La posibilidad de meterse en la turbulenta intimidad de las estrellas, aunque sea en una recreación ficticia, es una que nadie quiere dejar pasar. Es por eso quizás que la biopic (conjunción del inglés “biographical picture”, es decir, película biográfica) es un género que viene ganando particular popularidad en las últimas décadas. En vísperas del estreno de “El amor después del amor”, la serie de Netflix que recreará la vida de Fito Páez, viene bien revisar el género y hacer un repaso por algunas de las biopics musicales más destacadas.
En los últimos años, Argentina vivió un momento de furor de las biopics en el cine nacional, durante el cual exploró las vidas de criminales, deportistas y artistas notables. En medio de ese auge, aparecieron las biopics de dos de las más grandes figuras de la música tropical y de la cultura popular: Gilda y Rodrigo tuvieron sus películas, con buena recepción del público y la crítica.
Una particularidad de las biopics es que suelen hacerse tras el fallecimiento del personaje en cuestión. Obviamente, esto permite contar la historia sabiendo el final y ordenar mejor el relato. Es que las vidas de algunas personalidades de la música suelen ser lo que se dice “de película”: excesos, grandes historias de amor, problemas con la ley, ascensos estelares y caídas estrepitosas, y en muchos casos, finales trágicos. Esta moralidad compleja de los artistas es la fortaleza y el principal desafío del género: dar cuenta de esos eventos narrativamente provechosos sin denostar la memoria del personaje. Esto se vuelve particularmente difícil de negociar con familiares, amigos, ex representantes o compañeros de banda que sobrevivieron al protagonista, y que hacen esfuerzos por cuidar la imagen del personaje o la propia.
En algunos casos, estas complejidades han sido un obstáculo insalvable para los narradores. Dos biopics recientes y muy resonantes como “Elvis” (2022) o “Rapsodia bohemia” (2018) se sostienen sobre actuaciones destacadas: Austin Butler se llevó el Oscar a mejor actor protagónico por su interpretación del Rey del Rock & Roll, y Rami Malek hizo lo propio por su performance como Freddie Mercury. Pero las ejecuciones narrativas no le hacen honor a trayectorias vitales realmente cinematográficas, como si la realidad de esas biografías no pudiera ser contenida por ninguna ficción. En este contexto, acá va una selección de algunas biopics sobresalientes:
-“Luis Miguel, la serie”: la serie de Netflix que repasa la vida del “Sol de México” es sin dudas una de las biopics más interesantes del último tiempo. Es uno de los pocos ejemplos que se animan a retratar al personaje en vida con todas sus contradicciones y facetas. Además de hacer bien todo lo que es menester en una biopic, como un increíble casting, buenas actuaciones y una apropiada recreación de época(s), “Luis Miguel, la serie” va mucho más allá en mérito. El tono de telenovela que adopta a veces es muy coherente con el universo que aborda (el mundo del espectáculo mexicano y latinoamericano) y usa lo mejor de ese género a su favor: tiene un villano espectacular (Luisito Rey, el padre terrible del cantante) y un evento dramático sin resolver (la misteriosa desaparición de la madre). A pesar de que tuvo altibajos en sus tres temporadas, reavivó el fanatismo intergeneracional e internacional por Luis Miguel y unió familias enteras frente al televisor para ver el estreno de un nuevo episodio cada domingo (disponible para ver completa en Netflix).
-“Rocketman” (2019): La película sobre la vida de Elton John, dirigida por Dexter Fletcher, es otro ejemplo reciente de que se pueden hacer buenas biopics de personajes vivos. En este caso, es clave que el personaje protagónico no tenga reservas en mostrar sus lugares más oscuros: Elton ha hablado abiertamente de sus adicciones. Por eso, “Rocketman”, supervisada por el propio cantante, es un retrato rico y para algunos revelador de la vida de un compositor prolífico y un artista extravagante. La actuación de Taron Egerton es sublime, y las secuencias musicales y psicodélicas del film hacen honor a la personalidad multifacética de Elton. Además, su representación sin tapujos del consumo de cocaína y de la homosexualidad se destacó especialmente al haber sido estrenada poco después de “Rapsodia bohemia”, la biopic de Queen que fue criticada justamente por sus excesivos esfuerzos en tamizar estas mismas facetas de Freddie Mercury (disponible para ver en Star+).
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“Rocketman”. El film sobre Elton John es otro ejemplo de biopic lograda.
-“I’m Not There” (2007): La primera década de este siglo fue un momento fértil para las biopics de calidad, como es el caso de esta biopic poco convencional sobre Bob Dylan. Dirigida magistralmente por Todd Haynes, la película no es sólo visualmente sobresaliente, sino que toma una decisión narrativa original sobre la que construye la identidad del film: Dylan es una figura tan multifacética que contiene varios personajes en sí mismo. Y así se lo representa, a través de seis actores (y actrices) que encarnan las múltiples vidas del músico: el poeta, el profeta, el forajido y la estrella rock, entre otras. Y la frutilla del postre: la banda sonora original con canciones memorables de Dylan versionadas por artistas que van de Sonic Youth a Cat Power.
-“Control” (2007): En el mismo año del estreno de “I’m Not There” vio la luz otra biopic memorable. El director Anton Corbijn hace un retrato espeso y amoroso de Ian Curtis, líder de Joy Division. El film recrea con precisión la Manchester oscura y hostil de los años setenta que habitó Curtis antes de quitarse la vida a sus 23 años. La impresionante fotografía en blanco y negro, la música original compuesta por los ex compañeros de banda de Curtis (los New Order Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris) y la actuación del joven Sam Riley son algunos elementos clave del combo virtuoso que hace de “Control” una película destacada.
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Control. La película sobre la torturada vida de Ian Curtis, el líder de Joy Division.
-“Selena” (1997): Quizás Selena no sea una figura tan memorable para los argentinos, más allá de ser la voz de los hitazos “Como una flor” o “Bidi bidi bom bom”. Pero Selena fue, para los latinos de Centroamérica y Norteamérica, una estrella mega popular de la música tropical. Tuvo una vida estelar y un final trágico: fue asesinada a los 23 años por la presidenta de su club de fans. En esta película, hecha tan sólo dos años después de su muerte, Jennifer López encarna a Selena con sobrado talento. El film no le escapa a las oscuridades de la vida de la cantante, como un estrellato prematuro, un padre muy exigente y el contacto cercano con los excesos del mundo de la música. En 2021, posiblemente motivados por el éxito de la serie de Luis Miguel, Netflix estrenó una serie biográfica de Selena que se animó a mucho menos que la película más de 25 atrás y no tuvo éxito al mostrar una versión demasiado lavada de la artista.