Usted, general Manuel Belgrano, cuyo corazón latió por “la libertad y la independencia”, permítame que sus palabras sean leídas por los patriotas, lo que describió en su “Diario de marcha de Buenos Aires a Rosario”, el trayecto sacrificado y heroico de 15 días a pie y en algunas carretas con su tropa hasta llegar a la Villa del Rosario, el 7 de febrero de 1812. Le doy la palabra, general Belgrano: “A la una y media de la mañana, el 7 de febrero de 1812, se tocó generala y marchamos por caminos y campos muy llanos, sin dificultad alguna y con poco trabajo que se hizo en la barranca de salida de una cañada que han formado las aguas de lluvia y llaman Saladillo, pasaron muy bien las carretas y hallándonos a distancia del Rosario de cerca de una legua y se formó la tropa, sacaron las banderas y con todo orden seguimos hasta este pueblo, cuyo comandante capitán Moreno y el alcalde, con otros vecinos, salieron a recibirnos. Llegados a la Plaza Mayor, se formó en batalla y habiéndose depositado las banderas en la casa que me estaba preparada, marchó la tropa al campamento que ya estaba señalado por el capitán Alvarez en una buena situación cerca del río y bajo unos árboles que favorecen mucho por la estación en que nos hallamos. El pueblo no tiene casas ni galpones para colocar la gente; se ha encontrado una, a propósito, para parque de las municiones que traemos y almacén de los vestuarios y además útiles del regimiento. El coronel y oficiales de Caballería de la Patria y el capitán de Artillería, Herrera, como igualmente el capitán Rueda, encargado de la construcción de la batería, se me han presentado; he tenido mis conferencias con los dos últimos para la pronta conclusión de la obra en la que me dicen se trabaja con bastante anhelo, sin embargo de la falta de gente y lo que es peor del dinero; pienso esta tarde ir a verlo todo por mí mismo a fin de tomar los conocimientos prácticos que se requieren”. Este es un sentido y afectuoso homenaje de los integrantes del Instituto Belgraniano de Rosario.