Vida de millonario
A las 12 la carroza se convertirá en calabaza. Cenicienta lo sabe, el viajero también. Por eso, hay que disfrutar cada hora, cada minuto, cada segundo.
4 de noviembre 2018 · 00:00hs
A las 12 la carroza se convertirá en calabaza. Cenicienta lo sabe, el viajero también. Por eso, hay que disfrutar cada hora, cada minuto, cada segundo. Así son las vacaciones, aquí, allá y en todas partes, sólo que cuando uno se aloja en los elegantes Paradisus, los resorts de alta gama de la cadena Meliá, lo vive en carne propia.
En Yucatán hay dos, el más famoso es del de Cancún. Las pirámides acristaladas que rematan sus construcciones de inspiración maya son un emblema del Caribe, tanto como su Royal Service, un programa de vacaciones VIP que hace que los pasajeros se sientan millonarios por un día, o mejor, por todos los días que se alojen en el hotel.
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Y es así porque cuenta con servicio de mayordomo, una comodidad que ni siquiera se puede imaginar, ya que vale tanto para consultar vía WhatsApp el horario de las clases de zumba en el gimnasio, reservar mesa en el exclusivo restó Tempo, de Martín Berasategui, como para evitar el peor momento de los viajes: hacer la valija.
El complejo está ubicado en la "Zona Hotelera", el centro neurálgico de la ciudad, pero puede evitarla sin que siquiera se lo note, ya que cuenta con una cancha de golf de nueve hoyos, cuatro piscinas, 15 restaurantes, un salón de juegos para niños es una tentación inclusive para los grandes, y una salida exclusiva a una playa de ensueño.
La Esmeralda, como bautizaron con toda justicia al Paradisus de Playa del Carmen, tiene un diseño que respeta el ambiente relajado de la villa de pescadores que dio origen a esta perla del Caribe. Construcciones bajas, palapas, camas balinesas, piscinas rodeadas por la vegetación indomita del manglar y vigiladas por altas palmeras.
En ambos, el mar es una presencia amorosa, un rumor que endulza los oídos y refresca los pies con su incesante ir y venir. En ambos, se puede aprender a preparar cócteles, obviamente con Tequila, los secretos del guacamole y hasta a pintar una calavera para el Día de los Muertos. En ambos, lo único imposible es no pasarla bomba.