“Creo que es importante sentir las ganas de estar en el escenario todavía y estar bien”, afirma Palito Ortega cuando responde por qué decidió emprender una gira de despedida después de 50 años de carrera. Es que para el artista “no se puede esperar el momento en que uno está agotado” para poner el punto final. “Es bueno -recuerda— estar en la plenitud de todo y gracias a Dios conservo mi voz, aunque mi voz fue lo de menos en mi carrera, sino que lo importante fue haber podido escribir mis propias canciones”. El show, donde adelantó que hará un repaso de toda su carrera, desde sus clásicos de principios de los 60 hasta su último disco de 2021, será el 28 de mayo próximo, a las 21, en Metropolitano (Junín 501).
Y efectivamente, Palito escribió algunas de las letras que marcaron la cultura popular argentina, y otras que fueron traducidas y cantadas por figuras nacionales e internacionales y que recorrieron el mundo. Ese mundo con el que soñaba Palito cuando era Ramón, un chico tucumano que trabajaba como lustrabotas, repartidor de una tintorería o canillita. “Yo sentí que de alguna manera iba prediciendo mi vida desde chico; yo vendía diarios, iba caminando de una colonia a la otra y para hacer más corto el camino cantaba. Me presentaba a mi mismo y decía “señoras y señores ¡ahora canta Ramón Ortega! Y me hacía la ovación ahuecando las manos. Cuando me pasó en el escenario, esas imágenes de mi infancia pasaban por mi mente porque eso yo ya lo soñaba, lo imaginaba, lo predecía”.
Palito Ortega - Un Muchacho Como Yo (En Vivo en el Luna Park) (Official Video)
“Cuando las melodías se van por la calle, como pasó con «Yo tengo fe» que hasta llegó a las canchas, ya no es más mía”, aseguró el cantante. Y no le faltó fe a Ortega, quien confió en sí mismo cuando todo parecía estar en contra: “En Tucumán -contó- yo ya soñaba y volaba todo el tiempo. Mis amigos se reían, pero no me importaba. Esto es algo personal y nada más, pero entiendo que tuvo mucho que ver que, primero, yo creí en mí, y después, esa seguridad que tenía en mí la fui transmitiendo de alguna manera, porque si yo mismo no creo en mí es muy difícil que lo crean los demás. Y esto pasa en todos los ordenes de la vida”.
¿Cómo va a ser el show?
Inevitablemente hay que hacer un repaso de toda la carrera. Hay gente que ha vivido la primera etapa, que estaba de moda una canción determinada, no sólo con los afectos, sino también por ejemplo cuando volvía Perón yo escribí “Yo tengo fe” y era como una esperanza volcada en las calles. Las canciones marcaron etapas no sólo en mi vida, sino en lo que iba sintiendo y en los acontecimientos que se iban manifestando por las calles. Era la gente la que ponía en evidencia lo que estaba pasando, como fue el caso de “Yo tengo fe”. Por diferentes razones, las canciones tienen un color, un ritmo, un tiempo y si uno está ahí más o menos atento las puede rescatar. Algo parecido pasó con “Sabor a nada” que salió de una situación que viví en Retiro donde ví que una pareja estaba discutiendo y ví que la chica de pronto con vergüenza se tapaba la cara y empezaba a lagrimear. Me acuerdo que bajé en Martínez, agarré un papel y la escribí. En un momento uno encuentra la historia, la registra, la siente y después es más fácil que surja la melodía. Hay diferentes formas de escribir pero a mí siempre algo me motivó para poder después darle forma de canción.
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La gira “Gracias” comenzó en diciembre de 2021 en el Luna Park.
Hay canciones que se transformaron en hitos de la canción popular y “La felicidad” es una de ellas...
Con esa canción cuando uno tiene la motivación a flor de piel, pasa un auto y un bocinazo de dio la nota, después hice la escala y cuando llegué a casa la escribí. Estaba con Antonio Carrizo, le cuento que tenía esa escala y le pregunté qué le parecía y me dijo “pibe, eso es un éxito”. La compañía para la que yo grababa en ese momento me habían pedido una canción para mandarla a Francia para Paul Anka y les llevé el demo y me dijeron “esto no es para Paul Anka, esto me lo grabás mañana”. A veces uno no se imagina dónde llegan las canciones. Después caminaba por Holanda, Alemania, y escuchaba “La felicidad”. Es increíble cómo esa melodía después se grabó en varios idiomas. De hecho había hecho una gira por Italia con Doménico Modugno y Adriano Celentano y el presentador me presentaba como el autor de La felicidad y yo no la cantaba.., Estuve con Mina y ella la cantaba, pero me pedía los derechos editoriales y la compañía ya tenía los derechos. Después la grabaron varios, pero Mina se quedó con las ganas. He tenido la suerte de poder estar con gente que después me sorprendía. Yo era ayudante de una orquesta y uno de ellos era fanático de Sinatra y decía que todos deberían escuchar a Sinatra hasta que le dije “te prometo que algún día te lo voy a presentar”. La carcajada fue enorme y finalmente lo traje a Sinatra. Yo sentí que de alguna manera iba prediciendo mi vida porque desde chico yo vendía diarios. Iba caminando de una colonia a la otra y para acortar camino cantaba y me presentaba y decía “señoras y señores ahora canta Ramón Ortega y me hacía la ovación. Cuando me pasó en el escenario, esas imágenes de mi infancia pasaban por mi mente porque eso yo ya lo soñaba, lo imaginaba, lo predecía.
