Para el director del Ceso, Andrés Asiaín, el acuerdo con el Fondo no trae buenas noticias para el gobierno ya que es “contractivo, inflacionario y con una tendencia redistributiva desigual”. Apuntó como novedad que impone una política fiscal muy restrictiva para un contexto electoral, en una “clara decisión” del organismo de condicionar al oficialismo en ese proceso.
“Lo más relevante del acuerdo es que el FMI toma una posición política muy clara de frenar todos los desembolsos hasta después de las Paso”, señaló. El gobierno debe afrontar la semana que viene un vencimiento por más de u$s 3 mil millones y, ante la demora en los desembolsos del organismo, deberá apelar a mecanismos alternativos para pagar, como el uso de yuanes o un financiamiento internacional.
Para Asiaín se trata de “un claro posicionamiento político” ya que el FMI “quiere ver los resultado de las Paso para saber cómo negocia con el oficialismo”. Algo muy diferente a la decisión que adoptó con Mauricio Macri, cuando le dio un crédito récord en tiempos electorales.
A cambio de perdonar el incumplimiento de las metas, el Fondo impone “subir tarifas, planchar los salarios públicos y revisar la política social”. También obliga a mantener el dólar oficial aumentando de acuerdo a la inflación, de modo que es “esperable que haya una aceleración de la inflación”. En materia de reservas, “si bien relaja el objetivo final para este año, desde el pozo de reservas que estamos actualmente, la necesidad de acumular casi u$s 6.000 millones, algo de muy difícil concreción”.
Otra novedad del acuerdo es que impone “no ya un monitoreo trimestral sino un monitoreo diario para ver que se vaya avanzando en el cumplimento de los objetivos” para que los desembolsos sean efectivos.
“Esto es ponerle el collar al gobierno y tenerlo atado en el monitoreo de su política fiscal, cambiaria, de tarifas, de salarios, de acá a las elecciones, con un claro condicionamiento al oficialismo en las chances que tiene”.