Si leo un libro de historia argentina de los últimos 60 años y miro la actualidad tengo un extraño "deja vu". Uno de los cacerolazos más grandes del lock out patronal del campo se llevó a cabo el pasado 16 de junio, casualmente (—), 53 años después de los bombardeos a Plaza de Mayo. La Unión Democrática no la inventó una gordita con delirios místicos que no saca ni el 10 por ciento de los votos. Qué simpático, por no decir patético, ver a organizaciones piqueteras como la CCC (Partido Comunista Revolucionario) respaldando la desestabilización democrática. Qué poco original la Iglesia, haciendo declaraciones inquisidoras. Todo se repite. Pero esta vez, a diferencia de lo ocurrido en el pasado, los tanques están guardados. No gracias a la oligarquía vendepatria, sino a miles de peronistas que, derramando su propia sangre, lucharon por la democracia. La Libertadora, la proscripción, el Proceso, la traición menemista, nada pudo calmar el sentimiento popular, y hoy más que nunca, debemos defender la democracia, a los peronistas no nos van a quebrar, no nos van a doblar. ¡Gracias, Cristina! Por primera vez en muchos años, el sentirme orgulloso de ser peronista no es un simple decir. Gracias, Cristina.