Una treintena de activistas de Greenpeace, incluido el capitán del Rainbow Warrior, fueron detenidos ayer en el puerto holandés de Rotterdam cuando intentaban impedir a un buque cisterna ruso entregar petróleo extraído en el Artico.
Una treintena de activistas de Greenpeace, incluido el capitán del Rainbow Warrior, fueron detenidos ayer en el puerto holandés de Rotterdam cuando intentaban impedir a un buque cisterna ruso entregar petróleo extraído en el Artico.
"El capitán ha sido detenido y el barco está siendo trasladado a otro lugar", indicó a la AFP Roland Eckers, un portavoz de la policía holandesa. El petrolero, que transporta la primera carga de petróleo offshore del Artico, logró finalmente amarrar sin problemas, añadió.
El capitán es el único a bordo del Rainbow Warrior que quedó detenido.
Los otros activistas habían saltado una valla para impedir el paso al buque y otros se encontraban a bordo de pequeños barcos, posicionados entre el muelle y el buque Mijail Ulianov para impedirle amarrar, según la misma fuente. "Varios activistas han sido detenidos, unos 30", dijo. Pero luego fueron liberados.
Entre los ambientalistas que fueron detenidos por unas horas estaban tres argentinos: Fabiana Bellina (40 años, escaladora), Waldemar Wichmann (capitán del Esperanza) e Ignacio María Soaje (tripulante).
El activista Willem Wiskerke tuiteó desde el Rainbow Warrior que la policía había detenido brevemente a la tripulación en el comedor del barco.
Greenpeace protesta con esta acción contra la explotación de hidrocarburos en el Artico, zona de ecosistemas frágiles. Sus activistas desplegaron una banderola "No al petróleo del Artico" en el casco del petrolero. En total, unos 80 activistas participación en la operación.
El capitán del Rainbow Warrior es Peter Wilcox, uno de los 30 activistas de Greenpeace detenidos por las autoridades rusas en septiembre cuando llevaban a cabo una acción contra una plataforma petrolera del grupo ruso Gazprom.
El Mijail Ulianov transportaba una carga procedente de la plataforma ártica Prirazlomnaya, contra la que estaba dirigida la acción de Greenpeace de septiembre.
Esta carga ha sido comprada por el grupo francés Total, al que Greenpeace acusa de hipocresía, dado que su presidente, Christophe de Margerie, aseguró en 2012 que no explotaría la región debido a su fragilidad.
El Rainbow Warrior salió el lunes para enfrentarse al buque cisterna, pero el carguero ruso desactivó su equipo de localización por satélite (GPS).
Tras las acciones del año pasado en el Artico, en las que los activistas intentaron subirse a la plataforma en dos ocasiones, las autoridades rusas tomaron el barco Arctic Sunrise con bandera holandesa de Greenpeace y detuvieron a 30 activistas y periodistas a bordo.
Greenpeace asegura que la plataforma de Gazprom supone un riesgo de catástrofe medioambiental que puede ocurrir en cualquier momento y arruinar el medio ambiente del mar de Barents, en el que se encuentra el yacimiento.
Los 26 activistas extranjeros y cuatro rusos estuvieron encarcelados hasta que Moscú anunció su amnistía, después de casi tres meses.
La tripulación, entre quienes estaban los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, permaneció varias semanas detenida en prisiones locales, antes de ser trasladados a San Petersburgo y liberados bajo fianza. Inicialmente acusados de piratería, fueron imputados con cargos menos graves de vandalismo.
El Tribunal Internacional del Derecho del Mar ordenó a Rusia en noviembre liberar a los activistas y al barco, en respuesta a una demanda formal presentada por Holanda.
Rusia boicoteó las audiencias del tribunal, con sede en Hamburgo (Alemania), e ignoró su sentencia. Si bien los activistas han sido liberados, Rusia mantiene embargado el "Arctic Sunrise".
Greenpeace ha demandado a Rusia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por detención ilegal de sus activistas, al considerarlo una violación del derecho a la libertad de expresión.
Por Matías Petisce
Por Claudio Berón