Sin apreciarlo ni exigirlo en su justa medida, el sistema democrático, pese a ser el mejor entre tantos, es también el más dependiente de la virtud de sus líderes. Pues su esencia es cambiante, además de persistir en constante y extrema competición basada en la crítica. Razón que lo hace mucho más arriesgado cuando algunos de los actores sumergidos en una creída y cómplice viveza, caen en la corrupción o la evidente mentira. Un antecedente cultural destacado de esa "viveza criolla", aunque parezca un simple juego, es el truco, principal juego de cartas argentino. Su dinámica y estrategia representa una reiterada realidad política y social. El truco, según el historiador Manuel Rodríguez Villafañe, resulta una comparación estricta hacia la eternizada realidad política de nuestra patria. Un simple juego, donde generalmente gana el más pícaro, y esto logra hacerlo mediante el manejo de las artimañas, engañando. Un modesto juego de naipes, cuya arraigada simbología enseña a soslayar la verdad y "aceptar el engaño como metodología para ganar". Destacando que vale mucho más el triunfo, o la acumulación de porotos, cuando se obtiene mintiendo a los otros. Si alguien hace notar el engaño se le trata de anular o acallar, al igual que la sociedad con los medios, demostrando que "los de afuera son de palo". Mostrando a los que tienen las cartas en sus manos como dueños del poder, y al pueblo como espectador, sin poder de decisión ni opinión. Cuando, en honor a la verdad, el mayor crimen que se puede cometer contra la honradez y la moral pública es premiar o admitir misericordia, tanto sea con la corrupción como con la mentira.
Quiero agradecerle públicamente la excelente atención que tuvo hacia mí y anteriormente con mi hijo el doctor Fernando Bello, de Urgencias. El no es sólo un buen medico por sus conocimientos sino porque prioriza su destacado título al hacerle sentir al paciente mucha confianza, un gran caudal de amor, sensibilidad y respeto. Gracias nuevamente. No cambie nunca, nosotros, los enfermos, necesitamos profesionales como usted. Sabiendo que el título no se pierde si va acompañado con humildad y una sonrisa como la suya.
Creo que es necesario que los argentinos, no políticos en busca de ser elegidos, den su opinión sin interés y con intención de bien común. Aclarado el tema, pasemos al comentario. Con las Paso quedó demostrado, que el pueblo votó por la bronca de lo actuado en política económica. No votó en contra de Macri. Votó porque no tuvo personas capacitadas para asesorarlo, inclusive el ecuatoriano. Cuando las papas queman, hay que tener los mejores cocineros. Alberto Fernández no sé si tiene los mejores equipos. Me llama la atención que La Cámpora, con integrantes duros, están de acuerdo con Alberto, que pretende despegarse de la vieja política kirchnerista. Creo que a este gobierno le falta "calle" y no tomó nota que el pueblo es lo más importante. Creo que don Alberto tiene buenas ideas, que su entorno kirchnerista no lo dejará cumplir. Ya se comenta que todos los juicios de su candidata a vicepresidenta se borrarán. Las relaciones con los países democráticos sufrirán apartamientos. Los antecedentes del kirchnerismo no son alentadores. Pero las urnas nos dirán el veredicto de la mayoría. Confiemos que la inteligencia guíe a nuestros ciudadanos. Que Dios nos acompañe.
Señor presidente, déjese ayudar
Luego de la conmovedora marcha del 24 A, sólo resta que usted escuche el reclamo que unánimemente le hacen llegar desde todos los sectores para que cambie al jefe de ministros, pues éste produce más rechazo que adhesiones. Su historia personal lo muestra a usted como alguien que no abandona a sus soldados, pero una cosa es ratificar, dar explícito apoyo, y otra muy distinta es la de irritar a muchos dirigentes que desde todos los sectores ven en él "sus ojos", una persona negativa por su nula propensión hacia la política. La demoledora demostración de apoyo (espontáneo) que miles y miles de personas le ofrecieron echa por tierra su pretendido supuesto de que "lo atacan a él, porque es una manera de atacarme a mí", ante los pedidos de cambio en el gabinete de tantos sectores. El "Mauricio, querido, el pueblo está contigo" es un mensaje demasiado directo, la gente se abraza a la ilusión de un cambio que está encarnado en usted, en nadie más.