"No basta que la mujer del César sea honesta, también tiene que parecerlo", dice el proverbio.
Resulta llamativo el descargo que realiza el presidente del Concejo Municipal, Miguel Zamarini, en
el marco de explicar la observación que hizo el Tribunal de Cuentas en un informe en el que se
señala que durante 2007 se entregaron 100 mil pesos de subsidios "sin cargo de rendición". Según
publica La Capital en su edición del 12 de enero, para el edil socialista "muchas instituciones (a
las que se otorgan los subsidios) no tienen comprobantes para entregar". Miguel Zamarini, quien es
concejal desde 1995, excepto en el lapso 2001-2003, debería resolver que en tales situaciones lo
mínimo que se debería requerir es un recibo, hasta podría ser manuscrito, con los datos del
receptor, su número de documento, acompañado de una fotocopia del mismo. En dicho papel se debería
hacer mención a que el dinero que se entrega es un subsidio del Concejo para evitar que el receptor
interprete que es una dádiva del concejal. Aceptar que "lo que hace el Tribunal de Cuentas en su
informe es una observación que va a seguir haciendo", pone en evidencia su falta de voluntad de
modificar la situación. En la misma nota se informa que "...Zamarini (se sintió) molesto con la
difusión del informe del Tribunal de Cuentas". Espero que en el futuro Zamarini sienta la
satisfacción de que se difunda un informe en que se exponga que esta irregularidad no se ha
presentado nuevamente. En mi caso personal, agradezco a quien dio difusión a este informe, ya que
como vecino de esta ciudad me interesa conocer a qué se destinan los recursos (aunque se trate de
solo $ 100.000), que provienen de mis aportes ya sea pagando las tasas de alumbrado y barrido o el
derecho de registro e inspección, que está incluido en el precio de todas las mercaderias y
servicios que adquirimos dentro de la ciudad. Y solicito al Tribunal de Cuentas que difunda por un
medio ágil y claro todos los informes que produce, podría ser por internet. De este modo los
ciudadanos tendríamos elementos objetivos a la hora de decidir nuestro voto.
Eduardo Gershanik