No es una película de espías precisamente, pero la historia detrás de la larga y accidentada producción de “007: Sin tiempo para morir” es una película en sí misma. El nuevo filme de James Bond _que hoy (jueves 30) llega a las salas de Rosario después de casi dos años de espera_ sufrió todo tipo de contratiempos en su camino a los cines: problemas para convencer al protagonista, cambio de director, modificaciones en el guión, polémicas por cuestiones de género y, para rematar, la pandemia, que hizo que el estreno se postergara en varias ocasiones, multiplicando las pérdidas (millonarias) de los productores y los estudios. No obstante, “Sin tiempo para morir” llega a la pantalla grande (nunca cedió ante la tentación del streaming) con las expectativas intactas: es la despedida de Daniel Craig como el agente 007, es el filme más caro y extenso de la saga (dos horas y 43 minutos) y en definitiva todos quieren saber cuál es el resultado final después de un proceso de producción tan complicado.
En principio, después de la taquillera y ambiciosa “Spectre” (2015), Daniel Craig dijo que ya no volvería a interpretar a Bond. Se barajaron nombres de grandes actores para reemplazarlo (Michael Fassbender, Tom Hiddleston, Idris Elba), pero los productores no estaban convencidos. Finalmente, tras muchas negociaciones y, dicen, una oferta de 150 millones de dólares, Craig aceptó ponerse otra vez en la piel del agente secreto para una película de despedida. Acto seguido, hubo un cambio de director (nada menos). Danny Boyle, el realizador “Trainspotting” y “¿Quién quiere ser millonario?”, abandonó el barco por diferencias creativas con los productores Barbara Broccoli y Michael G. Wilson. Según trascendió, el cineasta británico quería un agente secreto suelto y divertido, mientras los dueños de la marca 007 apuntaban a un perfil más serio para el final de Craig en la saga. El lugar de Boyle lo tomó Cary Fukunaga, el norteamericano que había dirigido “Jane Eyre” y la primera y elogiada temporada de “True Detective”.
¿Arrancó ahí la filmación? ¿Ya estaba todo resuelto? No. Faltaba lo más difícil: delinear un James Bond para el tiempo actual. A partir de “Casino Royale” (2006), Daniel Craig se convirtió en un potente y convincente 007 para el siglo XXI. Sin embargo, en plena era del empoderamiento femenino, el espía británico más famoso, un seductor de la vieja escuela, también iba a pasar por un proceso de replanteos. El mismo Cary Fukunaga le dijo a la revista Variety: “No podés hacer que Bond sea una persona diferente de la noche a la mañana. Pero, sin duda, podés cambiar el mundo a su alrededor y el modo en que él interacciona con ese mundo”.
Y los cambios justamente vinieron por el lado del guión. Los productores convocaron a la guionista estrella del momento, la británica Phoebe Waller-Bridge (“Killing Eve”, “Fleabag”) para inyectar mirada y perspectiva femenina a la trama. Cuando ella llegó el libreto ya estaba en marcha, pero pudo contribuir desarrollando los personajes femeninos que ya existían en ese primer boceto. “Se ha hablado mucho sobre si la franquicia de Bond es relevante ahora por cómo es él y por cómo trata a las mujeres”, dijo Waller-Bridge. “Creo que eso es una estupidez. El personaje de Bond está absolutamente vigente ahora, pero tiene que crecer, tiene que evolucionar, y lo importante es que el filme trate adecuadamente a las mujeres. El sólo tiene que mantenerse fiel a este personaje”, declaró.
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Ana de Armas interpreta a una espía cubana.
