“Cuenterxs nos hacemos contando” dice la convocatoria que lanzó la narradora rosarina Ayelén Romero, e invita a sumarse al Club de Cuenterxs. Una iniciativa que ella misma impulsa y que propone unirse a un espacio de encuentro, intercambio y formación destinado a todos aquellos que se dedican al oficio de la narración oral.
En diálogo con La Capital, Romero —también conocida como la payasa Cuchara— explica que el club tendrá su inicio en el mes de marzo. “Es una invitación a trabajar para y por el cuento con otros”, dice sobre la propuesta, destinada a adultos que tengan experiencia como narradores o mediadores de lectura, que quieran trabajar en la narración oral como oficio.
“La propuesta del club es crear un espacio para la práctica, el ensayo y el error. Encontrarse en ronda, hacer posible que la palabra circule y llevarla donde aún no circula”, dice Cuchara, y refuerza la relevancia del encuentro con otros y de la creación de un espacio de trabajo colectivo, compartido y continuado.
El oficio de contar
La idea del club de narradores ronda en la cabeza de Ayelén desde hace un tiempo, sustentada en su interés de compartir formación y experiencias con sus colegas. “Me interesan los espacios de formación colectiva, porque lo que el otro u otra tenga para decir siempre enriquece el camino que uno viene haciendo desde sus experiencias”, dice.
El objetivo del club que funcionará en la Biblioteca Popular Alberdi es reunirse para hablar de cuentos, encontrarse con la teoría, mirar la práctica y hacer todo eso colectivamente. “Uno se encuentra con la narración como oficio una vez que lo está haciendo, entonces reflexionar sobre la práctica es interesante y está bueno hacerlo con otros”, explica. El club no solo estará abierto para quienes quieran formarse sino también para quienes estén dispuestos a preguntarse sobre lo que hacen, cómo lo hacen, quienes lo hicieron antes, cuáles son los caminos que se vienen trazando, y sobre qué es lo que está aconteciendo respecto a la narración oral en el país y en el resto del mundo.
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“Seremos un laboratorio para probar repertorios, una usina de cuentos”, promete la invitación del Club de Cuenterxs. Romero explica que se llama repertorio a esa cantidad de cuentos que los narradores ya tienen preparados o adaptados para contar. La narración oral tiene su lenguaje propio y cuando alguien quiere contar un cuento tiene que transformarlo a ese lenguaje. En ese ejercicio, el narrador va sumando cuentos a su catálogo personal. “Lo interesante es cuando uno se cruza con otros narradores porque hay un cruce de repertorios. Cada uno viene con su caminito y al encontrarte con el otro hay un intercambio y eso es enriquecedor. Por ejemplo, descubrimos cuentos que no conocíamos”, relata. Dice que la idea del laboratorio implica un descubrimiento que se produce en ronda, donde los participantes suman sus devoluciones en relación a lo que ven y escuchan y se enriquecen mutuamente.
Cuando se le pregunta a la narradora si se inspiró en alguna otra experiencia, ella responde que el primer espacio del que tuvo conocimiento fue el club de narradores de Dora Etchebarne, quien fuera pionera en el arte de la narración oral y desarrolló su experiencia en Buenos Aires. Pero también afirma que hay una basta experiencia en la ciudad, como los espacios de formación para narradores que se organizan desde el distrito norte de Villa Hortensia y que desde hace años itinera por distintas bibliotecas populares. En ellos, destaca la labor formativa de Natalia Fernández que acercó a mucha gente al mundo de la narración oral. Otro antecedente en Rosario fue el trabajo realizado por Mónica Alfonso, una de las pioneras en el oficio que fue homenajeada el año pasado en el encuentro de narradores. “Mónica siempre tuvo la hora del cuento en la Biblioteca Argentina. Ese era un espacio de formación de narradores y de gente que después sostuvo un voluntariado en narración oral en distintas instituciones de la ciudad”, recuerda Romero. También señala la existencia del Movimiento Rosarino de Narración Oral (Moronao), que “son profesionales que hace muchos años están contando”.
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Los encuentros se realizarán en la Biblioteca Popular Alberdi.
Beneficios para todos
El Club de Cuenterxs realizará sus encuentros en la biblioteca de Zelaya 2089, en modalidad presencial, los días sábados durante tres horas y cada 15 días. La propuesta es flexible y brinda opciones de días y horarios para los interesados. Uno de los requisitos para integrar el club es pagar una cuota mensual. Se trata de un aporte accesible con el que también se colabora con la Biblioteca Popular Alberdi, “un espacio que tiene un montón de actividades y los talleres como este contribuyen a sostenerla”, explica Romero. Quienes ya son socios de la biblioteca tienen un descuento para ingresar al club.
Formar parte de este espacio de formación también aporta beneficios a quienes lo integran, como acceder a descuentos en recursos útiles para los narradores. Entre ellos: cuadernos artesanales, servicios de fotografía, librerías donde acceder a buena literatura infantil y juvenil, y capacitaciones especiales.
Los beneficios que otorga el club en instancias de formación merecen un apartado. Se trata de descuentos para quienes quieran formarse con Juan Martín Tapia y Belén Campero. Tapia es profesor de filosofía egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y narrador oral profesional. Desde 2004 crea y presenta sus espectáculos de narración oral en distintos teatros, escuelas y festivales. En el campo de la formación dicta cursos de narración oral para docentes en la Escuela de Maestros de la Ciudad de Buenos Aires, y es profesor titular de las materias literatura y narración oral, y literatura y música del postítulo de literatura infantil y juvenil del Instituto Summa. Además, es director y realizador en Lengua Viva, una productora de literatura, música y oralidad. Por su parte, Belén Campero es doctora en humanidades y artes con mención en filosofía por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), y diplomada en infancia, educación y pedagogía en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Se desempeña como docente en filosofía para niños y coordina talleres de esta disciplina con niños, jóvenes y adultos en bibliotecas populares, espacios culturales y hospitales públicos.
En su invitación al Club de Cuenterxs, Romero propone animarse a una aventura que implica investigación y práctica de la narración oral, y dice que para sumarse “sólo es necesario querer contar y saber del trabajo que eso implica”. Además propone generar contadas o espacios donde los narradores puedan ir a contar a bibliotecas, librerías amigas del club y a distintos lugares que quieran sumarse a la red. De este modo, la promesa de los beneficios logran trascender el club, si para el deleite de chicos y grandes, los cuentos circulan y se multiplican.
Los interesados pueden inscribirse completando un formulario online disponible en el Instagram @cucharaclown o lo pueden solicitar al email [email protected]