Diez de las al menos 59 personas asesinadas en los primeros tres meses del año en el departamento Rosario no habían llegado a cumplir 18 años. La cifra llama mucho la atención porque supera ampliamente los conteos similares de años anteriores: tres de 43 crímenes en 2019, tres de 64 homicidios en 2020 y cuatro de 56 hechos el año pasado. Otro dato llamativo en el mismo sentido, si bien en estos temas no se puede hablar de tendencias en períodos tan cortos, es que de los homicidios registrados en el Gran Rosario durante el primer trimestre trece de las víctimas tenía entre 15 y 19 años.
Otra cifra que también llama la atención de los 59 crímenes registrados hasta el 31 de marzo de este año según los conteos que realiza este diario —hay muertes violentas en ese lapso aún no confirmadas como homicidios— es la de once víctimas mujeres, en su mayoría asesinadas en un contexto narcocriminal. Al respecto cabe remarcar que este marco lindante con el crimen organizado determina largamente más de la mitad de los asesinatos, tal como lo reflejan las actualizaciones del Observatorio de Seguridad Pública (OSP) del Ministerio de Seguridad de la provincia.
Más chicos
La cuestión de la edad de las víctimas de crímenes en Rosario y sus poblaciones aledañas en lo que va de 2022 se puso de manifiesto en enero, cuando se registraron seis muertes de niños, niñas y adolescentes de hasta 17 años. Si bien los casos ocurrieron en distintas circunstancias, eso muestra cómo los habitantes de esta región están cada vez más expuestos a las muertes violentas prácticamente desde que nacen.
De hecho, entre las víctimas hay un bebé recién nacido que fue hallado abandonado el 26 de febrero en Cisneros y las vías del ferrocarril. Más allá de ese caso, el resto destaca la creciente violencia que se viene adueñando de las calles sin mirar a quien y según la pauta impuesta por la criminalidad organizada en torno al narcomenudeo cuyas utilidades permite financiar las acciones de sicarios y tiratiros.
De las otras víctimas menores de 18 años, tres murieron en balaceras contra viviendas o grupos de personas, dos fueron raptados y antes de aparecer asesinados en descampados y uno fue emboscado cerca de un boliche al que había asistido. También se recuerda el crimen de la bebita de 1 año asesinada junto con sus padres, ambos investigados como distribuidores de droga, a la salida de un casamiento en Ybarlucea. Queda por ahora fuera de la cuenta el caso de un adolescente de 15 años que murió producto de un balazo que aún se investigado si fue disparado por él mismo.
La cifra podría ser más preocupante aún si se tiene en cuenta que la mayoría de estos menores de edad asesinados eran adolescentes. Y si se realiza el conteo con víctimas que tenían entre 15 y 19 años la cifra llega a trece, es decir más del triple de lo ocurrido en los primeros trimestres de los últimos cuatro años. En este caso también el número podría crecer si se confirman como homicidios dos hechos que hasta ayer permanecían dudosos.
Vulnerables
Como publicara este diario semanas atrás, otro fenómeno que parece ir en alza son los asesinatos de mujeres en contexto narco. Estas motivaciones se rastrearon en al menos ocho de los once casos —una altísima proporción— registrados en el primer trimestre del año cuyas víctimas fueron mujeres.
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El móvil no siempre indica que la persona asesinada tuviera que ver con esa actividad, ya que en uno de los hechos los investigadores presumen que los homicidas querían atacar un búnker de drogas pero se equivocaron de casa y en el otro hecho se trata de la beba asesinada junto con sus padres.
Pero en los otros seis las pesquisas contemplan que las víctimas vendían drogas, en general en sus casas o también en un búnker, como pasó el 23 de marzo en barrio Ludueña.
Si bien puede ser prematuro trazar perfiles o leer patrones es probable que muchas de estas víctimas, algunas incluso asesinadas delante de sus hijos —no faltaron casos que incluyeran menores heridos—, atravesaban situaciones de indefensión y vulnerabilidad que las conminaron a vender drogas.
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Los otros tres casos de mujeres asesinadas en los primeros tres meses del año no aparecen en principio determinados por una trama criminal previa: uno de los hechos se investiga como un femicidio y los otros dos ocurrieron en el marco de balaceras que no las habrían tenido como destinatarias, aunque sus móviles no fueron establecidos hasta el momento.
