“Hace ocho años hablar de fermentación era utópico”, dice la emprendedora Eliana Debuc. En el 2017 comenzó una búsqueda personal por alimentarse mejor y se puso a investigar cómo era comer productos vivos, elaborados a base de los cambios químicos que producen los microorganismos como hongos y bacterias.
“No tenía intención de tener un negocio de esto, pero mostraba lo que comía en mis redes y generaba mucha curiosidad. Así que se me ocurrió empezar a comercializarlo”, amplía. Hoy Alelí Fermentación es un local exclusivo de comidas a base de fermentos como kefir, kombucha, kimchi, yogures, más conservas de vegetales, aderezos con fermentación natural, entre otros, con una variedad de 40 producciones propias.
Además de la tienda propia en San Lorenzo al 2000, Alelí Fermentación cuenta con una planta de producción en calle Mendoza al 2900 y un equipo de seis personas que trabajan en turnos rotativos para atender las diferentes etapas de la producción.
“Los productos son diversos y requieren distintos tipos de fermentación, eso demanda múltiples procesos y fermentadores que ocupan espacio porque no podemos hacer, por ejemplo, yogurt griego y kimchi en un lugar reducido. Entonces tenemos una cocina enorme y en la mitad estamos haciendo un producto, mientras en la otra estamos con otro”, explica Eliana.
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Los fermentos son productos cada vez más requeridos por personas que buscan nuevos alimentos.
Foto: gentileza Alelí Fermentación.
Siguiendo con esta idea, cuenta que utilizan fermentadores de 100 litros. Si bien existen en el mercado equipos mucho más grandes, como en Alelí Fermentación no hacen tanta cantidad de un solo producto, sino que trabajan gran variedad, tienen distintos equipos para tamaños más reducidas.
Además de vender sus creaciones, Eliana y su equipo comercializan otros sosteniendo la premisa de que sean de origen agroecológico y orgánicos: “Buscamos vincularnos con productores, conocerlos y conocer sus productos. Saber que trabajan de la misma forma que nosotros militamos, que la materia prima que utilizan esté bien, que lo hagan directo desde sus fábricas, que haya menos procesamiento”, explica.
Entre los desarrollos propios y de los productores amigos, Alelí Fermentación vende unos 2.000 ítems al mes entre las ventas en el local y los envíos que hacen a toda la ciudad. Los pedidos se pueden pedir a través de whatsapp o por la tienda online y los precios empiezan en $3.500 un kefir, $8.000 el chucrut y hasta $15.000 el yogurt de kilo y medio.
Compartir y enseñar sobre fermentos
Para Eliana, la concientización sobre la alimentación que se generó durante la pandemia fue un gran empuje para formar su proyecto: “Abrimos el local en plena cuarentena. Al principio alquilé el espacio para producir y que la gente tuviese un punto de retiro porque teníamos muchísimos envíos, pero cuando no dimos más a basto, decidimos abrir el negocio”, rememora.
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La emprendedora brinda cursos para enseñar a la gente a fabricar sus propios productos fermentados.
Foto: gentileza Alelí Fermentación.
Esa inquietud por este tipo de alimentación no solo fue una curiosidad autodidacta de Eliana, que se formó leyendo libros y haciendo talleres, sino que inspiró a muchos otros a aprender. Algo que la emprendedora también capitalizó en cursos: “El último que hice fue de cinco módulos de tres horas, una vez por semana”, explica. En sus encuentros virtuales enseña teoría como patógenos, seguridad, limpieza y luego en cada clase aborda un tipo de fermento distinto como las bebidas o las conservas. La última edición que llevó adelante tuvo un costo de $80.000 y la convocatoria e inscripción la realizaba a través de la cuenta de instagram de Alelí Fermentación.
Si bien hubo un boom de comida a base de fermentos, hace un tiempo que atrajo a gran cantidad de veganos o curiosos, hoy los principales clientes son personas que cuidan su salud por recomendación médica, entre ellos jubilados: “La fermentación transforma los alimentos para hacerlos más digeribles y para la gente con problemas digestivos, es muy bueno”. Con un recorrido en el rubro, Eliana afirma que no hay otra tienda exclusiva de fermentos en la ciudad, sin embargo, hay dietéticas que comercializan productos fermentados de muchas otras marcas.