La hepatitis C es una enfermedad silenciosa, no da síntomas y cuando da señales avisa que la afección ha avanzado. Por esta razón se cree que hay muchas personas que tienen el virus y no lo saben. La buena noticia es que se sigue avanzando en elevar la tasa de curación de la hepatitis C mediante drogas cada vez más efectivas. Este fue uno de los temas centrales de la reciente 65ª Reunión Anual de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas que se desarrolló en Boston. El médico local Hugo Tanno —al igual que otros especialistas del país— participó de dicha reunión y si bien valora los avances terapéuticos ocurridos a nivel mundial, le preocupa que haya demoras o trabas para el ingreso de nuevos medicamentos a la Argentina.
“Los costos de nuevos medicamentos están altos. Creo que el Estado debería tomar participación activa en el costo de los fármacos y buscar la forma de conseguirlos”, opina Tanno, quien es gastroenterólogo y hepatólogo, y es el director de posgrado en Gastroenterología en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR.
En el marco de la reunión se presentaron nuevos tratamientos que logran mayor respuesta viral en el tratamiento de la hepatitis C, elevando la tasa de curación en valores cercanos al 100 por ciento. A su vez reducen el número y la severidad de los efectos adversos y acortan los tiempos de duración, lo que permite una mayor adherencia.
“En estos últimos años hemos vivido un cambio fundamental en el paradigma del tratamiento de la hepatitis C, hemos empezado hace algunos años con tratamientos con peginterferón y ribavirina, que han obtenido unas tasas promedio de respuesta viral de un 50 por ciento. Recientemente se aprobaron en la Argentina tratamientos con inhibidores de proteasas que aumentaron la tasa de respuesta viral a un 70 por ciento. Ahora con la aparición en este último año y medio de nuevas moléculas, que se espera lleguen próximamente al país, las tasas de respuesta viral sostenidas globales están rondando entre el 90 por ciento y el 95 por ciento”, manifiesta el doctor Ezequiel Ridruejo, del staff de la sección Hepatología del departamento de medicina del Cemic (Buenos Aires).
Al respecto, Tanno, dice que la posibilidad de usar estas moléculas que no tienen efectos colaterales y tienen mayor potencia es un ideal. “Lo importante es que los tratamientos se vienen acortando en el tiempo. La mayor parte de los pacientes pueden ser tratados en 3 meses y antes la duración era de un año”.
En Estados Unidos ya hay drogas (simeprevir y sofosbuvir) que otorgan buenos resultados y están disponibles. Mientras que en Brasil está aprobado el sofosbuvir, en Argentina se espera su aprobación (ya fue presentado en la Anmat). “Y hay posibilidades de que se disponga de otra droga, la daclastavir”, agrega el especialista.
Lo cierto que este virus no es tan fácil de controlar y se puede multiplicar rápidamente. Por esa razón es que se van desarrollando nuevas opciones que buscan evitar su multiplicación.
Hoy por hoy con los tratamientos disponibles en Argentina (telaprevir y boceprevir, que se dan asociadas al peginterferón y la ribavirina) se logra un 70 por ciento aproximado en la tasa de curación.
La Argentina cuenta con el Programa Nacional de Control de las Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación para el correcto abordaje de estas enfermedades, que trabaja en conjunto con la sociedad científica de hepatología, infectología y de trasplantes. El programa cuenta con todas las drogas aprobadas en el país para el tratamiento de la hepatitis C y B.
“Hace un año la nación se está ocupando de la cobertura del tratamiento. Quienes no tienen obra social cuentan con el tratamiento. Las obras sociales por ley tienen que entregarle el tratamiento a los pacientes. Lo que hoy día se ignora es el precio de estos nuevos medicamentos en Argentina, ya que en EEUU su costo es muy elevado”, dice.
Enfermedad silenciosa. Sucede que una minoría de pacientes infectados no sabe que lo está. La enfermedad da síntomas cuando está avanzada. Para llegar temprano al diagnóstico el médico rosarino sugiere hacer un screening de sangre a los pacientes que recibieron transfusiones antes del año 93; en quienes han consumido drogas; y en todo paciente que tenga alguna alteración en las pruebas de laboratorio hepático; además de en quienes han recibido plasma o derivados.
Este virus es muy poco contagioso por vía sexual, siendo la sangre su vehículo de contagio. De los infectados con el virus C sólo el 20 por ciento desarrolla una cirrosis. El que desarrolla cirrosis está más expuesto al cáncer.
Otras patologías de hígado son la hepatitis B (hay una droga que frena la replicación del virus), las relacionadas con el alcohol cuyo riesgo es desarrollar una cirrosis, hígado graso y ciertas enfermedades inmunológicas. El hígado graso está asociado a la obesidad, el sedentarismo y al síndrome metabólico (aumento de colesterol, aumento de azúcar en sangre, hipertensión arterial).