Postales de un país con guiños nostálgicos
Siendo agosto el mes en el que los uruguayos más salen a bailar en innumerables propuestas organizadas por boliches, discotecas, bares y pubs, así como en fiestas privadas y entre amigos, aprovechamos a mirar hacia décadas anteriores en un marco más ilustrativo de la nostalgia, recordando algunos atractivos turísticos que, para Uruguay, han tenido algún momento significativo.
Así que en el mes de la nostalgia, entre muchas otras cosas, vale la pena visitar la época colonial, revivir la gloria futbolera o animarse a dar un paseo urbano por la modernidad. En agosto vale dejarse llevar por una melodía tanguera o imaginar el estruendo de la artillería pesada en tiempos de disputas entre españoles y portugueses.
En suma, también el turismo tiene su atractivo a través de distintas postales que, haciéndonos un guiño en el presente, nos invitan a mirar al pasado con asombro, curiosidad, gratitud y nostalgia.
1 Epoca colonial
Calle de los Suspiros, Puerta de la Ciudadela y Conchillas. Fundada por los portugueses en 1680, Colonia del Sacramento es un tesoro para los nostálgicos, con muchos rincones que seducen a los visitantes, como la Calle de los Suspiros, un lugar de ensueño que parece haber quedado detenido en el tiempo. Esta peatonal, la más emblemática del barrio histórico, tiene una carga de romanticismo acorde a los más nostálgicos.
Otro atractivo con impronta nostálgica es la Puerta de la Ciudadela, también denominada "Puerta de Campo", inaugurada en 1745, cuyo paisaje nos permite ver en una sola imagen, un fuerte, un foso con puente y grandes pilares de piedra.
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Romántica y colonial. La Calle de los Suspiros, una postal de Colonia del Sacramento.
Para nostálgicos con miradas puestas en otros continentes, sin duda una recorrida por Conchillas, cuyo encanto e identidad seduce por su historia. El poblado, ubicado a 50 kilómetros de Colonia del Sacramento, surgió con la llegada de una empresa británica que se instaló, a fines del siglo XIX, para la explotación de sus médanos, destinados a construir el Puerto de Buenos Aires. Las casas de piedra con sus techos a dos aguas de color rojo son testimonio vivo de Conchillas.
2 Tiempos de disputas entre españoles y portugueses
Fortaleza de Santa Teresa y Fuerte de San Miguel en Rocha. No es que se ande añorando el tronar de los cañonazos, pero en el marco de la nostalgia, visitar uno de los sitios patrimoniales más singulares que tiene Uruguay como la Fortaleza de Santa Teresa, en el departamento de Rocha, es revivir una época increíble de la historia y que se remonta al año 1762.
Si bien fue construida por la corona española, su fundación y su nombre se deben a Portugal. Estratégicamente construida en una elevación rocosa a 58 metros sobre el nivel del mar, los muros de la fortaleza fueron hechos de una doble pared de piedra de sillería y unidos por estribos. El espacio fue rellenado con tierra y cascotes para resistir los disparos de la artillería enemiga.
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Legado. El Fuerte de San Miguel fue construido por los españoles en 1734 y tomado por los portugueses tres años después. En 1737 volvió a manos españolas.
En el mismo marco, pero con algunos años más de historia, está el Fuerte de San Miguel, construido por los españoles en 1734 y tomado por los portugueses tres años después, en 1737, para ser nuevamente reconquistado por los españoles en 1763. En esta fortificación, que se encuentra en perfecto estado, se atesora una rica colección histórica, reproduciéndose los ambientes en los que vivieron sus ocupantes españoles y portugueses.
3 Años 30: la modernidad irrumpe con el Art Decó
Ciudad Vieja: Edificio Artigas, Edificio Mc Lean, Edificio Proalmar, Ex Bazar Mitre y Palacio Díaz. Para aquellos nostálgicos del art decó, sin duda Montevideo es una de las mejores ciudades a nivel mundial para disfrutarlo. Sólo en Ciudad Vieja el turista puede caminar poco y ver muchos ejemplos fascinantes de este movimiento de diseño popular que tuvo su esplendor entre 1925 y 1940.
La integración de elementos muy diversos, como herrería, vitrales, carpintería y adornos en bronce, junto a un manejo de volumen y de espacios muy especial, definen el art decó: un universo visual de abstracción y geometrización. Un hito del art decó montevideano es el ex Bazar Mitre (1929), con su estructura metálica y su importante paño vidriado. Otro punto imperdibles es el Palacio Díaz (1931), que según los entendidos está en sintonía -a escala montevideana- con los rascacielos que surgían en ciudades como Nueva York o Buenos Aires, como también lo está el Edificio Artigas (1940).
Para vivir esas nostalgias arquitectónicas, basta seguir caminando y llegar al Edificio Mc Lean (1931), con sus puertas que dejan ver temas relacionados al zodíaco y ornamentos en cemento y en metal mitológicos. Otro caso de art decó es el Edificio Proalmar, con sus largas líneas horizontales y elementos náuticos que lo asemejan a un gran buque.
