Sinceramente, lamento la situación por la que pasan nuestros hermanos venezolanos, gobernados por un mesiánico que no entiende nada de democracia, haciendo sólo alarde de su intolerancia a la misma. Lamentablemente, nosotros tenemos un espejo aquí en nuestro país, los caracteriza la misma paranoia, inventando enemigos, temiendo por su propia sombra, mentes enfermas de poder. Lamentablemente, sobran pruebas en el mundo del odio que fomentan y siembran estos tristes personeros del terror, retroalimentándose de los vestigios que quedaron de sistemas ya perimidos. No entienden que la libertad por sí misma nace con el ser humano y muere con él, bien preciado que tenemos los mortales que creemos en la finitud de la vida, por ende en Dios. Y nos llevan hasta el mismo abismo, enfrentándonos a todos contra todos. El triángulo del mal (Venezuela, Cuba y Argentina) es una alineación no deseada por la mayoría de los que aún pensamos.