Lugares ásperos
En cuanto a las zonas con más crímenes, en los primeros tres meses del año se registraron 50 homicidios en la ciudad de Rosario. De ellos seis se perpetraron en barrio Ludueña y otro en Empalme Graneros, zonas donde las balaceras motivadas por disputas narcocriminales están a la orden del día. Lo mismo que en el extremo sudoeste donde confluyen barrio Godoy con otros aledaños, que también sumaron siete casos hasta fin de marzo.
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Facundo Aguirre, asesinado en febrero en Las Flores, intentó guarecerse de las balas detrás de un árbol
Del otro lado de la ciudad también llaman la atención los cinco homicidios registrados en Las Flores y los cuatro de Tablada, que si bien se consideran zonas violentas en los últimos tiempos se contaban esas cifras en todo un año.
Fuera de la ciudad hubo nueve homicidios. En Villa Gobernador Gálvez fueron tres y además se presume que fue secuestrada la víctima de otro cuyo cuerpo apareció sin vida en Alvear.
Otro crimen ocurrió en Arroyo Seco, donde un hombre murió en el incendio intencional de su casa al parecer iniciado por un hombre con el que tenía problemas. Y los cuatro restantes fueron en Ybarlucea, donde además de la familia asesinada en el triple crimen del casamiento una semana después fue ultimado un joven con dos tiros en el pecho.
Más lecturas
Otras lecturas que ofrecen los primeros tres meses del año en cuanto a los homicidios registrados en Rosario y sus poblaciones aledañas se desprenden del análisis del OSP. Según el último informe conocido —se actualiza semanalmente— que incluyó datos hasta el 3 de abril, el 77% de los homicidios en esta zona fue planificado y el 94% tuvo como víctima al destinatario principal del ataque.
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Además un 47% fue producto de un mandato o pacto previo y un 32% fue iniciativa de sus ejecutores. Todavía resta saber al respecto qué pasó con el 21% de los casos.
En ese sentido, otra cifra que se viene consolidando es la referida a la relación entre los crímenes y las economías delictivas. En lo que va de este año casi un 60% de los crímenes tuvo que ver con negocios en general gerenciados desde las cárceles.
El informe también destaca que casi el 80% de los crímenes en el departamento Rosario ocurrió en la vía pública, aunque cabe remarcar que en muchos casos las víctimas estaban en la vereda de sus casas o a lo sumo en la esquina.
En ese sentido, de los 59 homicidios confirmados hasta ahora se puede asegurar que tres de las víctimas fueron baleadas cuando fueron a atender la puerta de sus domicilios. Otras cinco fueron sorprendidas adentro de sus viviendas y al menos nueve fueron blanco de ataques callejeros que aún no se sabe si los tenían como destinatarios.
Muertes violentas bajo investigación
Los informes y análisis sobre homicidios suelen realizarse con cifras preliminares ya que el conteo no siempre ofrece datos consolidados. En los primeros tres meses de 2022 este diario pudo confirmar 59 hechos —sumando los de abril, al cierre de esta edición eran 66 en total— mientras que hay algunos que, si bien figuran entre las investigaciones de la Fiscalía, no se confirmó que se trate de asesinatos; en general porque no se establecieron las causas de los decesos y se esperan exámenes forenses en tal sentido.
Uno de los hechos que se investigan como posible homicidio es el de Matías Senn, que falleció en febrero tras haber sido golpeado por dos policías con quienes habría compartido una cena previa. Sin embargo, según concluyeron las primeras pericias, los golpes que recibió no le habrían causado la muerte; de hecho sus agresores fueron imputados de lesiones leves. Para esclarecer lo ocurrido falta un informe de autopsia que confirme o no si la muerte tuvo que ver con la ingesta de drogas.
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Otra muerte violenta cuya causa no se estableció es la de Diego José Gamboa, de 19 años y hallado a fines de marzo en una zanja de la ruta A-012 cerca de Zavalla. El preinforme de autopsia indicó un posible traumatismo de cráneo pero no determinó la causa. En el lugar no se hallaron rastros de que el joven fuera embestido por un vehículo. Por ahora, indicaron fuentes judiciales, es investigado por las fiscalías de Homicidios Dolosos y Culposos.
Por otra parte, una de las víctimas de homicidio que no se habían identificado hasta el momento resultó ser Sergio Omar Villanueva, un hombre que apareció asesinado a golpes en la plaza Buratovich de Echesortu. Según los voceros consultados, hasta el momento no se ubicó a familiares de la víctima aunque el fiscal Ademar Bianchini cuenta con una línea de investigación, por el momento en reserva, que tendría un sospechoso en la mira.