4 El siglo XX y una melodía en el ADN de la nostalgia: el tango
Museo de Carlos Gardel, departamento de Tacuarembó. Si bien en La Noche de la Nostalgia predomina la música disco de las décadas del 60, 70, 80 y 90, para quienes rememoran viejos tiempos y sentimientos con otros ritmos y melodías, el tango es, sin duda, un punto de encuentro ideal. Qué mejor entonces que evocar la voz del Zorzal Criollo y animarse a recorrer el departamento de Tacuarembó, cuna de Carlos Gardel.
Cuando el frío no desafina y el abrigo tiene buena tonada, darse una escapada a Valle Edén es una buena excusa no sólo para disfrutar de un entorno caracterizado por sus ondulantes sierras, sino también para acercarse a una antigua pulpería frecuentada por Gardel y que actualmente es un museo temático dedicado a esta emblemática figura del tango rioplatense.
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Arrabal amargo. Una antigua pulpería de Tacuarembó hoy es el Museo de Carlos Gardel.
En la misma zona, además, otras postales turísticas pueden inspirarnos nostalgia, como por ejemplo una antigua estación de trenes, conservada muy bien y que luce, todavía, el depósito de agua que antiguamente se utilizaba para suministrar a las locomotoras.
En una de esas, caminando por Valle Edén e imaginando los pasos que por allí dio Gardel, sentimos resonar en el aire la melodía de Nostalgias, un tango que jamás cantó el artista pero que, después de su muerte, fue escrita por Enrique Cadícamo y con música de Juan Carlos Cobián para un musical de teatro basado en su vida.
5 Principios del siglo XX: cuando en Uruguay había corrida de toros
Real de San Carlos, departamento de Colonia. Como sucede ahora con el fútbol, hacia comienzos del siglo XX en Uruguay las corridas de toros eran fiestas muy populares, tratándose de una tradición muy celebrada por los inmigrantes españoles que, poco a poco, fue perdiendo público. Esto, sumado a las recriminaciones que realizaban grupos protectores de animales y políticos influyentes, determinó que la práctica de corridas de toros fuera prohibida, generando el vacío y deterioro de un edificio monumental: la Plaza de toros Real de San Carlos.
Según algunos nostálgicos y conocedores del tema, sólo entre 1910 y 1912 se realizaron 32 corridas en Colonia del Sacramento, en las que participaron toreros de gran importancia internacional, como el español Ricardo Torres Bombita, entre otros, por lo tanto, el Real de San Carlos se transforma en un punto turístico ineludible tanto para uruguayos como extranjeros.
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Tauromaquia. A comienzos del siglo XX las corridas de toros eran fiestas muy populares en Uruguay, y la Plaza Real de San Carlos era el punto de encuentro.
Además, con la recuperación de la Plaza de Toros –en cuyas obras se prevé la construcción de un estadio para la realización de espectáculos deportivos y artísticos, con capacidad para 2.000 personas–, los espacios turísticos y gastronómicos de sus alrededores sin duda tomarán un encanto particular, en el que la cultura taurina irá ganando color.
6 Décadas del 30 y 50: campeones de América y del mundo
Montevideo y la magia del Estadio Centenario. En la era del swing, entre 1930 y 1950, el escenario musical estaba dominado por las big bands de Duke Ellington o Count Basie, pero en el escenario deportivo, los protagonistas pasaron a ser los futbolistas, y Uruguay un punto destacado en el mapa, ya que la primera Copa del Mundo se celebró en el país en 1930 -con la participación de 13 países- y los jugadores de “la celeste” los primeros en ganarla.
Cómo no tener nostalgia de esos años! Incluso antes el fútbol uruguayo se quedaba con el Oro en las Olimpíadas de 1924 y 1928. Luego la hazaña deportiva volvería a repetirse en la Copa Mundial de Fútbol de 1950, cuya final fue disputada por Brasil y Uruguay en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro, resultando campeón “la celeste” con un triunfo de 2 a 1.
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Garra charrúa. El Estadio Centenario de Montevideo atesora toda la historia futbolera del país vecino.
En este sentido, Montevideo tiene algunos destinos imperdibles para hacer de la nostalgia un motivo más de festejo. Por un lado se puede ir al Estadio Centenario, inaugurado el 18 de julio de 1930 y con capacidad para 60.000 espectadores. Allí está el Museo del Fútbol, con una colección de objetos de algunos de los momentos cumbre del fútbol local.
Otro destino futbolero de la ciudad es la sede del Club Nacional de Fútbol, conocida como “El Palacio de Cristal”, con una sala de exposiciones con trofeos y medallas de su historia deportiva, así como cuadros de sus equipos futbolísticos más destacados. También puede visitarse el Museo del Club Atlético Peñarol, en el que se exhiben trofeos del club desde el año 1891 a la actualidad. También pueden verse camisetas de leyendas del fútbol como: Obdulio Varela, Schiaffino, Walter Olivera y Fernando Morena.