Ricardo Albertengo, protagonista el martes del asalto que derivó en una resonante toma de
rehenes en una clínica de Oroño al 700, admitió anoche haber ingresado armado al lugar para cometer
un robo aunque dijo que no privó de su libertad a nadie ni se resistió ante la policía. Además,
sostuvo que efectuó dos disparos al suelo y no contra los uniformados. Lo hizo al ser indagado
durante casi dos horas por el juez de Instrucción Juan José Pazos, quien lo acusa por robo
calificado agravado por uso de arma de fuego, privación ilegítima de la libertad y resistencia
calificada a la autoridad. Esos delitos tienen un horizonte de pena mínima de 8 años y un máximo de
35. A lo que será una casi segura condena por ese accionar se deberán agregar los 4 años que le
restan cumplir por su actual sentencia.
Albertengo cometió un asesinato en abril de 1994 en un bar de 9 de Julio
y Sarmiento por el que se le impuso una pena a 20 años de prisión, conmutada luego a 19 años y 2
meses. En 2004 obtuvo salidas transitorias de la Unidad III de Rosario y a partir de 2007 salidas
laborales.
El hecho de que hubiera reincidido produjo una lógica irritación
pública. Uno de los dueños de la clínica asaltada, el médico Fernando Soraires, trató de
“delincuente” al juez que autorizó los egresos de prisión de Albertengo. Pero en estas
salidas no hubo error. Voceros del Poder Judicial y del Poder Ejecutivo de la provincia dieron ayer
a este diario abundante documentación de que Albertengo había observado todos los requisitos para
acceder al beneficio del que gozaba. Tenía conducta ejemplar e informes favorables tras superar
evaluaciones de los organismos técnicos criminológicos. Nunca había violado el horario de regreso a
la cárcel ni recibido sanciones. Y conforme al cumplimiento fue accediendo a beneficios mayores
como prevé la ley de Ejecución Penal.
“Lo que habría sido cuestionable es que el juez no le hubiera dado
las salidas. El juez no tiene por qué negarlas si el preso cumple con los requisitos de la ley. La
mayoría de los reclusos con estos permisos, contra la creencia popular, no reincide”, dijo el
fiscal de Cámaras de Rosario Guillermo Camporini.
A su vez el secretario de Asuntos Penitenciarios, Leandro Corti, subrayó
que en la historia de la ejecución de la pena de Albertengo no existen motivos para que se le
denieguen las salidas. Una fuente del Equipo de Acompañamiento para la Reintegración Social del
Servicio Penitenciario leyó a este diario la trayectoria de Albertengo y concluyó: “Cumplía
el régimen disciplinario. Estaba en condiciones de obtener el beneficio”.