Luis Cuevas tenía 14 años. Lo encontraron muerto y con marcas de un ensañamiento indecible el domingo 1º de septiembre. Estaba en calle Estudiante Aguilar y las vías del ferrocarril Mitre, en un descampado bordeado por casillas precarias, a unos 50 metros al oeste de la avenida de Circunvalación. La investigación del crimen permitió saber que el chico era soldadito de un grupo narco y que su muerte estaría ligada a la destrucción de un búnker, el mismo en el que trabajaba María Soledad Nievas y que fue destruido por los vecinos en 27 de Febrero al 7600. Luis vivía con su padrastro a sólo cien metros de ese lugar, en un pasillo de Estados Unidos 2770. En su casa de bloques pintados a la cal, no hay gas ni cloacas. Al pibe lo quemaron desde las piernas, igual que a Soledad, le cortaron el pene y una falange. Dos hechos similares ligados por un trabajo en el que el rédito es la muerte segura. .