La devaluación del día después de las Paso catapultó los precios a un nuevo nivel y atizó la puja distributiva. El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció días después una batería de medidas destinadas a compensar el efecto del movimiento cambiario y controlar su onda expansiva. Distintos consultores analizan sus probabilidades de éxito.
“En un escenario con alta inercia inflacionaria, el paso a precios de la devaluación resulta muy elevado y la ganancia de competitividad parece esfumarse en semanas”, señaló el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) en su último informe de coyuntura. El pasaje de una inflación de dos a tres dígitos anuales, advierte ese think tank, extendió la indexación de los contratos y agudizó una dinámica difícil de controlar. Así, “aumentan las presiones sobre el dólar paralelo, que se transforma en referencia del oficial y los precios”, avivando el riesgo de hiperinflación.
Para LP Consulting, la consultora que dirige Leonardo Piazza, la devaluación fue “un remedio doloroso sin garantía de éxito” que, acompañada “con medidas improvisadas y oportunistas”, impulsó un salto en la inflación y “la pérdida de autoridad del gobierno”. En consecuencia, “no se logró el objetivo de mejorar el tipo de cambio y aumentaron los riesgos de mayor aceleración inflacionaria”.
El último reporte del Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía (Mate) remarcó que la devaluación rompió la dinámica de variación de precios, que se ubicaba en torno al 6% de los últimos meses. La consecuencia fue profundizar la caída del salario real, que “sigue por debajo del nivel que tenía durante el final del gobierno de Macri, y del último año del mandato de Menem, y del salario de 2007, cuando Néstor Kirchner dejó la presidencia”.
No está claro el efecto de esta movida en la competitividad cambiaria. LP Consulting, en base a datos del Ministerio de Economía observa que el tipo de cambio oficial a $ 350 está por debajo del promedio entre los años 2002 y 2022: $ 485 a valores actuales. “Estos datos muestran que sigue estando barato en la comparación histórica”. De hecho, considera que “a este ritmo de inflación” en pocas semanas más tendrá un nivel inferior al que tenía antes del salto devaluatorio.
Tampoco sirvió, apunta, para acortar la brecha con el dólar paralelo, precio que si bien se tranquilizó en los últimos días, describe una situación que “se parece más la calma antes de otra tempestad que la normalización cambiaria”.
Mate estima que “cuando el Indec anuncie los índices inflacionarios de agosto y septiembre, el nuevo valor del dólar se ubicará en el mismo nivel real que tenía cuando se firmó el acuerdo con el FMI”.
Como lo hace periódicamente, el centro de estudios que conduce Sergio Arelovich repasa el dramático cuadro del sector externo.”Desde enero hasta la devaluación que destrabó el envío de fondos del FMI, el BCRA había perdido u$s 21.200 millones de reservas, cuyo valor había alcanzado el mínimo en años, comparable al nivel de 2015, cuando CFK dejó la presidencia”, indicó. Y describió que en es ese mismo período, los ingresos “genuinos” de dólares “son insignificantes” y las soluciones transitorias, principalmente el endeudamiento comercial por retraso en el pago de importaciones, “tampoco alcanzan”.
La deuda comercial, según el último informe de la Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), se habría incrementado u$s 2.770 millones en agosto y acumularía más de u$s 10.000 millones en el año. El stock de deuda por importaciones alcanzaría a u$s 41.900 millones, un 84% por encima del promedio del período 2017-2021.
La meta en octubre
En este punto, el Ceso suma la pregunta del millón: ¿Alcanzan los dólares hasta octubre? Y se responde: “La necesidad de divisas para continuar con esta estrategia podría ser de aproximadamente u$s 1.300 millones hasta las elecciones generales, mientras que el BCRA contaría sólo con u$s 1.600 millones para continuar con la intervención cambiaria y sostener el nivel de importaciones”.
El Ieral, en el estudio que firman Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez, agrega que si bien el BCRA acumuló compras tras la devaluación por poco más de u$s 1.150 millones en el mercado oficial, al mismo tiempo intervino con u$ 1.000 millones en el MEP, contra un promedio mensual previo en torno a u$s 240 millones.
Para el Ceso, este cuadro angosta aún más el desfiladero por el que transita el oficialismo, cuyo principal objetivo es “llegar al final de mandato sin una explosión cambiaria” y, en segundo término, ganar las elecciones. Horizontes que “se encuentran bajo tensión” dado que “la expansión de ingresos y la actividad” que necesita la competitividad electoral “genera presiones sobre el mercado cambiario”.
Otra variable que, a su juicio, suma incertidumbre sobre el nivel de reservas de cara a octubre, es el efecto Milei. “Si las encuestas lo mantienen arriba podría existir el riesgo de una corrida sobre los depósitos, una creciente dolarización de activos y mayores presiones sobre los dólares paralelos”, señaló el centro de estudios que conduce Andrés Asiaín.
Para LP Consulting, la devaluación mal hecha profundizó la crisis y aumentó los desafíos para el próximo gobierno. “No se mejoró el tipo de cambio real y saltó la inflación a niveles de dos dígitos mensuales, además, se deterioró aún más la credibilidad y autoridad”, subrayó.
El Ceso avanzó en la preocupación sobre el día después de las elecciones de octubre, cuando deba enfrentar un pago con el FMI de aproximadamente u$s 2.600 millones. “En noviembre se espera que el Fondo examine la séptima revisión del acuerdo, cuya aprobación, si tenemos en cuenta el último reporte del directorio, tiene altas chances de no concretarse”, señaló. Y concluyó: “Una vez más, el resultado de las elecciones podrá ser el elemento que determine esta encrucijada”.