El lunes 9 de noviembre de 2020 el Congreso del Perú destituyó a Martín Vizcarra como presidente interino por “incapacidad moral”. Entonces, Manuel Merino, que era titular del Congreso, asumió la Presidencia. Merino debía desempeñarse como presidente interino hasta julio de 2021 y guiar al país a través del complejo proceso electoral presidencial y parlamentario de abril. Pero los manifestantes salieron a la calle y forzaron la renuncia de Merino, apenas asumido. El poder quedó en manos entonces de Francisco Anasagasti, un ingeniero y político de buena imagen y con una buena dosis de sensatez y equilibrio. Las mismas cualidades que la ciudadanía percibía en el defenestrado Vizcarra, por esto fue tan resistida su expulsión del poder por el Congreso.
En aquellas elecciones de 2021 el maestro de primaria y candidato “tapado” de la izquierda radical peruana, Pedro Castillo, le ganó en segunda vuelta a la derechista Keiko Fujimori. Empezó apenas asumió en julio otro calvario: Castillo no da la talla para presidente, como él mismo admitió insólitamente en una entrevista reciente con la CNN. “No fui entrenado para ser presidente” y agregó que está en “un proceso de aprendizaje”. Poco antes, en noviembre, superó un pedido de destitución del Congreso, un clásico de la política peruana.
Ahora Castillo adelantó que formará nuevo equipo ministerial. Será el cuarto gabinete del presidente en poco más de seis meses de mandato. El primero fue liderado por Guido Bellido; luego vino Mirtha Vásquez y finalmente, con un brevísimo período, el congresista Héctor Valer, repudiado y forzado a renunciar por las denuncias que acumula por violencia familiar y de género. Las denuncias las hicieron en 2016 su esposa, ya fallecida, y su hija. Pero también acumula otras por peculado (2002), coacción (2007), robo (2007), fraude procesal y falsedad ideológica (2012). Valer duró apenas dos días en el cargo de primer ministro.
Si bien la última secuencia sísmica de la política peruana se inicia con la destitución de Vizcarra en noviembre de 2020, este ya era un presidente interino: había sustituido al presidente elegido en las urnas Pedro Pablo Kuczynski, quien fue forzado a renunciar para evitar un juicio político con final asegurado de destitución. “PPK” había derrotado a Keiko Fujimori en el ballottage de 2016.
Antes de PPK las cosas no fueron tranquilas tampoco, pero a partir de su caída sin dudas se aceleró la inestabilidad. Durante estos años de terremoto permanente siempre se dijo lo mismo para tranquilizar a la ciudadanía y a los actores económicos: la política peruana está fuera de control, pero la economía no sufre y Perú exhibe una estabilidad y una seguridad jurídica que todos le reconocen. Esto siempre fue cierto bajo los agitados gobiernos de los presidentes Alejandro Toledo (el primero luego de la fuga de Fujimori y el retorno a la democracia), y sus sucesores, incluido el ex militar y nacionalista radical converso al mercado Ollanta Humala. Tanto Humala como Toledo, ya como ex presidentes, fueron presos por actos de corrupción que surgieron de la rama peruana del Lava Jato. Otro expresidente, famoso por su personalidad y estatura política, Alan García, se suicidó cuando una partida policial fue a detenerlo a su casa. Y la dos veces candidata presidencial en segunda vuelta, Keiko Fujimori, también conoció la cárcel.
Sobre el futuro de Castillo, nadie es optimista, aunque él asegura lógicamente que terminará su mandato de cinco años. La tan apreciada economía peruana sufrió como pocas el golpe de la pandemia en 2020, porque una proporción muy alta es sumergida, informal. Pero se recuperó con fuerza en 2021: casi 18%, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
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El mal peruano parece tener su origen en el diseño elegido por el dictador Alberto Fujimori para la Constitución de 1993. Un mix de presidencialismo y parlamentarismo que recuerda a la V República francesa. Hasta la salida forzada de Fujimori en 2000 el modelo constitucional no mostró su verdadero carácter: el dictador no permitía que la Constitución se trasladara a la vida real. Desde Toledo (2001) en adelante, el Perú tuvo una vida política cada vez más agitada, marcada por la enorme impopularidad que sufren los presidentes peruanos a poco de asumir el cargo. La montaña rusa no paró nunca. Un dato de diseño que agrava esta inestabilidad: el Congreso es unicameral y se elige completo cada cinco años, en la primera vuelta presidencial. Cuando esa primera vuelta es muy fragmentada, como pasó en abril de 2021, el Congreso queda formado por minorías, incluida la del partido del presidente, como es el caso de Castillo. Para colmo, el partido que lo llevó de candidato, Perú Libre, no le responde a él sino al izquierdista radical Vladimir Cerrón, quien contribuyó todo lo posible a desestabilizar los primeros gabinetes de Castillo. La presencia del reformista moderado Pedro Francke en la cartera clave de Economía estaba en las antípodas de sus gustos chavistas. Francke se fue el 1º de febrero de este año. Ahora, por los medios, Cerrón le exige a Castillo que “no renuncie y le ponga identidad al gabinete”, o sea que arme uno que sea bien de izquierda cerril y primitiva. Cerrón y Perú Libre tienen vínculos probados con los descendientes políticos de Sendero Luminoso.
Con su cuarto gabinete por asumir hoy, martes 9 de febrero, el maestro rural Pedro Castillo viaja al frente del trencito de la montaña rusa a toda velocidad. Conviene repetirlo: el gabinete que va a jurar es el cuarto de Castillo en poco más de seis meses de gobierno. No hay nada comparable en la abigarrada política latinoamericana.
Asume el cuarto gabinete
El presidente Pedro Castillo anunció que tomaría juramento a su nuevo gabinete ministerial. No precisó la hora, pero se esperaba que la ceremonia se hiciera anoche en Lima. El mandatario hizo el anuncio durante una actividad de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales. Además, señaló que hoy se realizará la primera sesión del Consejo de Ministros con su nuevo equipo de trabajo.
Este anuncio llega luego de una serie de reuniones que sostuvo el jefe de Estado con personalidades políticas. Las últimas de estas con Rojer Nájar y la congresista de Juntos por el Perú, Sigrid Bazán.
“En unas próximas horas, el día de hoy vamos a juramentar al nuevo gabinete ministerial con ese compromiso de que miremos a las regiones. Mañana tenemos nosotros nuestra primera sesión de Consejo de Ministros con el nuevo gabinete”, declaró el presidente Castillo. Será el cuarto gabinete del presidente en los más de seis meses de gobierno.