La política lo dio vuelta. La economía llegó detonada a las elecciones, con el dólar al galope, la inflación en alza, la actividad estancada y el empleo y los ingresos en declive. El pánico cambiario de las últimas semanas era propio de un juego terminado. Pero con la ayuda del Tesoro de EEUU, el resultado de los comicios le da aire al gobierno nacional para administrar el reseteo de su programa y al mismo tiempo profundizar el plan de ajuste.
La plata de Scott Bessent llegó justo cuando el esquema de dólar barato sin reservas, sostenido con deuda y carry trade, había perdido la confianza de muchos inversores, al punto de poner en cuestión la sostenibilidad de la deuda. Desde la devaluación fundacional de diciembre de 2023 a la intervención norteamericana, el plan corcoveó entre conejos sacados de la galera. El rescate del FMI, en medio de la crisis de abril, fue paradójicamente el punto de partida de una fuga en masa de dólares. En medio de cuatro corridas cambiarias se fue, por distintas vías, el equivalente a una cosecha.
La intervención de EEUU
El gobierno se quedó sin nafta y el gobierno de Estados Unidos intervino como actor de última instancia. Pese a los cuestionamientos dentro de su país, Donald Trump apostó y ganó. Scott Bessent vendió casi u$s 2.000 millones en el mercado cambiario mientras su jefe advertía que no habría más si La libertad Avanza perdía las elecciones. El CEO del JP Morgan desembarcó en Buenos Aires y exploró garantías para respaldar la operación de recomprar deuda argentina por u$s 20 mil millones. De yapa, otro de sus ex ejecutivos escaló en el gabinete. Con Pablo Quirno como canciller, la política exterior alinea subordinación financiera y geopolítica. El rescate no será gratis.
En la semana preelectoral abundaron las especulaciones sobre el día después, desde los vaticinios de grandes devaluaciones hasta los rumores de dolarización. El ministro de Economía, Luis Caputo, dijo después de votar que el programa se mantendrá. El dólar cripto operó a la baja. En el cortísimo plazo, la deadline es el vencimiento de los contratos más próximos de dólar futuro. Un asesor financiero razonó: “Con un buen resultado, las bandas cambiarias se van a mantener la semana siguiente a la elección aunque noviembre es otro cantar porque es menor el costo financiero de eliminarlas”.
En todo este proceso de rescate, el FMI no dejó de insistir en la necesidad de acumular reservas. En esa lógica, economistas como Matías Kulfas entienden que el techo del sistema de flotación “debería desaparecer o extenderse un poco”. La realidad es que hay votos pero no hay dólares. El blindaje internacional es la única posibilidad de afrontar los abultados vencimientos del próximo año. No habrá divisas genuinas hasta la próxima liquidación de cosecha gruesa.
Escenario recesivo
Tampoco hay muchos pesos, lo cual garantiza la extensión del escenario recesivo. Los números van convergiendo en ese sentido. Según el último informe de la comisión de Asuntos Laborales de la Cámara de Diputados de la provincia, entre diciembre de 2023 y julio de 2025 se cerraron 2.120 empresas en Santa Fe, a un ritmo de tres y media por día. En el mismo período se perdieron 15.128 puestos de trabajo en el sector privado formal. La UOM de Rosario advirtió que hay más de 30 establecimientos metalúrgicos operando en la región bajo el paraguas del régimen de suspensión, la última barrera contra una crisis del empleo que, de todos modos, ya se llevó 2 mil puestos formales metalúrgicos en la gestión de Javier Milei.
Tampoco los precios vienen tranquilos. Los últimos índices mayoristas muestran que, pese a que el gobierno niega el pass through, lo que hay es una pelea entre los eslabones de la cadena comercial para repartir el traslado del movimiento cambiario. El aumento del costo de la canasta alimentaria en Rosario, según la Usina de Datos de la UNR, se aceleró al 2,6 % en septiembre.
Los aliados
El oficialismo dejará que esos problemas estallen en provincias y municipios mientras, con la tutela de Trump, arremetará contra el cerco que le puso el Congreso en los últimos meses y avanzar con el plan de ajuste en la estructura productiva y las reformas previsional, fiscal y laboral.
El tratamiento legislativo del proyecto de presupuesto 2026 ofrece un primer campo de maniobras. El buen resultado electoral y el mal debut de Provincias Unidas le permitirá restaurar la disciplina en el panoficialismo parlamentario. De hecho, el presidente convocó anoche a los gobernadores a retomar el Pacto de Mayo.
La propuesta presupuestaria pondrá a prueba la “fatiga social” por el ajuste. Por caso, propone la desindexación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la limitación en el acceso a sus beneficios. La devaluación del único programa social que preservó de la furia ajustadora reducirá aún más lo que queda de la red de contención. Le seguiría el cambio de la fórmula de actualización de jubilaciones, una segunda ronda de motosierra para los salarios públicos y la eliminación de los subsidios que quedan.
El ajuste perpetuo es un mito fundante y a la vez consecuencia del modelo. Sostener el superávit exige cada vez más esfuerzo. Las urnas avalaron más rigor sobre una economía golpeada, que va a entrar a 2026 con actividad negativa. Ahora, el termómetro será la calle.