A través de esta sección, he criticado a veces determinada gestión (por acción u omisión) del gobierno municipal de Rosario. Pero hoy quiero destacar la reciente inauguración del Refugio municipal, lugar que da cabida en las gélidas noches de invierno, a esas personas a las que el destino les dio por hogar la impiadosa calle. El albergue está ubicado en Grandoli 3450 y es atendido por integrantes de los Ex Combatientes de Malvinas y otros voluntarios. Debo confesar que físicamente creí que se trataba de un viejo galpón con algunos colchones en el suelo, lo que no estaría mal para acoger a indigentes de las calles. Pero se trata, según se pudo apreciar por televisión, de un hermoso espacio cálidamente acondicionado, donde además se ofrece entre las 18 y las 8, ducha caliente, cena y desayuno. Coordinado por la Secretaría de Promoción Social, está prevista la habilitación en el futuro de dos secciones más: una para mujeres y otra para madres con niños. Por razones geográficas, este sitio no tiene la romántica significación de aquellos refugios de montaña (algunos de piedra), que protegen del frío, la lluvia y la nieve en desolados paisajes cordilleranos, pero cumple en la ciudad, gracias a quienes están a cargo, una labor solidaria conmovedora, digna del mejor elogio y que no debe caer en la indiferencia.
