Viejo es el viento y todavía sigue soplando. Los hinchas de Central deben sacarse el sombrero ante el enorme Miguel Angel Russo. Porque es un DT que siempre volvió al club cuando las papas quemaban y jamás puso excusas. Sin ninguna duda el logro que acaba de conseguir el canalla tiene un padre excluyente y no es otro que su actual entrenador. Miguel lo hizo de nuevo. Otra vez supo armar un equipo competitivo, rocoso, valiente y con espíritu ganador, que logró identificarse con la gente. "Es el equipo de Miguel", se escuchó esta temporada en varias presentaciones en el Gigante. Central va por el título en la Copa de la Liga y jugará la próxima Copa Libertadores. Ovación para el DT.
Russo, desde la simpleza, sin discursos estridentes, con mucho trabajo, con un plantel sin figuras de renombre y con todos soldados leales a la causa, armó un campañón, donde el Gigante fue un bastión infranqueable que soportó las debilidades del equipo de visitante. Pero lo cierto es que en el balance general nada se puede reprochar porque la temporada regular culminó con dos objetivos trascendentales en la columna del haber. Con dos plenos tremendos para la entidad auriazul.
Central volvió a clasificar a la Copa Libertadores y jugará el 2024 con los mejores equipos de América, lo que será una enorme vidriera deportiva y económica para seguir potenciando al club de Arroyito. Hasta la Conmebol felicitó al canalla tras el logro de tener una butaca asegurada en la función de gala del fútbol sudamericano.
Pero hay más. De la mano orfebre de Russo el equipo se metió en los playoffs de la Copa de la Liga Profesional. Esto significa que definirá el título en partidos a mata mata, para buscar primero llegar a las semifinales y después meterse en la finalísima por la gloria.
Sí, Central hoy está a tres partidos de ser campeón, un escenario impensado hace un año atrás, cuando todavía no había asumido Gonzalo Belloso como presidente auriazul. También Belloso y su renovada comisión directiva son responsables directos de poner de pie y catapultar a Central a las grandes ligas.
En menos de un año el canalla mutó de la crisis y la incertidumbre en todos los aspectos, a ser un equipo protagonista dentro de la cancha, confiable en lo institucional y en crecimiento en cuanto a la infraestructura. Un gran 2023 de la entidad auriazul, que todavía no terminó y donde está más vivo que nunca el gran sueño de ser campeón de la actual Copa de la Liga.
En este escenario, Russo es el gran director de esta película que le devolvió la ilusión grande al pueblo canalla. Su equipo juega con el corazón y suele respetar la táctica puntillosa del conductor. Y los destellos de magia los aporta Jaminton Campaz, otro de sus aciertos cuando debió reforzar el plantel con una billetera acotada a principios de año. Tampoco se opuso a la venta del notable goleador Alejo Veliz y se quedó sin su extraordinario poder de fuego. Igual se las arregló con lo que tuvo a mano. No lloró ni puso excusas. Con astucia y sabiduría volvió a frotar la lámpara y mantuvo la competitividad hasta el fin de la temporada.
Miguel también extendió su halo ganador en el clásico y se despachó con otro triunfazo ante Newell's en el Gigante de Arroyito. Y tal vez este resultado terminó de enderezar el segundo semestre canalla para lograr los objetivos mencionados.
Russo es sinónimo de Central y lo volvió a demostrar. Nunca duda si debe poner los pies en el barro si el canalla lo llama, como lo hizo cuando volvió para devolverlo a primera división o en esta ocasión tras la asunción de Belloso.
Este año, en un contexto complejo, lleno de turbulencias en la previa, Miguel ratificó sus credenciales de guerrero y guió a la tropa hacia la tierra de los sueños. Aplausos para Russo. Porque "esto es Central", como siempre repite el DT. Pero "esto también es Russo", el último samurái de Arroyito.