“Cómo va a ser ministro, si vive a la vuelta de mi casa”. La frase, atribuida probablemente al genial pensador yrigoyenista-peronista Arturo Jauretche, sirve para graficar el sentimiento de incredulidad en la pequeña localidad de Hughes. Es que los vecinos aún no “caen”, o les cuesta creer, que el pequeño y travieso que correteaba por las calles del pueblo hace décadas, Maximiliano Pullaro, será el flamante gobernador de Santa Fe a partir del 11 de diciembre. Si bien ese sueño se hizo realidad, otro sueño del radical es el de haber sido boxeador profesional. “Me hubiese encantado, pero arranqué tarde, a los 26 años, ya que en Hughes no había boxeo”, dijo a La Capital el próximo jefe de la Casa Gris.
Pullaro nació hace 48 años en la localidad cabecera del departamento General López, Melincué. Vivió en ese pueblo, reconocido a nivel nacional por su laguna, hasta los tres años ya que su madre -de origen croata-, Rosa Gercovich, trabajaba en el Poder Judicial y era oriunda de allí. Luego, y a instancias de su esposo, Marcelo Pullaro, se trasladaron a Hughes.
Hughes es una localidad del departamento General López que está ubicada a 150 kilómetros de Rosario y a 65 de Venado Tuerto. Tiene alrededor de 5 mil habitantes y la principal fuente de trabajo la da el frigorífico Black Bamboo Enterprises SA, con más de 600 empleados, de los cuales la mayoría son hughenses pero también hay asalariados de Wheelwright, Labordeboy, Colón y otras localidades.
Allí Pullaro pasó sus años de niñez y adolescencia. La escuela primaria y pública está a una cuadra de su casa paterna. Y en ese ámbito ganó fama de travieso, cosas de chicos, suelen decir las maestras. Así lo aseguran Eliana Donatti, Isabel Croco o Adriana Castiñeira, quienes lo tuvieron de alumno en distintos cursos por lo cuales transitó desde primero hasta séptimo grado.
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La casa familiar de los Pullaro, que hoy está alquilada. Al lado se encuentra el pequeño departamento que el radical usa cuando va a Hughes. En la foto, su amigo y peluquero, Juan José Arcieri.
La Escuela de Enseñanza Secundaria Orientada Nº 224 está pegada a la primaria. Allí Pullaro cursó sus estudios hasta el tercer año. “Cuarto y quinto lo hizo en la secundaria de Wheelwright, ya que en tercer año lo echaron del colegio por travesuras que hacía en el aula o en el patio”, contó un amigo del por entonces pelilargo y con aires de modelo publicitario.
Luego su vida transcurrió en Rosario, lugar al que llegó para cursar sus estudios superiores en la Facultad de Ciencia Política. Paralelamente, militaba en su pueblo natal, Hughes, en la Unión Cívica Radical (UCR) con decenas de boinas blancas, entre los que se encontraba el padre de Maxi. Su verdadera pasión era la política y desde chiquito se mostró interesado en militar en el radicalismo.
En su pueblo, pese a que muchas veces -como dice el refrán- nadie es profeta en su tierra, Pullaro obtuvo el 70 por ciento de los votos. Llegó la noche anterior a la elección y durmió en un pequeño departamento que tiene al lado de la casa de sus padres, que hoy se encuentra alquilada ya que se fueron a vivir a Rosario. Se reunió con amigos del pueblo y, a la mañana, fue a votar en la misma escuela que lo vio crecer y cometer travesuras de niños.
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"Hace 29 años que no vivo en Hughes, pero es un lugar especial para mi. Soy el único de la familia que no hizo cambio de domicilio", dijo Pullaro, en la foto con un amigo en Rosario.
Hughes Footbal Club
El histórico conserje del Hughes Football Club, Carlos Silleras, lo recuerda desde chico a Pullaro. “Siempre venía a jugar al flipper y no había manera de sacarlo. Pasaba mucho tiempo él y su hermano Damián, y luego llegaban los otros chicos del pueblo, que también estaban con ganas de jugar al flipper. Al único que había en el club y se originaban algunas discusiones”, recuerda risueño.
Sobre ese tema contó una anécdota su amigo Juan José Arcieri. “Después de almorzar, muchos pibes íbamos al club a jugar al flipper o a las cartas. Tengo algunos años menos que Maxi, pero nos encontrábamos ahí, en el club y frente al flipper. Lo concreto es que nunca largaba la maquinita y un día junte bronca y fuerza y le pegué una trompada en el estómago que lo anulé. Después, y tomando en cuenta que él era alto y grandote y yo petiso, salí corriendo. Corrí como cinco cuadras hasta mi casa y no me pudo alcanzar. Por suerte, me perdonó y logramos hacer una amistad increíble que aún perdura”, rememoró.