En ese sentido, el director fue mucho más allá y recientemente le dijo al sitio The Hollywood Reporter que en las versiones de 007 protagonizadas por Sean Connery el personaje actúa como un violador. Como ejemplo citó la película “Operación Trueno”, de 1965, en la que Bond besa a una enfermera a pesar de que esta rechaza sus insinuaciones. En otra escena del mismo filme, el agente aprovecha conocer cierta información que, en caso de revelarse, podría dejar a la mujer sin empleo, para presionarla a mantener relaciones sexuales. “¿Fue en «Operación Trueno» o en «Goldfinger» donde básicamente el personaje de Connery viola a una mujer?”, se preguntó Fukunaga. Y añadió: “Ella está como diciendo «no, no» y él está como diciendo «sí, sí». Eso no funcionaría hoy en día”, afirmó.
Según el realizador, el desafío ahora es mostrar a un Bond vulnerable. “En 60 años todo ha cambiado mucho. En aquel entonces el hombre no se detenía ante la negativa de una mujer. En el ADN de Bond siempre va a estar la seducción, y tengamos en cuenta que es un asesino despiadado, un espía sin reparos morales, pero ahora está herido, está humanizado. Y por ahí va mi exploración”, agregó el cineasta.
Cuando comienza “Sin tiempo para morir”, James Bond está en Jamaica, retirado y viviendo sus días tranquilo junto a la doctora Madeleine Swann (la psiquiatra que lo ayudó en su misión en “Spectre”, interpretada por Léa Seydoux). Su número de licencia, 007, lo tiene ahora la agente secreta Nomi, un nuevo y enigmático personaje encarnado por la actriz Lashana Lynch (Maria Rambeau en “Capitana Marvel”). El papel de Lynch como nueva 007 despertó todo tipo de rumores sobre si será ella la que sustituirá a Daniel Craig, aunque es algo que la propia actriz ha negado. De todas formas, este personaje aporta mucho al universo femenino del filme, y lo mismo sucede con Paloma, una agente cubana (interpretada por Ana de Armas) que ayudará a Bond en una de sus misiones. El villano, en tanto, queda en manos de Rami Malek (el Freddie Mercury de “Bohemian Rhapsody”), y además están los regresos de Ralph Fiennes (como M) y Christoph Waltz (como Blofeld).
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Rami Malek es el nuevo villano.
Los planes iniciales de los estudios Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) eran estrenar “Sin tiempo para morir” en noviembre de 2019. Sin embargo, fue pospuesta hasta febrero de 2020 y, posteriormente, a abril de 2020. Fue entonces que llegó la pandemia y adiós al estreno en pantalla grande. Mientras varias películas que debieron postergar sus estrenos pasaron directamente al streaming, el filme número 25 de James Bond persistió en la espera del momento adecuado para arribar a las salas. Medios de Hollywood informaron que hubo intentos de parte de MGM de vender la película a Netflix, pero la cifra que pidieron (600 millones de dólares) era demasiado incluso para el gigante de la N roja.
La agencia estatal británica Companies House reveló que los costos originales de la producción habrían rondado los 280 millones de dólares, pero se estima que esta cifra subió a 314 millones por los sucesivos retrasos del estreno. A eso hay que sumarle el presupuesto destinado a la promoción original del filme, entonces el total ascendería a 464 millones. Además, el acuerdo de MGM establece que se quedará con el 50% de los ingresos en la taquilla, lo que hace que para recuperar toda la inversión deberán recaudar ahora más de 900 millones.
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Lashana Lynch, una mujer con licencia para matar.
La presión por lograr una buena taquilla es mucha, pero a “007: Sin tiempo para morir” le sobran atractivos para reunir a un público masivo. El martes se realizó una avant premiere en Londres a la altura del legendario espía: fue en el Royal Albert Hall, con todos los protagonistas, vestidos de gala y la presencia de los príncipes Carlos y Guillermo y sus esposas Camila y Kate Middelton. La película se estrena hoy en todo el mundo excepto en Estados Unidos, donde llega la semana que viene, y ahí se verá con los números en la mano la recepción de la gente. Las primeras críticas, en tanto, han sido muy elogiosas, y eso suma puntos para un debut promisorio.
SIN TIEMPO PARA MORIR | Tráiler oficial subtitulado (Universal Pictures) HD