El pasado prostibulario de Rosario vuelve a poner a la ciudad en pantalla. Así ocurre con “El Paraíso”, una película que explora aquella época oscura, esta vez en blanco y negro y animación 3D. El trabajo es una adaptación de la serie “Tierra de rufianes”, que dirigió el rosarino Federico Moreno Breser. En esta ocasión, la idea de transformar aquella serie en un film fue de Fernando Sirianni, quien escribió el guión, produjo y codirige la película que se estrena hoy en Rosario junto a Moreno Breser.
“El Paraíso” comienza en la actualidad y viaja al principios del siglo pasado para explorar la vida de Magdalena Scilko, una joven polaca que al llegar a Rosario es captada por Los Abramov, una organización criminal que manejaba la red de prostitución más grande de la ciudad. El elenco está formado por Norma Aleandro, Nicolás Furtado, Maite Lanata, Jorge Marrale y Alejandro Awada que prestan sus voces a los personajes protagónicos. “Es una historia de amor que desencadena en casi la muerte de una organización y una familia que estaba detrás del negocio prostibulario a comienzos de siglo”, definió Sirianni a Escenario sobre este film que rinde tributo al cine negro, el drama y los amores imposibles.
EL PARAISO | TRAILER OFICIAL | FS Entertainment
¿Cómo surge la idea de hacer la película sobre la serie “Tierra de rufianes”?
En realidad la película nace después de que vi la serie, que la hizo Federico Moreno Breser, que es un amigo. Cuando la ví automáticamente le dije a Fede que me había apasionado el abordaje histórico de ese momento de Rosario. Me pareció atrapante y le dije que podíamos hacer una adaptación a una película. Creo que es un material tan fértil para hacer una película que lo acordamos inmediatamente.
¿Qué conserva y en qué se aleja de la serie, además de que algunos personajes permanecen?
Cuando empezamos a charlar una de las cosas que le planteé es que me parecía interesante mantener los nombres de los personajes y un poco la propuesta principal era tratar que trabajaba con tres voces en off y describía ese universo, me pareció que había que profundizar en esos personajes y darles una historia en el lenguaje cinematográfico. Un poco el eje principal en la adaptación fue plantear el personaje de Magdalena Scilko como un personaje de 91 años que había sobrevivido por eso el relato arranca narrando por primera vez ante su hijo de 74 años y ante un periodista de investigación la verdadera historia, lo que le pasó cuando llegaron a Rosario a los 17 años, algo que su hijo desconocía. Básicamente me concentré en la adaptación dentro de la trama principal que se respeta bastante la serie y que es en esencia una historia de amor entre una víctima y un victimario y esa historia de amor tan controversial en el medio de ese marco de rufianismo y de la trama principal.
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Norma Aleandro con Sirianni y parte del equipo durante la grabación.
¿Se tomaron a algunos nombres de la realidad?
No, la película lo mismo que la serie, es estrictamente una ficción que navega por un marco y un contexto histórico que fue real. En su momento la serie hicieron una investigación y hay un libro que fue fundacional, tanto en “Tierra de rufianes” como para mí, que fue el de Rafael Ielpi y que narra ese momento. Pero básicamente es una ficción que aborda un momento histórico. Sí hay un guiño que lo dejé y a Fede le pareció muy bien y que es la mención de Raquel Liberman que fue un caso histórico de esa mujer que sufrió la trata, logró escapar y denunciar a la Zwi Migdal y descabezar esa organización.
¿Por qué perdura esa imagen de la ciudad como la Chicago argentina y relacionada con el tema prostibulario?
Uno tiene que hablar desde su experiencia. Cuando vi la serie que hizo Fede supe que cuando decidió abordarla recordaba muchas charlas con su abuelo, contaba cómo había sido Rosario, y desconocía esa realidad histórica, cómo habían sido los sucesos tanto en Rosario como en Buenos Aires porque la trata de mujeres y el desarrollo prostibulario fue legal entre 1875 y 1930 estaba en las dos ciudades con los dos puertos más importantes. La realidad es que a mi me apasionó porque la definición de la Chicago argentina la descubrí en la serie “Tierra de rufianes”. Después leyendo y conociendo a través de la obra de Rafael Ielpi uno descubre un momento de la historia argentina que no se circunscribió a Rosario y que en Buenos Aires tal vez en escala era un poco mayor aunque cuando uno lee siempre hay menciones del gran circuito prostibulario que tenía Rosario. Y en cuando a la Chicago argentina, si uno lee un poco sabe que Chicago fue esa ciudad referente del negocio de las mafias. Creo que esa definición no se quién la realizó, pero personalmente cuando ví la serie fue conocer una parte histórica que desconocía y me impactó mucho.
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Los directores Federico Moreno Breser y Fernando Sirianni.
¿Qué resonancia tiene en la actualidad una historia como la de la película?
Creo que puede tenerla y la verdad es que hay algo que estamos viviendo cómo por suerte ciertos derechos de las mujeres están siendo reivindicados. Si bien uno sabe que el negocio de la trata sigue actualmente, con otras formas, otros modos, otra dinámica, ojalá que suceda. Lo que más me interesa de la ficción no es poner un tema que puede ser de la actualidad, sino que lo que más me interesó en el personaje de Magdalena Scilko es narrar una historia de amor y centrarme en el sentimiento y en lo controversial que puede ser que una persona que sobrevivió a un calvario. También hablar de la dualidad fue uno mis objetivos en esta historia de amor entre víctima y victimario. Lo que quise mostrar en este arco dramático fue destacar la fortaleza y la resiliencia, cosas que hoy para las mujeres es un lindo mensaje. Quería tener una mujer fuerte y resiliente, pero de otra época. Hoy se habla del empoderamiento, por eso traté de imaginarme a lo que eran sometidas estas mujeres a comienzos de siglo con otra realidad. Como Magdalena que con 91 años habla de su pasado, y lo hace desde un lugar de luz, desde un lugar de amor hacia ese victimario que de forma indirecta fue ese Abramov, no hablar desde el rencor o del remordimiento sino contando el padecimiento desde un lugar de luz lo que fue su historia cuando llegó a Rosario. Porque era una familia, que eran León Abramov, que es bastante siniestro, Aron Abramov e Ian, que en la película se plantea cómo su destino finalmente no lo pudo elegir, sino que fue marcado e impuesto por la familia. Magdalena logra ver ese lado B que estaba muy enterrado y por fuera de su perfil de rufián.
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Las escenas de principios del siglo son en blanco y negro.
La película va directo al cine. ¿Cómo ves la competencia con las plataformas?
Yo hace 25 años que estoy ligado a la industria del cine, mi formación es cinematográfica y la verdad es que si bien para la industria y el sector audiovisual lo que está pasando con las plataformas es muy positivo porque genera trabajos, contenidos increíblemente buenos, cuando pensé en este proyecto le dije a Fede que quería hacer una película para cine. La hicimos y la pensamos en el lenguaje y la dirección para el cine. Y personalmente creo que el cine sigue siendo irreemplazable y tiene algo que no podés tener en el living de una casa que es lo sensorial.