Cuando uno empieza este camino de artista hay que recordar que antes de eso fuiste público. Y uno sueña, construye en el corazón e idealiza qué es ser artista. Pasa que cuando llegás a ser artista te das cuenta que no todos eran como cuando vos los veías de abajo. Pero con Ramón era distinto. Ramón Ayala era tal cual yo soñé que tenía que ser un artista, lleno de fantasía, siempre veía lo mejor de todo, eso es ser un poeta.
Ramón, con su música, con su arte, hacía que nosotros miremos la vida desde otro lugar, hasta la trágica historia de los mensú, que son los peones mensuales de los yerbales.
Además fue muy longevo Ramón Ayala, pero nunca lo supimos, porque esa clase de duendes no tienen edad.
Esa gente, como Horacio Ferrer, hacen la diferencia entre la magia y el truco: Ayala era magia, era un hombre así, lleno de poesía. Insisto, no es lo mismo magia que truco.
Yo desde este lugar aseguro que Ramón Ayala no era de este planeta, y lo conocí mucho.
Todavía recuerdo cómo nació “El río vuelve”, que compusimos juntos. Un día habíamos estado hablando y filosofando sobre si el río vuelve o no vuelve, entonces yo le había dicho a él que no vuelve de la misma manera, que yo pienso que es como la muerte del hombre, que si vuelve lo hace de otra manera, en un bicho, no sé, pero sigue el curso de la vida. Y Ramón se acordaba de eso y se ve que le quedó aquella charla.
Un día voy a su casa porque me había salido una melodía muy de Ramón Ayala, y cuando llego él estaba pintando el techo, pero ojo, si digo pintando estoy hablando de imágenes de coyas, sombreros, mariposas mágicas, quería hacer el techo de su casa como si fuese la Capilla Sixtina. Cuando yo llego él estaba todo lleno de pintura y ahí le canto la melodía ¿Y qué hizo Ramón? Se baja de la escalera, me mira y me dice esto: “El río vuelve del cielo otra vez, la lluvia moja de lumbre tu piel” y esa es la letra que quedó para siempre. Ese es Ramón Ayala.
Antonio Tarragó Ros, con La Banda Pueblera - El Río Vuelve