_Este fue un año con todos los condimentos que podemos tener en materia económica: shock interno, shock externo, turbulencias políticas, económicas, no le faltó nada. Lo cerramos con una gran deuda de parte del gobierno, que es mejorar el poder adquisitivo. Ese fue el principal objetivo que se planteó esta gestión del Frente de Todos y es una deuda pendiente, más allá de todo lo que se atravesó en estos tres años, desde una pandemia hasta una guerra, pasando por cuestiones internas, y acuerdo con el FMI de por medio. Tenemos un nuevo ministro de Economía, que empezó a ordenar un poco algunas cuestiones. Entre ellas, estos acuerdos de precios que empiezan a tener algún tipo de efecto sobre los precios. El indicador del IPC y nuestro precio de supermercados (IPS Ceso) viene marcando algún tipo de ralentización de la inflación. La gran incógnita es si eso alcanza.
_Pasamos de la idea de una renta universal a un magro bono de fin de año para algunos sectores. Además es magro en términos de monto y no representa un nuevo piso salarial. La última discusión al interior del Frente de Todos era si se implementaba una suma fija o un bono, y eso marca mucho las diferencias. Aparentemente predominó la idea de quienes están gobernando. Ganó este magro bono, que no alcanza. Cuando se miran las medidas del ministro Massa, en ellas está la idea de desacelerar un poco los precios, dar un bono, y con eso estamos. Desde Ceso seguimos pensando en una mejora desde una suma fija, nos inclinamos más por eso. Lo que fue la renta universal quedó desdibujada en esta coyuntura internacional. Creo que fueron años complejos, no hay que dejar de remarcarlo. Y veníamos también de una herencia pesada que tampoco hay que dejar de mencionar. Sería injusto decir que la pérdida del poder adquisitivo se inició con el gobierno de Alberto Fernández. Sabemos que durante el gobierno anterior perdieron más de 20 puntos promedio los trabajadores, y el empleo público un 40% y también los informales. Es injusto atribuirle todo a Fernández, pero lo cierto es que no se llegó a contrarrestar. Vamos en algunos sectores empatando con las paritarias o con algún punto más, pero eso no alcanza. Todas estas ambiciones que hubo quedan desdibujadas en un contexto internacional que no ayuda. Hay inflación mundial, hay una situación compleja que también impacta en nuestra economía. Igualmente, hay que pensar más en las mayorías. Se favorecen a otros sectores, se dan algunas señales como ocurrió con el dólar soja por ejemplo. La primera vez fue necesario este tipo de cambio para robustecer las reservas pero no deja de ser un beneficio a uno de los sectores que tiene mayores rentabilidades, mientras del otro lado están los trabajadores y trabajadoras, que tienen ingresos fijos, que no son pocos.
_Las decisiones que toma Massa tienen un respaldo político que no tenía Martín Guzmán en su momento ¿En la situación que se está viviendo cuánto son responsables las rispideces políticas dentro del FdT?
_Yo creo que las posturas políticas están más que evidentes dentro del Frente, se pusieron sobre la mesa, conocemos lo que opina cada sector. Ahora está conduciendo la política económica Massa y se están llevando a cabo algunas medidas que pueden ser acertadas. Falta una política integral y, por supuesto, un nuevo piso de ingresos. En términos políticos están todas las cartas sobre la mesa. Ahora se está dejando dar curso al plan de Massa para ver qué sucede, si es efectivo o no, y cuánto puede durar esa efectividad. Veo que está teniendo algún impacto en el corto plazo pero habrá que ver hasta dónde eso le da aire al gobierno y cómo llega a las elecciones.
_¿Creés que hay posibilidad de que en esta transición se geste algún plan más sólido?
_Lo urgente era robustecer las reservas. Eso se logró momentáneamente. Hay presiones de un sector que vuelve a pedir el dólar soja y se les vuelve a dar. Ahora parece que se quiere llegar a marzo, pero con una cosecha y niveles de exportación complejos, por la fuerte sequía y las heladas tardías, cuyo impacto vemos mucho en Santa Fe. Eso va a condicionar también lo que pasará el próximo año. La estrategia del ministro es tener mucho nexo con otros países para que ayuden a reforzar reservas. Por ejemplo, negocia para que Brasil nos gire los DEG. Todo ese financiamiento internacional es positivo. Hay aristas de la política que está llevando a cabo Massa que vienen teniendo buenos resultados. La duda es cuánto puede durar y cómo van a responder los distintos sectores. Porque sabemos que el poder real va por otro lado y conocemos las presiones que realizan. Cuando se negoció el nuevo acuerdo con el FMI, desde Ceso tuvimos una postura clara. Dijimos que esto no iba a solucionar la presión cambiaria. Y se comprobó. A los tres meses tuvimos presiones cambiarias, turbulencia política, económica, salida del ministro de Producción, del ministro de Economía, con presiones cambiarias externas. Esto demuestra que hay sectores que tienen posibilidades de generar estas turbulencias, que juegan fuerte. Ahora tenemos un ministro que tiene buenos vínculos con ellos y habrá que ver si tiene la cintura para sobrellevar esta situación. De todos modos sigue habiendo saltos de dólares paralelos. Es permanente el tira y afloje. El gobierno tiene que dar pero también tiene que pedir. Sabemos que hay algunos sectores de la economía que tuvieron en estos últimos años mejoras en las rentabilidades y que hicieron un colchón de precios. Están identificados y podría pedírseles un poco más. Por otro lado, hay otros precios relativos como salarios o energía, que quedaron un poco para atrás. Entonces es posible pedir un esfuerzo mayor. Si se le otorga el dólar soja se les podría pedir algo a cambio para mejorar la situación de las mayorías.
