En el sur de Salta, donde se suicidaron ocho chicas adolescentes por el juego
del shocking game, el cuartel de los Bomberos Voluntarios Ciudad Termal Rosario de la Frontera
parece poseído. Pero literalmente. Como cuenta el comandante Ezequiel Alvarez, quien el jueves de
la semana pasada encontró a las 6.30 a sus 45 bomberos en la puerta del cuartel, después de pasar
la noche en vela por los ruidos extraños aparentemente sin causa.
"Los bomberos están estresados, angustiados y tensionados al ver que en el
cuartel se originan ruidos extraños en la noche. No los dejan dormir. Se oyen gritos. Se golpean
las puertas de los baños y de las piezas, así como los platos y las ollas. Cuando están durmiendo
les tiran de los pies y sienten que les respiran cerca. Las persianas de las autobombas, donde
guardamos las herramientas, se suben y se bajan solas y hacen un ruido tremendo en el silencio de
la noche, y cuando salimos a ver qué pasa no hay nadie", confió anoche en diálogo telefónico con La
Capital el comandante Alvarez, un tucumano de 56 años que vive en Rosario de la Frontera desde los
diez y que tiene 36 años de bombero.
—¿Alguna vez había visto algo semejante?
—¿Cuándo pasó esto?
—El jueves y el viernes de la semana pasada. Cuando llegué el jueves al
cuartel, a las 6.30, estaban todos los bomberos en la puerta.
—¿Los ruidos aparecieron en algún otro momento?
—No. Fueron esos dos días en forma intensa.
—¿Qué edad tiene la mayoría de sus hombres?
—Ahora estamos en un período de transición, en el que muchos se van porque
consiguen un trabajo afuera, pero la mayoría tiene entre 18 y 25 años.
—¿Cómo es la vida de un bombero en Rosario de la Frontera?
—Los preparamos en el manejo de motosierras, amoladoras angulares,
comunicaciones, extinción de incendios y conducción de vehículos pesados. La mayoría está aquí
entre tres y cinco años, al cabo de los cuales salen con una preparación y una disciplina militar y
se van a trabajar a una estancia, por ejemplo. La intendenta me acaba de hacer un favorcito: se
llevó a mis mejores diez hombres a trabajar en Defensa Civil y como agentes de tránsito.
—¿Tienen apoyo psicológico?
—Sí, va a venir un equipo de tres psicólogos para trabajar sobre el estrés
postraumático, enviado por el Consejo Nacional de la Federación de Bomberos Voluntarios, junto a
tres bomberos de Tucumán, una bombera de Santa Fe y otra de Buenos Aires. Y recién llegaron el
comandante y el segundo jefe de los bomberos de Orán a brindarnos su apoyo.
—¿Qué hay detrás de los suicidios de los adolescentes?
—No puedo hablar de la causa porque está bajo secreto sumarial. Lo
llamativo es que los chicos mueren arrodillados, colgados de un picaporte, una cucheta o una rama.
No esperan la muerte de rodillas. ¿Por qué mueren arrodillados los chicos?
—¿Sus bomberos están así porque la mayoría tiene la misma edad que los adolescentes
que se suicidaron y que los que se salvaron?
—Están angustiados y estresados. Todos estamos espantados porque un hijo
se va al baño o a la pieza y a lo mejor no vuelve.
—La directora de la escuela de Comercio Nº 5009, María Luis León, nos dijo que cree
que hay un manipulador detrás de los suicidios adolescentes.
—Comparto totalmente.