Por supuesto. El dóping en sí pasó como rápido, porque es como que nadie sabía nada de nada. Por ahí lo que sucedió en estos últimos días es que la prensa me preguntó sobre mi salida del club, ya que imagino que muchos pensaban que iba a continuar en Central. Sobre todo después de haber estado parado un año por la sanción. Creo que por eso me consultaron qué sucedió o simplemente por qué no sigo.
¿Cómo definirías entonces tu salida del club?
No digo que haya sido buena, pero hubiese sido lindo irme de otra forma. Al menos jugando un partido o siguiendo en el club. Pero bueno, ya está. La realidad indica que no pertenezco más a la gran familia canalla. Se terminó mi etapa en Central y ahora debo buscar otro camino.
¿Desde afuera se percibe que tu caso fue desprolijo como también que esperabas algún gesto de la comisión, que cuando te trajo hizo mucho ruido?
Voy a decir algo que manifesté cuando volví al club. No soy ídolo ni venía para ser el salvador del equipo. Lo que sí debo confesar es que sigo muy agradecido a Central. A la vez y, a juzgar por lo que pasé últimamente, sea lo del dóping como haberme tenido que ir así, tengo que decir que estoy dolido con los dirigentes porque no me sentí respetado ni valorado. Tengo una trayectoria muy buena. Pero bueno, entiendo que cada uno se maneja como puede. Más en el fútbol, donde todo es muy raro. Todos sabemos cómo se maneja la gente.
Si bien la comisión está conformada por una alianza, ¿te llamó al menos algún dirigente para decirte que no ibas a seguir?
Sólo el Pájaro (Ruben Massei) me habló. Pero dirigentes, ninguno. Al menos para decirme «gracias, Chelo» o «mirá, no te vamos a renovar». Era simplemente hacer un llamado. Por respeto nomás. Es por eso que estoy dolido. Aunque ante eso, no puedo hacer nada. No entiendo por qué no lo hicieron.
¿Te los volviste a cruzar a alguno de ellos?
Sí, el otro día en la cancha. Los saludé como corresponde porque soy ante todo una persona educada y agradecida. No guardo rencor hacia ellos. Pero sí estoy dolido. Esperaba otra cosa. Sea desde lo deportivo como otro trato por parte de la directiva.
Antes mencionaste que te hubiese gustado jugar un partido más al menos. Lo que está claro es que no lo harás porque te dio dóping en un partido donde estabas defendiendo a Central, amén del medicamento que te inyectaron y que está prohibido.
Sí, es así. Esa tarde en Montevideo quería jugar sí o sí ante River por la Libertadores. Pero jamás pensé que me pasaría algo raro después. Jugué como 15 años en la máxima competencia. Me inyectaron en la selección argentina, sea por eliminatorias como Copa América o Copa Confederaciones, en Francia por Champions League, en México y jamás me saltó algo raro como lo que me pasó en Central. Qué sabía que me iba a pasar algo así.
¿Pensás que en los otros clubes te daban otro medicamento?
Y, sí. Ahí está el tema. Por eso me extrañó cuando me dijeron que había dado positivo. Ahí me di cuenta de que había pecado de boludo. De ingenuo, inocente, porque había confiado en el médico como siempre lo hice en los lugares donde estuve. Qué iba a imaginar que me iba a pasar esto.
¿Nunca preguntaste qué te inyectaban?
No, jamás. Siempre respeté a los profesionales porque considero que hacen lo mejor. Ni estando en Francia le consulté algo al médico. Y eso que ni sabía el idioma. Además, me inyectaba, jugaba y si me tocaba el antidóping iba tranquilo. Nunca me había pasado nada. Estamos hablando a nivel de Champions League, donde los controles eran rigurosos. Evidentemente me comí un año sin jugar por confiar. A eso le sumo que nunca se ocuparon del tema como debía ser.
¿Es verdad que debían hacer una contraprueba en su momento y no la hicieron. De hecho, te enteraste mucho después?
