Montevideo.— José Mujica recibió ayer la presidencia del Uruguay de manos de
su predecesor y compañero de coalición, Tabaré Vázquez, en medio de una fiesta multitudinaria en
las calles de Montevideo. El veterano ex guerrillero tupamaro hizo un fuerte llamado a dejar atrás
los conflictos políticos: “Sería contra natura que nos dedicáramos a confrontar y no a
concertar. Las batallas por el todo o nada son el mejor camino para que nada cambie y todo se
estanque”, afirmó, en una apelación que fue escuchada con particular atención desde la otra
orilla del Río de la Plata. Destacó asimismo que mantendrá la promesa de una macroeconomía
“ortodoxa y prolija”, pero que esto sólo tendrá sentido si se multiplican las
oportunidades y se masifican la cultura y el conocimiento. Hay que “barrer la indigencia,
disminuir la pobreza y masificar el conocimiento y la cultura”, remarcó Mujica.
Luego de ser investido en el cargo durante un acto protocolar tradicional en el
Congreso, presidido por su esposa, la senadora más antigua de la Cámara, Lucía Topolansky, Mujica
se trasladó con su vice, Danilo Astori, en un pequeño auto eléctrico abierto, con el que recorrió
los dos km que separan el Palacio Legislativo de la Plaza Independencia. Allí ante una multitud y
frente al monumento a Artigas, Tabaré le entregó la banda presidencial y Mujica dio su segundo
discurso del día. La jornada estuvo marcada por las señas de la diversidad de Mujica respecto a los
políticos tradicionales. Por ejemplo, estuvo siempre sin corbata, aunque lució un nuevo traje azul
oscuro.
Mujica convocó acolaborar “a todos los sectores que forman nuestra
sociedad, los ricos, los pobres y los del medio. Habrá que multiplicar mucho la riqueza, el
conocimiento y la cultura, porque es inútil querer nivelar hacia abajo: la gente clama por lo
contrario”, remarcó. Tanto en la plaza como antes en el Congreso, lo escuchaba una platea
calificada, formada por presidentes de toda la región, desde Cristina Kirchner y el venezolano Hugo
Chávez al colombiano Alvaro Uribe.
En el Congreso, y mientras decenas de miles de personas se concentraban en las
calles enarbolando banderas uruguayas y del Frente Amplio, Mujica hizo un llamado a un diálogo
amplio entre partidos para establecer políticas de Estado y facilitar la gobernabilidad, dejando de
lado los conflictos. “Sería contra natura que nos dedicáramos a confrontar y no a concertar.
Las batallas por el todo o nada son el mejor camino para que nada cambie y todo se estanque”,
dijo Mujica, en un discurso largamente aplaudido por políticos de todas las fuerzas uruguayas y los
dignatarios extranjeros.
Ya en la plaza, Mujica recitó un poema, pero luego cedió la palabra a su vice,
Astori, advirtiendo que a sus 75 años era prudente “desconfiar de la biología”. Sobre
su conocido pragmatismo apuntó: “La forma en que lo hagamos es negociable, no es negociable
el rumbo y si por eso nos toca pasárnosla amarga, la pasaremos”.
El veterano líder izquierdista prometió un estricto manejo de la economía y un
férreo control del sistema bancario, vital para Uruguay, cuya economía se basa en la agricultura,
la ganadería, el turismo y la inversión de no residentes. “Una macroeconomía prolija es un
prerrequisito para todo lo demás. Vamos a ser ortodoxos en la macroeconomía y lo vamos a compensar
siendo innovadores y atrevidos en otros aspectos”, esbozó Mujica. Astori estará al frente del
equipo económico de Mujica, lo que garantiza a los mercados una continuidad con la gestión de
Vázquez. En alusión a los retos que deberá enfrentar como presidente, señaló que “hoy son
todas mieles. Hoy es el cielo, mañana empieza el purgatorio”. Desde hoy, efectivamente,
comenzará para Mujica la dura prueba de gobernar su país, examen al que ha llegado a los 75 años,
luego de una vida signada por su experiencia en la izquierda armada en los años 60 y 70 y los
largos años de prisión que debió purgar por ese motivo.
Los Olimareños
Junto al dúo folklórico más popular de Uruguay Mujica
entonó una canción sobre el héroe de la independencia, José Artigas. El dúo “Los
Olimareños”, un símbolo de la oposición a la dictadura que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985,
invitó a cantar “A Don José” a Mujica, su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y al
vice Danilo Astori.