¿Cuánto tiene que ver tu carrera con el mérito, la perseverancia, porque podrías haberte quedado en Tucumán?
En Tucumán yo ya soñaba y volaba todo el tiempo. Mis amigos se reían y yo cantaba y no me importaba. Esto es algo personal y nada más, pero entiendo que tuvo mucho que ver que primero yo creí en mí y después con esa seguridad que tenía en mí, la fui transmitiendo de alguna manera, porque si yo mismo no creo en mí es muy difícil que lo crean los demás. Y esto pasa en todos los ordenes de la vida. Primero uno tiene que estar convencido que estás haciendo algo que es lo justo, lo que te gusta, lo que te va a sacar adelante. Yo siempre tuve plena conciencia de mis limitaciones vocales, pero como soy un gran observador de la vida porque en definitiva es lo que ayuda a una persona que escribe, yo completaba esa situación dándole forma con la música. Todas las canciones que hice las tomé de la vida.
En Tucumán yo ya soñaba y mis amigos se reían, pero no me importaba. Primero yo creí en mí porque si no creo en mí es muy difícil que lo hagan los demás En Tucumán yo ya soñaba y mis amigos se reían, pero no me importaba. Primero yo creí en mí porque si no creo en mí es muy difícil que lo hagan los demás
¿Venís con orquesta e invitados?
Siempre hay, lo que pasa es que en Buenos Aires es más fácil porque están acá y en las giras se complica pero si se da es un gusto poder compartir y voy con orquesta y coros. No va a ver nada que no tenga que ver con mi vida, mis canciones, mis películas, mi historia. Creo que la gente va sabiendo que tengo una historia y es la que voy a mostrar en el escenario.
¿Cómo cambió tu público?
Creo que hay casos en lo que uno se ha incorporado a la historia del país. Quizás sale la conversación en una familia y los que te conocen son los abuelos o los padres y los hijos te ven por televisión. Cuando sos parte de la historia es más fácil porque fueron muchos años. La música es maravillosa porque no pedís permiso para entrar a la casa de la gente. Enciende una radio y ya estás ahí. Además después van identificando con algunas situaciones de su vida con algunas melodías que sonaban en momentos importantes. Y lo mismo pasa con el cine con actores y actrices que tienen una impronta muy fuerte. Yo soy del tiempo de los padres de muchos chicos que veo en los espectáculos. Uno marcó una época, un tiempo y lamentablemente a una época con muchas personas que se fueron yendo. Por ejemplo, no tener un Sandro, un (Leonardo) Favio, a Sergio Denis, Cacho Castaña. Gracias a Dios uno está todavía aquí y hay como una necesidad de revivir un tiempo y unos momentos importantes. Cuando tus melodías cuando se van por la calle como pasó con “Yo tengo fe” que llegó a las canchas, ya no es más mía.
¿Por qué decidiste despedirte? ¿Qué te produce esa decisión?
Creo que es importante sentir las ganas de estar en el escenario todavía y estar bien. Me parece que no se puede esperar el momento en que uno está agotado. Es bueno estar en la plenitud de todo y gracias a Dios conservo mi voz, aunque mi voz fue lo de menos en mi carrera, sino que lo importante fue haber podido escribir mis canciones. Yo me daba cuenta que muchos colegas estaban dependiendo de que llegue un éxito en italiano, español o francés para hacer sus versiones, pero yo nunca dependí de eso. Cuando no había un éxito internacional era difícil y eso nunca me pasó. Tal vez por eso después pude hacer gira por Italia pero haciendo canciones mías. Así conocí gente que admiraba mucho, como Domenico Modugno, con quien íbamos a comer todas las noches, y yo no lo podía creer. Yo era chico y trabajaba en una tintorería y llevaba los pedidos cantando “Volare” y pensaba “y ahora lo tengo enfrente a este hombre”. el me había tomado mucho cariño además.
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“Cuando tus canciones se van por la calle como pasó con «Yo tengo fe» que llegó a las canchas, ya no es más mía”, dijo Ortega.
¿Qué recuerdo destacás de Rosario a lo largo de tu carrera?
Rosario tiene la particularidad y no me olvido nunca, que una vez se hizo un programa en lo que en ese momento era TeleOnce que se llamaba “La cantina de la Guardia Nueva” que después fue “El Club del Clan”, donde estábamos Violeta Rivas, Lalo Fransen, Raúl Lavié y yo como debutante porque había grabado mi primer disco y me contratan de Rosario. La compañía me dice “pero vos tenés que hacer el programa y después te vas”. Entonces les dije a los empresarios que me contrataron y me esperaron en la puerta del canal en un auto y te puedo asegurar que nunca volé tanto en un auto y a tanta velocidad para llegar a tiempo para hacer el primer show que iba a hacer fuera de Buenos Aires como Palito Ortega. Además, me quedó muy grabado porque antes que yo, en ese club de Rosario, terminaba de cantar Luisito Aguilé, a quien yo admiraba, pero llegué cuando él ya se había ido. Pero lo que más me acuerdo es que llegué muerto de miedo porque no te puedo decir a la velocidad que habíamos viajado para llegar a tiempo (risas).