santafesino, Diego Preciuso, le apuntó a la responsabilidad de los familiares.
"Debemos generar una cultura en resguardo de nuestros adultos mayores y ellos tomar los recaudos necesarios antes de internar a una persona y verificar las habilitaciones correspondientes", indicó el funcionario. Sin embargo, no pudo precisar si los listados de los locales habilitados figuran en algún portal oficial, "pero sí están disponibles a todo aquel que lo requiera".
El funcionario llamó a revertir una cultura de la internación e instó, "tanto a la sociedad como las obras sociales, a adoptar otras opciones, como los cuidadores domiciliarios o centros de día, para que un geriátrico sea la última instancia y no la primera".
La directora de Geronotología municipal, María Alcira Scarpone, brindó su mirada sobre las residencias para adultos mayores.
"Hemos acompañado a familiares preocupados por la salud de sus abuelos y, lamentablemente, hay gente que no puede pagar un geriátrico de 8 mil pesos", dijo.
En esa línea, hizo foco en el impacto del envejecimiento poblacional. "Si antes había seis hijos con dos padres mayores, hoy existen dos ancianos con un hijo a cargo. Hay hijos en el exterior, que tienen a sus padres a cargo de un amigo o vecino. Hay que entender que no se contrata cualquier servicio. Es un ser querido sobre el que se tiene responsabilidad", finalizó.