- ¿Cómo ves parado al gobierno en esa pulseada?
-En el tema de alimentos ahora hay algún tipo de resultados. En noviembre, por ejemplo, prendas de vestir dio por debajo del índice general. Estamos viendo algunas cuestiones sectoriales, pero creemos que de fondo la política antiiflacionaria que está llevando adelante el gobierno es en base a recetas viejas y conocidas. como el equilibrio fiscal y la reducción de la emisión monetaria. Nosotros creeos que eso no alcanza. Los acuerdos sectoriales le imprimen un condimento heterodoxo a esta medidas que son ortodoxas. Tiene que haber un período de estabilización en el que el gobierno siente a todos los sectores e indique el sendero del dólar, de las tarifas. Es necesario un acuerdo para ver si podemos bajar esa inercia inflacionaria que este año estuvo muy presente.
-En el último informe del Ceso hablan sobre la discusión que hay sobre un plan de estabilización. Hablan de la presión que hay tanto de sectores ortodoxos como heterodoxos para el “sinceramiento” del tipo de cambio, y dicen que eso no va servir de nada si no hay estabilización de precios.
-Totalmente. Hablar de devaluación o de salto devaluatorio, que es lo que se está pidiendo desde muchos sectores tanto heterodoxos como ortodoxos, va a traer un nuevo piso inflacionario en las actuales condiciones. Por eso hablaba del colchón de precios que tienen algunos sectores para absorber. Entonces, planteamos generar el período de estabilización y luego ver qué hacer. La realidad es que el gobierno está llevando a cabo depreciaciones graduales y eso es algo acertado. No haber ido por un salto del tipo de cambio creo que es una de las cosas a destacar, porque de lo contrario estaríamos hablando de una inflación mucho más alta de la actual, que está terminando el año cerca del 96%.
-¿Cómo ves los acuerdos de precios?
-El gobierno se está sentando con distintos sectores. El tema es qué va a pasar luego de esos meses. Estaría bueno que se encare todo en conjunto, se intente estabilizar e intentar barajar y dar de nuevo con un piso un poco más desacelerado de la inflación. Pensar que vamos a bajar la inflación abruptamente es inviable, no están dadas las condiciones a nivel internacional, la coyuntura no ayuda. Igual, creo que no podemos mantener un nivel inflacionario de casi 100% anual durante mucho tiempo. Esto tiene que frenarse y desacelerarse. Si pudiéramos bajar la inflación a como se estipuló en el presupuesto, que es al 60% anual, sería un logro en este contexto. De algún modo estamos empezando a palpar más los grandes problemas estructurales de nuestro país como el tema de la restricción externa, la falta de dólares. Todavía falta que podamos entender un poco más todo lo que eso significa y cómo impacta en la economía diaria el hecho de que no se puedan comprar dólares para ahorro o irse de vacaciones y pagar un dólar barato. También es injusto plantearlo desde los individuos cuando, por ejemplo, está disponible el dólar soja. Creo que hay que abordarlo de manera integral, pero es necesario que empecemos. Algo que intentamos transmitir desde Ceso es el gran problema que tenemos con la restricción externa y que debemos asimilarlo y hacerlo propio porque los controles de cambio tienen una razón de ser, no son un capricho de algún gobierno y de hecho los terminaron poniendo todos prácticamente. Es un desafío transmitirlo. Por otro lado el tema de los precios que es estructural y les cuesta a todos los gobiernos desandarlo.
-Ceso trabajo mucho sobre economía popular y presentaron un plan con los movimientos sociales. Este gobierno arrancó diciendo que iba a tenerla como uno de los actores centrales y terminamos discutiendo a quién hay que sacarle los planes sociales. ¿Se perdió una oportunidad de contar con un sujeto que hubiera sido una base de sustentación importante en este programa económico?
- Sí. Creo que hay muchos errores en lo conceptual sobre qué es la economía popular. Muchas veces se cree que emerge en la crisis, pero no, ya es un actor más y es un actor diferenciado al trabajador asalariado. Eso también hay que ir incorporándolo. La economía popular no tiene necesariamente que transitar hacia la formalidad laboral o ir hacia un trabajo asalariado. Es una forma distinta de organización del trabajo. Nosotros desde el Ceso somos una cooperativa de profesionales, o sea, nuestra razón de ser viene de ahí. Tenemos el Ceso Incuba que se encarga del área de economía popular y trabaja con las organizaciones sociales, las cooperativas, en asistencia y en otros tipos de programas. Los gobiernos tienen que considerar a la economía popular como un actor más del mundo del trabajo y de la producción.
