"El espíritu de UNR Editora es publicar libros que tengan que ver con el quehacer universitario, con la Universidad, desde luego, pero también con el interés de vecinos, ciudadanos rosarinos, lectores locales", señala Nicolás Manzi, director de la colección Congenere, en la cual se enmarcan los libros de Riestra. A propósito de ello dice: "La obra de Jorge no se podía perder, no podíamos permitir eso".
Por cierto, casi todos los libros de Riestra eran inhallables hasta hace tres años. "Recibimos un gran empuje del anterior gobierno nacional, a través de un proyecto del Ministerio de Educación que promovió un fortalecimiento de las editoriales universitarias —precisa Manzi—. En ese momento ya estábamos en contacto con Jorge Riestra, que aún vivía, para reeditar su obra. Sus libros no estaban al alcance, parecía increíble, y nos abrió la puerta para la publicación. Eso nos permitió iniciar un proceso de reconocimiento a su enorme trabajo".
Desde entonces, UNR Editora reeditó El espantapájaros, Salón de billares, La ciudad de la torre Eiffel y El taco de ébano, y lanzó un libro hasta entonces inédito que compila notas, crónicas y ensayos del narrador, Ciudad y memoria. De concretarse los lanzamientos de Principio y fin y A vuelo de pájaro, sólo restarían "dos arduos", según Manzi, El opus y La historia del caballo de oros, para completar la totalidad.
A los 40 años, Nicolás Manzi es un joven editor de la ciudad, al tiempo que prolífico y con un cúmulo de experiencias: hace diez que trabaja en UNR Editora y su ingreso allí coincidió por entonces con su labor a cargo de su sello independiente El Ombú Bonsai, ya desaparecido. "En un momento empezó a surgir en mí el interés por hacer libros con un perfil diferente. El Ombú fue una investigación y a la vez un aprendizaje", recuerda.
Manzi se incorporó a UNR Editora primero como corrector y a los pocos años comenzó a ser uno de sus editores. Durante un tiempo prolongado en el sello de la UNR los autores pagaban por la edición de sus libros y luego éstos se publicaban según una lista de espera; eran impresos en la planta impresora del sello, que funciona en Urquiza 2050.
"Lo primero que nos propusimos, sobre todo desde que Nadia Amalevi asumió la dirección de UNR Editora, fue cumplir con esas contrataciones pendientes, para luego dar un cambio de rumbo, ya que la editorial con esa política iba perdiendo mucho terreno".
Puesto de corrector a editor, a Manzi le asaltaron otra vez las preguntas: "¿Qué es un libro bueno, qué tipo de libro puedo hacer yo en Rosario?" A la hora de responderse, expone que la casa editorial depende de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNR. "Por lo tanto —dice—, justamente por tareas de formación y extensión, UNR Editora es en su comunidad: desde ese lugar volvimos a pensar nuestro catálogo, para que el mismo fuera de interés para la sociedad rosarina por su valor simbólico; y en ese contexto están los libros de Jorge Riestra".
En esa línea de pensamiento, Manzi no niega los gustos y atractivos personales de todo editor: "Una de las tareas fue comenzar a ordenar el catálogo por colecciones porque si no, nada se alineaba... Yo pienso que el editor también ordena la biblioteca del lector".
La colección Congenere hizo punta con Notas en un diario, de Osvaldo Aguirre, al que siguieron, además de los de Riestra, libros como Chechechela, de Mirko Buchin, y Liszt con arañas, de Federico Miyara. En los próximos días verá la luz Gente así, de Rodolfo Vinacua, originalmente publicado en 1948. Los libros de la colección Congenere tienen un cuidado diseño, realizado por la artista, diseñadora e investigadora rosarina Georgina Ricci.
"La colección va tomando color y los libros van formando un mapa imaginario de la ciudad a través de la literatura. Estos libros los leo como necesarios para pensar en una situación o identidad cultural de Rosario, sobre todo la obra de Jorge (Riestra)", apunta.
"A mí me sale muy fácil la queja sobre Rosario —añade—. A veces la ciudad es muy injusta con sus productores culturales, se ama tanto como se odia y no está atenta de sí misma. Por supuesto que rescato el trabajo de la Editorial Municipal, que desde su creación ha implementado políticas muy positivas, como también las iniciativas desde el gobierno provincial. Pero bueno, también es verdad que nuestras tiradas son casi testimoniales".
Manzi es crítico de las políticas oficiales nacionales respecto de la industria editorial: "Las reglas de juego son muy oscuras en la Argentina, sostener el mercado del libro va a ser una tarea dificultosa; el panorama no pinta bien y puede haber un cierre masivo de librerías, las políticas del gobierno nacional respecto del libro son nulas, las editoriales nacionales no pueden acceder al crédito y todo empeora con la llegada de los libros importados".
Pero señala que esas adversidades, lejos de desanimarlo, cargan de sentido a un editor: "Sabemos que estas son las consecuencias del neoliberalismo, y que donde hay un televisor prendido no hay un libro. Pues bien, un libro es también eso: la posibilidad de apagar los televisores".