Era la madrugada del 24 de junio del año 2000 la noticia conmovió a todos. Programas de radio, televisión y diarios de todo el país hablaban de lo sucedido y nadie podía entender qué y cómo había pasado. Rodrigo Bueno, también conocido como El Potro, tenía 27 años y estaba en el mejor momento de su carrera. Pero al volver del un recital perdió la vida en un siniestro vial.
Sus fanáticos, devastados, inmediatamente montaron un santuario en el lugar del accidente fatal. Ese sitio hasta el día de hoy continúa recibiendo visitas y cada vez está más lleno de ofrendas al cuartetero. Remeras, banderas, velas, instrumentos musicales y fotografías se destacan entre las cosas que los fieles de Rodrigo eligen dejar allí.
Fue el 23 de junio, hace 21 años, cuando Rodrigo fue a cenar a la conocida parrilla El Corralón junto a su representante, su hijo Ramiro, la mamá del pequeño y Fernando Olmedo –hijo del recordado Alberto Olmedo–, con quien se cruzó y decidió invitarlo. El Potro había terminado de grabar una edición del programa La Biblia y el Calefón y más tarde iría a dar un recital en Escándalo, bailanta de City Bell, La Plata.
Al finalizar la comida se dirigieron a la capital de la provincia de Buenos Aires. Rodrigo subió al escenario, cantó, y en el viaje de vuelta se produjo el siniestro fatal. Fue en la autopista La Plata-Buenos Aires a la altura de Berazategui cuando su camioneta, una Ford Explorer roja, impactó contra un auto, conducido por el empresario Alfredo Pesquera, luego chocó contra el guardarrail y salió despedido del vehículo, así como también lo hizo Olmedo. Ambos perdieron la vida en el momento; los otros tres acompañantes se salvaron.
Al enterarse de la noticia los fanáticos, hoy fieles del Potro, comenzaron a movilizarse y al otro día de ocurrido el accidente ya había banderas e imágenes en el lugar donde falleció el ídolo. El espacio poco a poco fue agrandándose hasta convertirse en un santuario y hoy, una especie de casita se observa en aquel sitio, en cuyo interior descansan una estatua del cantante y todo lo que año a año le han ido llevando. Dos personas hacen vigilia para que nadie se lleve nada. La Municipalidad de Berazategui levantó un monumento afuera del santuario en honor a Bueno.
Tras un mes del trágico final, ya eran muchas las personas que se habían acercado a Berazategui para hacerle pedidos a Rodrigo, que pasó de cuartetero a Santo, respondiendo los pedidos de ayuda de quienes van a visitar el lugar, implorándole sobre todo por salud y trabajo. Así como sucedió con Gilda, el cantante popular sumó cada vez más devotos, que hasta en la actualidad le rezan como una salida a sus problemas.
La fama del Potro
Con distintas presentaciones en su infancia, incluida una junto a La Mona Jiménez en la Fiesta del Cuarteto, Rodrigo Bueno ya tenía la música en sus venas, sobre todo el típico ritmo cordobés. Así fue como al crecer formó parte de grupos musicales como Chébere o Manto Negro pero a los 17, ya teniendo un piso y una poca de reconocimiento, optó por lanzarse al éxito como solista. Lo hizo con su primer disco llamado La foto de tu cuerpo, título de una canción que el Potro había escrito con tan solo 13 años.
Aún en Córdoba, al álbum debut le siguió Aprendiendo a vivir, con el cual decidió viajar a Buenos Aires para instalarse allí y continuar su carrera. Los siguientes discos fueron Completamente enamorado y Made in Argentina, en el cual dedicó distintas canciones a personas importantes para él.
Grabó un disco para la compañía discográfica Sony, en el cual incursionó en ritmos tropicales como salsa o merengue llamado Sabroso, pero el éxito no alcanzó y la productora decidió dar de baja el proyecto. De inmediato fue Magenta la encargada de producir los próximos álbumes del cordobés que serían cinco: Lo mejor del amor, La leyenda continúa, Cuarteteando, El Potro y Cuarteto característico, también llamado A 2000.
El Potro Rodrigo Bueno - Soy cordobés - Recital CM Vivo 2000
Rodrigo ya estaba instalado y era parte de la cultura nacional. El cuartetero que llegó desde ciudad de Córdoba a la gran ciudad de Buenos Aires se ganó el corazón de todos, uniendo a sus seguidores en un recital sin importar “raza, religion ni color”, como dice una de sus canciones, sino que todos estaban ahí para verlo a él. Fue muchas veces al programa de Susana Giménez, con quien tenía una gran relación, y hasta se llegó a Cuba a visitar a Diego Armando Maradona, a quien le escribió La Mano de Dios.
Aunque hayan pasado años, las discotecas, cumpleaños de 15, casamientos y karaokes no son tales si en la noche no suena una canción de él. Es que el Potro sigue sonando en cualquier rincón del país y también del mundo, porque son muchos los argentinos repartidos por el globo que se identifican por escucharlo y son más los que, a los gritos y bailando cuarteto, disfrutan de canciones como Ocho Cuarenta, Soy cordobés, Y voló voló, entre otros hits.