La verdad es que estuve en bola mucho tiempo con este tema porque jamás me había pasado algo así. Dejé que el club actuara porque consideraba que debía hacerlo por ser jugador de Central. No sabía qué hacer porque realmente no tenía ni idea. Jamás viví una situación así. Estaba sorprendido y como asustado a la vez porque podían suspenderme, como finalmente pasó. Era como que pasé mucho tiempo sin caer en lo que estaba viviendo.
¿A la audiencia que hubo en febrero pasado fuiste solo?
Con mi abogado. Pero sí, lo hice sin nadie del club. Estuve solo en eso sentido.
¿Por qué?
Porque del club nadie se ocupó. Nadie. Me dejaron solo. Nunca me preguntaron en qué podían ayudar. Qué había que hacer. Nada. Sí en la audiencia llamaron al médico (Marcos Diez) por teléfono para que formule el descargo como a otros jugadores.
Ese día en Montevideo pagaste los platos rotos, pero también podría haber sido otro porque había varios jugadores que fueron inyectados.
Sí, éramos varios. Le podía haber pasado a Marco (Ruben), el Chaqueño y alguno más. Pero me tocó a mí. Y me comí el año parado.
¿Cuándo caduca la sanción?
El 20 de agosto.
¿Te hubiese gustado seguir en Central?
En realidad, la palabra hubiese no me gusta. Sí quisiera haber seguido. Eso es seguro. Sobre todo por el grupo y por Central, pero ahora sé que es imposible. Quería terminar mi carrera en el club. Lógico que a la vez podemos discutir las lesiones, rendimiento o expectativas. Me hago cargo de las cosas.
¿De todas?
De las que me corresponden. Pero no vine de México para que un dóping me dé positivo y luego me saque del club. Eso es muy triste. Me voy triste y dolido desde ese punto de vista.
¿Sentís que esta comisión es como que al jugador que volvió al club no le perdona que tenga un período malo como pasó en otros casos. Es que a muchos de ustedes los citaron después para bajarles el sueldo, pero no así a algunos apellidos que habían llegado por pedido el Chacho?
Y, el jugador del club es bueno. Es como que acepta todo. En mi caso, me considero buena gente. Nunca le haría mal al club. Acá no pasaba por lo económico. Sinceramente me costó muchísimo adaptarme. Es una carnicería el fútbol argentino. Hay muchas más presiones además. No pongo excusas. Todo lo contrario. Me hago cargo de mi rendimiento. Me costó y lo asumo. Pero volviendo al tema de los pibes que salimos del club, coincido en que siempre pensamos en el escudo y no medimos el más allá.
Y así terminan, no yéndose como deben o corresponde. Les pasó además a Talamonti, Lequi, Figueroa o el Kily, quienes vivieron o jugaron en la B cuando o nadie quería hacerlo.
Pasa que nosotros, por el club hacemos lo que sea. El jugador es así. Hacemos todo por el escudo, no por la dirigencia. Central está por encima de todos.
¿Querés decir que son genuinos?
Es que lo somos. Acá lo que vale la pena es el escudo. Todo lo demás es viri-viri. Hacemos todo por el club como lo hace el hincha desde su lugar. La gente es especial, fanática y hace lo que sea por Central.
Cerraste una etapa, pero a la vez este paso por Central te dejó una gran cicatriz, ¿es así?
Desde ciertos puntos, sí. No de otros. Me imaginaba y quería otra cosa.
¿Te arrepentís de haber vuelto?
No, jamás porque no todo fue malo. Pasé grandes momentos. Hay un grupo bárbaro en el plantel. Gente sana. Además, soy un agradecido al club porque me dio todo. Este paso hizo posible también que mi hijos me vieran jugar con la camiseta de Central y que hayan disfrutado cuando hice un gol en el Gigante. De hecho, el nene más chico (Santino) entró un día conmigo a la cancha y justo hice un gol. Y eso es algo que no me lo borra nadie. Será algo especial de por vida como lo es Central. Después pasé otros instantes que son para destacar y son los que siempre recordaré con más cariño. Cerré una etapa con el club. Ahora deberé empezar otra. Y en otro lado, pese a que quería retirarme en Central.