Otro de los personajes de Hughes que atesora una anécdota imperdible con Pullaro es el histórico dirigente peronista de la localidad Rubén Marco: “Siempre fue un pibe inquieto que participaba de las elecciones locales, más allá de que estaba viviendo en Rosario y volvía los fines de semana. Tengo gratos recuerdos de esa época y también peleas, con piñas incluidas, por lograr el mejor lugar en el pueblo para colocar pasacalles”.
“La verdad es que, más allá de que yo sea peronista y él radical, le deseo lo mejor porque es un hijo de nuestro pueblo y porque, además, tiene valores que en política se valoran más allá de las diferencias ideológicas que nos separan”, completó Marco.
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En la pileta del Hughes Footbal Club, Pullaro y sus amigos pasaban todo el verano.
Ciencia Política
La historia del gobernador electo es la de miles de pibes que, al terminar la secundaria, comienzan un proceso de desarraigo que, indefectiblemente, lo transporta a una ciudad, generalmente Rosario. Sea para seguir estudios superiores o para buscar nuevos horizontes laborales, los que pueden y quieren se van. Pullaro no fue la excepción y, a los 18 años, partió rumbo a Rosario para estudiar Ciencia Política.
“Los fines de semana Maxi volvía a su pago y así fue como siguió vinculado al pueblo por un tiempo”, contó Arcieri. Y agregó que “su vida estaba vinculada a salidas a boliches con amigos, actividades en el club Hughes Football, pero lo que verdaderamente lo apasionaba era la política. Lo suyo siempre fue la política que, supongo, habrá heredado de su padre, que también fue un gran militante radical”.
Otro de sus amigos, Roberto Tito Vergé, contó: "Siempre tuvo en claro que era lo que quería de su vida en lo político y se trazó objetivos que fue cumpliendo. Difícilmente haya otra persona que tenga más capacidad de trabajo que Maxi. Es 24x7 desde que lo conozco, hace años, además de ser el padrino de mi hijo”.
“Durante las vacaciones, todos los pibes, o la gran mayoría del pueblo, íbamos a la pileta del club Hughes y en la parte dónde estaba ubicado el quincho. A Maxi se lo podía ver siempre allí, de punta a punta del verano, ya sea jugando a las cartas o algún que otro deporte. Aunque debo reconocer que los deportes tradicionales como el fútbol o el vóley no eran su fuerte. Era más bien malo”, soltó -risueño- Arcieri.
Otra de las anécdotas que muchos recuerdan es su intervención como modelo de ropa en un evento organizado por el colegio secundario de Hughes del cual Pullaro era alumno. Le pidieron si podía desfilar y lo hizo sin problemas, a pesar de las cargadas de los amigos de entonces.
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El radical en un desfile de moda, a principios de la década del 90, en la escuela secundaria de Hughes.
Pueblo mágico
En diálogo con La Capital, Pullaro respondió sobre su particular y fiel vínculo con su pueblo, Hughes.
¿Qué lazo afectivo o amor lo une a Hughes, siendo que hace años reside en Rosario?
Hughes es un pueblo tan mágico que, por más que me haya ido hace 29 años y que esté viviendo en Rosario, tiene una fuerza increíble que hace que no quiera hacerme el cambio de domicilio. En rigor, soy el único de mi familia que nunca hizo el cambio, como sí lo hicieron mis padres y mis dos hermanos, Damián y Martín. Me siento parte de la comunidad, un hughense, y la siento como propia a esta localidad.
¿Qué significa Hughes en su vida?
Significa el lugar dónde me formé, aprendí valores fundamentalmente y crecí. Hughes es el lugar más democrático del mundo, donde el hijo del más rico se junta con el del más pobre, van a la misma escuela, o al mismo bar o pub. Esas son las cosas que te permiten los pueblos y son increíbles.
¿Cuál es su otra pasión, aparte de la política?
De no ser político, hubiera sido boxeador. Es un deporte que comencé a practicar a los 26 años y, realmente, me encanta. Es una pena porque, en realidad, no daban boxeo en Hughes y por eso comencé tarde, a los 26, lo que es mucho para ser profesional en ese deporte. Además, estaba con la carrera universitaria avanzada, con lo cual no pude dedicarme por completo al boxeo. Pero realmente me hubiera encantado ser boxeador.
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Pullaro se dio el gusto de posar junto a Juan Martín "Látigo" Coggi.