Germán Risemberg alza la voz para contar lo que sólo se puede decir cantando. El músico rosarino residente en Barcelona acaba de lanzar su primer disco con temas propios titulado “Entre dos siglos”. Allí, Risemberg irá desgranando universos propios y ajenos, que irán desde el romance de Salvatore y Elena de “Cinema Paradiso” hasta el de Esmeralda y Quasimodo en Notre Dame o a un homenaje al “coronel del pueblo” Manuel Dorrego y siempre con el túnel del tiempo pivoteando entre pasado, presente y futuro. Todo desde un cristal variopinto en lo musical donde se respira la misma impronta rockera que comenzó allá por fines de los 70 y principios de los 80, cuando era guitarrista de Neolalia y bajista de Staff, bandas que encabezó Fito Páez, y continuó con un camino de búsqueda que lo llevò hasta a cambiar de geografía para cristalizar estas diez canciones de impecable factura. “Ante mil adversidades levantamos nuestro canto, nunca darnos por vencidos, siempre continuar luchando”, entonará Risemberg, quien dialogó con La Capital desde España para revelar los motivos de este lanzamiento: “Si hago una canción es porque tengo algo para decir”.
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“Por cada sueño caído, un nuevo sueño inventamos” cantás en “Así la vida transcurrió”. ¿Cumpliste un sueño al sacar tu disco debut, y encima desde Barcelona?¿Se puede contar cuál fue el sueño caído?
En 1984 en el Café de la Flor tuvo lugar mi última presentación en vivo realizando música. Luego vino un largo período de hibernación hasta que por fin reaparecí en el 2014 junto a Carlos Murias reeditando el grupo Staff en versión dúo. El sueño caído podría ser haberme alejado de la música por tanto tiempo. Quizás haber estado tan cercano a los miembros de la Trova me resultó contraproducente. El nuevo sueño inventado sería haberla retomado sacando mi primer disco con canciones propias. De todos modos, mi intención en este tema tuvo que ver con una cuestión histórico-social de la Argentina: ante cada golpe recibido siempre renació un volver a la esperanza.
_Hiciste un típico disco de canciones de autor y su título es “Entre dos siglos”. ¿Con 60 años cumplidos pudiste adaptarte a los cambios generacionales en la música o tu corazoncito sigue aferrado al siglo pasado?
_Los que nacimos y vivimos en el siglo XX y continuamos viviendo en este siglo XXI tenemos un poco los cables mentales en cortocircuito. En la portada aparezco con un libro en una mano y con un celular en la otra. La canción que da nombre al disco dice: "Una escoba no más un caballo alado". Qué niño hoy en día va a agarrar la escoba, montarla y gritarle "¡Arre!". Creo que deambulo entre la adaptación a los nuevos tiempos y cierta nostalgia hacia tiempos pasados. De todos modos soy un debutante lanzando su primer disco a los 60 años. Si el disco recibiera un premio sería a "artista revelación", jaja.
_En tu disco convive una balada con una bossa, una chacarera, un blues y un tango, por citar algunos ejemplos. ¿A la hora de componer necesitabas volcar muchos de los géneros que te formaron en tu adolescencia?
_De adolescente escuchaba Spinetta y García, King Crimson y Weather Report. Y en la casa de Fito (Páez) le echábamos mano a los discos de su papá y así nos copábamos con el Cuchi Leguizamón o Atilio Stampone, con Oscar Peterson o Tom Jobim. El cantautor pone un pie en la música y otro pie en la letra. Por eso a mi entender, tiene que nutrirse de diversos géneros musicales, pero no sólo musicales, sino también literarios o cinematográficos. Leer una novela de Sandor Marai o los cuentos de Samanta Schweblin. Ver una película de Billy Wilder o una de François Ozon.
Entre dos siglos - Germán Risemberg
_Más que apelar a estribillos que peguen, tu intención fue contar historias y dejar un mensaje en cada una de ellas. ¿Es una manera de cantar con contenido cuando hay tanto vacío en la música comercial?
_La desventaja de no vivir exclusivamente de la música es justamente la de no poder hacerlo. Pero la gran ventaja es la de poder componer absolutamente lo que se me da la gana, sin prestarle la más mínima atención al mercado. Aspiro a que mis canciones les gusten a muchas personas pero si no fuese así seguiría componiendo de la misma manera. Muchos músicos cuyos ingresos provienen solamente de la música terminan estando demasiado pendientes de las tendencias y de satisfacer a la demanda. En mi caso si hago una canción es porque tengo algo para decir.
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_Sos un músico que integraste Neolalia y Staff con Fito Páez en los 70 y 80. ¿Qué hay de tu encuentro con Fito en Barcelona y de su entusiasmo por grabar aquellos temas? ¿Sigue en pie esa idea?
_Cuando vino Fito a tocar en L´Auditori de Barcelona me invitó a verlo y a almorzar con él al día siguiente del concierto. Fueron dos horas hermosas llenas de anécdotas y recuerdos. Allí surgió la idea de grabar un disco de Staff integrado en su mayoría por las canciones del Fito adolescente, canciones que nunca fueron grabadas. ¡Unos temazos! Un par de veces él me dijo que sigue en pie la idea. El asunto es que es tan hiperactivo y creativo, que siempre tiene otro proyecto por delante. Muchos fans en sus blogs están a la expectativa. El tiempo dirá...
_Te acompaña un seleccionado, entre los que se destacan Claudio Cardone e Iván Tarabelli, además del Poyo Moya y Leandro Maseroni, pero el disco fue grabado en Rosario más allá de que residís en Barcelona. ¿Tenías ganas de que tu disco debut se grabe en la ciudad que te vio nacer, se respiraba otro aire más esencial?
_Varios de los temas del disco fueron compuestos en Rosario antes de partir. Barcelona es la ciudad más linda del mundo, pero Rosario es la ciudad que más quiero y llevo siempre en mi corazón. Fue un gran placer grabar el álbum en mi ciudad en el estudio de Leandro Maseroni, quien además fue el director musical e hizo un trabajo excelente. Un disco con mayoría de tecladistas invitados, todos ellos enormes. También participaron Rodrigo Armanazqui y Leo Del Río en bandoneón. Me faltó solamente Ricardo Vilaseca, quien gracias a Dios superó su problema de salud. Será la próxima...
_¿Más allá de la pandemia, tenés algún plan de presentar este disco en Rosario? ¿Ya empezaste a cranear las canciones de un nuevo material o estás disfrutando todavía “Entre dos siglos”?
_Por el momento no hay nada concreto. Estoy viendo cómo evolucionan estos acontecimientos que nos tocan atravesar. Con respecto a una nueva producción dispongo de entre cinco o seis decenas de canciones hechas que podría grabar. Seguramente en este 2022 lo haga. También me encantaría que grabasen mis temas ciertos cantantes que admiro.
_ "La vida, acuarela recién pintada" cantás en "Angel do Rio". Sos psicólogo, contador, doctor en administración y te fuiste a Barcelona para hacer tus propias canciones. ¿Hay una nueva pintura en tu vida?
_Muchas de mis letras y melodías destilan cierto halo de melancolía. Pero a la vez en muchos momentos también trato de transmitir un sentir de optimismo, de la vida como una acuarela recién pintada, o como en mi tema "Tocar el horizonte", donde a pesar de comprobar que se trata de un imposible el personaje igualmente dibuja una sonrisa. Tal vez la nueva pintura de mi vida la retrato en el rock-blues "De Rosario a Barcelona" donde digo: "No soy de aquí, tampoco de allá". La típica problemática del emigrado.