Pablo Maritano es uno de los principales régisseur del país. Su "Otello" de Verdi, para el Teatro Municipal de Santiago de Chile (2014) recibió el reconocimiento del Circulo de Críticos de Arte del hermano país, y en estos días, su puesta en el Teatro Colón de "Die Soldaten", del alemán Bernd Alois Zimmermann, se constituyó en uno de los principales hitos culturales y artísticos del año.
—¿Cómo plantea la Carmen para el Teatro El Círculo?
—Carmen está fuera del límite de lo comprendido, para mí; es más que femme fatale o mujer trampa, o esa cuestión tanática, aquello que no entra en las casillas, una persona de una sexualidad transgresora, que es leída con mucha dificultad en su tiempo, especialmente, por los hombres, de ahí la funcionalidad que don Don José sea además un militar. En esta puesta es una estrella del varieté, haciendo un homenaje al famoso cabaret de Madame Safó de Rosario, sin por eso dejar de ser una Carmen española.
—¿Cuán transgresor se puede ser en un mundo donde el concepto de pecado ha desaparecido?
—Es trabajo nuestro encontrar esos lugares de transgresión y marginación, hubo en el siglo XX mujeres muy transgresoras... me viene la imagen de la Marlene Dietrich del "Angel Azul" vestida de hombre y sin duda, hoy por hoy si la montáramos en la contemporaneidad absoluta, hay figuras transgresoras que van mucho mas allá de los lugares reconocidos. Lo que hago lo hago con mucho amor y con mucho respeto con el material musical y humano, es un momento de mucho trabajo con suerte para mí, más que nada es eso.
—¿Cómo se acerca a óperas transitadas, establecidas en el repertorio, como "Carmen", y a aquellas que no son muy conocidas para el público?
—Respecto al repertorio más transitado o el prácticamente desconocido, por lo menos en vivo, son responsabilidades distintas. Yo creo que en el caso del repertorio más transitado uno tiene que, además de contar la historia, poder mostrar algún un atractivo que amerite le reincidencia de ese título. "Carmen", por ejemplo, es una obra con una gran literatura de puesta en escena y que ocupa en el imaginario popular un lugar muy importante. No me acerco a ella, pensando que tengo que hacer la versión definitiva. Al estar trabajando con material muy popular, hay que usar eso a favor. Yo pienso mucho en este tipo de obras, un teatro más accesible, más cercano al teatro musical, por ejemplo, donde hay mucha danza, mucha coreografías, además la presencia de lo exótico da un toque picante a la cuestión.
—¿Cuáles son sus actividades artísticas en estos momentos y sus proyectos próximos?
—Estoy en el Teatro Argentino de La Plata y además dando clases en el instituto de arte del Colón; formo parte de "Plataforma Cero" que es un emprendimiento del Ministerio de Cultura de la Nación y como director estoy preparando una pequeña ópera sobre material de Moliere y música de Charpentier y Lully. Para la Opera de Cámara del Colon, estoy proyectando nuevas producciones para el Teatro Argentino y el Colón para el año que viene, además tengo la puesta de "La Italiana en Argel" que viaja a Montevideo, Río y España.
—¿Los éxitos resonantes de "Otello" y "Die Sodaten" marcan una etapa especial de su trabajo?
—Del "Otello" para el Teatro Municipal de Santiago de Chile y "Die Soldaten" para el Colón, una de las cosas que yo rescato es que son dos montajes que me resultan muy queridos, como también lo fue "Platee", de Rameau, en el nuevo Teatro Regional de Rancagua y en Buenos Aires, también lo fue mas allá del reconocimiento o de los premios el estreno americano de "Cachafaz", de Copi/Strasnoy, en el Teatro San Martín, o "Rapto en el Serrallo", de Mozart en el Teatro Argentino de La Plata.