-A veces se la toma con una concepción asistencialista cuando podría haber sido, en el caso de los alimentos por ejemplo, un ancla antiinflacionaria.
-Sí, totalmente. En alimentos, vestimenta, y muchos otros rubros como el reciclado. En los primeros se dispararon mucho los precios y hay organizaciones que se dedican a eso y se pudo haberlas tenido como aliadas en lugar de querer cambiarle la concepción.
-¿Qué planes tienen para 2023? ¿Piensan trabajar en algún otro tipo de información?
-Sí, permanentemente pensamos en trabajar en nuevos indicadores. Este año incorporamos monitores públicos de precios de alquileres, de supermercados, de ejecución presupuestaria. Se puede entrar a www.ceso.com.ar y mirar y monitorear cómo va cada una de estas variables. Seguramente el año que viene seguiremos en esta idea de generar información y tenerla a mano de cualquiera. También continuaremos con los informes, como el de coyuntura principalmente, porque es el que nos permite explicar lo que vamos pensando y proponiendo desde Ceso. Tenemos perspectiva de poder incorporar cosas nuevas en el Ceso Santa Fe, otro tipo de variables, de relevamientos, trabajar con otros actores. Por ejemplo, con los sindicatos. Queremos tener otro tipo de vinculación y que nuestra información les sirva y poder nutrirnos de lo que pueden aportar desde otras organizaciones.
-¿Cómo estas viendo la economía para el año próximo?
-El balance viene a partir de lo que falta. Lo primero que hay que analizar es cómo va a seguir el tema de los precios, es clave porque nos atraviesa a todos y a todas. También la robustez de las reservas internacionales, el financiamiento externo. Es algo positivo tener un salvavidas que nos que nos permita apoyarnos sobre algo. Pero va a ser un año complicado. Por otro lado, hay otra parte de la macro que es la fuerte recuperación del empleo. En Santa Fe lo vemos mucho. Es una de las provincias que va a la cabeza de la reactivación del empleo principalmente formal. De todos modos, cuando hablamos de empleo registrado formal hablamos del empleo de calidad y eso hoy está en cuestión, porque hoy está faltando el ingreso. Hay que recomponer ingresos para motorizar el consumo. Los desafíos están a la vista. De eso va a depender lo que ocurra en 2023. Hasta el tercer trimestre veníamos con las distintas variables macro recuperándose. Hay que ver si en los indicadores de noviembre, donde se empezaron a ver los límites que hubo para algunos sectores en términos de dólares para la importación, eso se empieza a ralentizar. Esperemos seguir en esa senda de crecimiento. Para eso también necesitamos que el gobierno de algún modo sea muy fino a la hora de decir qué vamos a importar, a qué va a asignar los dólares. Ahí podemos hacer una crítica de lo que sucedió en los últimos dos años, donde no había mucha estrategia sobre ese tema. Y así fue que gran parte de las reservas se fue al pago de la deuda a privados, algo muy criticado hacia el interior del frente de gobierno. Creo que ahí van estar los desafíos. Si se logra una arquitectura y un diseño fino para dejar que la industria crezca con la importación de insumos y se siga motorizando empleo y mejorando salarios, estaríamos hablando de otra cosa.
El Ceso
El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) es uno de los más importantes de los think tanks que nacieron hace poco más de una década para dar el debate económico desde una perspectiva heterodoxa. En 2015 se creó su sede santafesina, que está coordinada por la economista Celina Calore. “Nuestro objetivo es disputar esta concepción de la economía, poder tener voz y llegada con los postulados de una economía de carácter nacional y popular”, explicó. El informe mensual de coyuntura es uno de los “productos” más demandados del centro de estudio que, a nivel nacional, conduce Andrés Asiaín. Pero también se convirtieron en materia de consulta permanente los índices de precios de supermercados, los de la economía popular y los informes sobre consumo y alquileres.
“Cuando uno habla de economía lo que más se escucha es la ortodoxia, pero de a poco vamos teniendo un poco más de voz, hacemos escuchar este otro lado de la economía, una economía política, como ciencia social, donde tenemos números pero también personas y eso es lo que queremos transmitir”, agregó Calore.
Para 2023, esperan incorporar nuevo indicadores y ampliar sus vinculaciones. “Tenemos perspectiva de poder incorporar cosas nuevas en el Ceso Santa Fe, otro tipo de variables, de relevamientos, trabajar con otros actores. Por ejemplo, con los sindicatos. Queremos tener otro tipo de vinculación y que nuestra información les sirva y poder nutrirnos de lo que pueden aportar desde otras organizaciones”, indicó la economista. Más información en a www.ceso.com.ar.