Austria y Alemania abrieron sus fronteras a miles de inmigrantes exhaustos, repelidos de Hungría por un gobierno hostil que intentó detenerlos pero que se vio superado por la enorme cantidad de personas decididas a llegar a Europa occidental. A la hostil actitud de Hungría con los migrantes llegados de Medio Oriente, ayer se opuso la otra cara de Europa: al arribar los contigentes de migrantes exhaustos a Munich se encontraron con alimentos, tratamiento médico y, sobre todo, una cálida recepción.
Hubo grupos de ciudadanos alemanes, encabezados por las autoridades civiles y religiosas de Munich, que esperaron la llegada de los primeros trenes para aplaudir a los recién llegados y saludarlos personalmente. Alemania y Austria, junto a Francia, han sentado posición ante la crisis: se debe acoger a los refugiados que huyen de la guerra, principalmente desde Siria. Al menos 370.000 refugiados han ingresado en la UE en lo que va del año, y sólo Alemania espera recibir en todo 2015 unos 800.000 migrantes.
Hungría, como Grecia, esperan ser sólo países de paso, pero deberán aceptar sus "cuotas" de inmigrantes, han dicho las otras naciones integrantes de la UE, que son en total 28. "Se ha acabado el tiempo del juego de las culpas, es el momento de tomar decisiones y transformar las decisiones en acciones y hacerlo de manera unida, como europeos», ha arengado ayer en Luxemburgo la representante de la UE para las relaciones exteriores, la italiana Federica Mogherini, quien reconoció que "ha llevado desafortunadamente algunos meses" a los 28 Estados miembros darse cuenta de que se trata de un problema europeo y no de un país en concreto. Los migrantes huyen de Medio Oriente y también de Africa. Llegan a Europa por dos rutas: la de los Balcanes-Hungría o Grecia, es usada principalmente por los sirios, que previamente han debido pasar por Turquía; la del Mediterráneo, donde se han ahogado miles, cruza desde Libia hacia Italia.
En Munich los primeros en recibir con vítores y aplausos a los refugiados han sido ciudadanos alemanes. Las autoridades de la ciudad de Munich —la rica capital del estado de Baviera— el cardenal católico Reinhard Marx y el líder de la iglesia protestante Heinrich Bedford-Strohm han dado la bienvenida a los recién llegados en la estación de trenes, la vanguardia de un grupo mucho más numeroso que ayer terminó superando las 5.000 personas. Marx y Bedford saludaron personalmente y cambiaron algunas palabras con los recién llegados, que fueron aplaudidos por muchos muniqueses. En Munich la sociedad ha reaccionado con una oleada de donaciones de ropa, artículos de higiene y comida, y muchos se han dado cita en la estación con letreros de bienvenida. Ayer los voluntarios de las diversas ONG trabajaron a destajo, distribuyendo ayuda y comida entre los recién llegados, que vienen de una odisea agotadora. Han pasado semanas durmiendo en estaciones o en la calle. La proporción de niños es muy alta, lo que agrava aún más la situación. "Podemos enfrentar este reto", ha dicho el alcalde de Munich, Dieter Reiter, quien también se acercó a la estación de trenes, al igual que la ministra de Integración de Baviera, Emilia Müller.
"Teníamos que hacer frente a una situación de emergencia", dijo un portavoz del gobierno alemán, justificando la decisión de Viena y Berlín de autorizar expresamente que los refugiados entraran a sus países aún cuando así se saltearan la normativa de la UE que exige que sea el primer país de ingreso al bloque el que haga el trámite de registro de datos y recepción del pedido de asilo. Hungría, como los países no comunitarios Serbia y Macedonia, han dado paso o han bloqueado a los inmigrantes, según el momento. Hungría, gobernada por un líder de derecha nacionalista, mostró una actitud hostil a los migrantes, pese a que estos no tienen intención alguna de pedir asilo en este país: su objetivo declarado es Alemania.
En total, la policía federal calculó que ayer llegaron a Alemania entre 5.000 y 7.000 refugiados procedentes de Hungría, lo que triplicó el flujo respecto de días anteriores. El número final podría llegar a 10.000. "Es tres veces más que en los otros días. Poco a poco llegamos a los límites de nuestra capacidad", advirtió la policía federal.
Austria.PUNCTUATION_SPACEEn la vecina Austria, la policía austríaca cifró en unos 10.000 los refugiados que esperaba en las próximas horas procedentes de Hungría. Fue la estimación de Hans Peter Doskozil, jefe de policía del estado federado de Burgenland, fronterizo con Hungría, donde desde primera hora de la madrugada ya habían llegado unas 6.500 personas a bordo de autobuses enviados por el gobierno húngaro. "Prácticamente todos quieren continuar el viaje a Alemania. Este viaje ulterior se les permite", dijo en un comunicado el Ministerio del Interior austríaco. Durante la semana, las autoridades húngaras habían bloqueado la salida de trenes hacia sus vecinos. Entonces los migrantes salieron en masa a las rutas, en dirección a Austria. Finalmente, ayer consiguieron que les dieran autobuses.