Como un volcán latente de lava a punto de emerger, el triunfo en la final en la Copa del Mundo hizo estallar toda la ilusión desatada por miles de rosarinos. Y esto ya se traduce en un recuerdo imborrable y para toda la vida. Los tatuadores de la ciudad no dan abasto con la explosión de llamados para solicitar un turno y así, tendidos en la camilla, ver cómo queda en la piel el rostro de Messi alzando la Copa, al Fideo gritando un gol, Julián Alvarez o las tres estrellas con signos de argentinidad. Correrán ríos de tinta de color, para dejar testimonio en los cuerpos de muchos.
Lucas tiene 22 años es de barrio Hospitales y llegó a Tattoo Max para estamparse en el tobillo las tres estrellas con el mapa de la República Argentina y la bandera. “Era una promesa que si ganábamos el Mundial, algo me hacía”, dice el muchacho que trabaja en el complejo Malvinas de Newell’s y tiene en la piel el nombre de su abuela. “Había diseños por todos lados en las redes con un montón de ideas y ya veníamos con la ilusión antes de la final de hacernos algo. Finalmente decidí la Argentina para que represente a todos. Leo, el Dibu, Julián y todos los muchachos que forman parte del país”.
Ya en el mostrador del local emblemático de zona sur (San Martín al 3100) asoman más interesados y curiosos. Como una señora con la camiseta de la Selección interesada en tatuarse. “Quiero en el antebrazo las tres estrellas con la fecha 18-12-22”, le dice a una de las responsables del local. Su pedido ronda los 8 mil pesos. Y se pide turno con seña previa.
Mientras tanto, Lucas quiere dejar testimonio. “No podía faltar, es mi primer Mundial pese a que 2014 y 2018 lo disfruté y recuerdo ambos. Es en honor a la Selección y estoy recontento” , dice el joven, que reconoce: “se sufre un poco en la piel, pero vale la pena”. Terminó la sesión. Se envuelve el arte en celofán y se lava con jabón blanco.
Arte a la vista
Maxi Peyrano es un ícono y emblema del realismo a color. Es un tatuador muy buscado por este perfil del tatuaje. Hace más de dos décadas que lo ejerce y tiene solo 37 años. “Esto explotó después del partido contra Croacia. Me llenaron el celular con advertencias: “mirá que si gana me lo hago”, me decían varios”. Maxi hace 12 años que está a cargo del local en zona sur. El artista resume el furor por el efecto Mundial en los tatuajes: “Pasé de un trabajo así por semana a hacer uno o dos por día y con turnos a full. Tengo una lista de espera interminable”, afirma. Entre los pedidos más requeridos: el rostro de Messi con la Copa en las manos, Angel Di María, Julián Alvarez, los guantes de Dibu Martínez, la Copa, las estrellas, Fideo de espaldas. En el podio: Messi y la Copa, las 3 estrellas y Diego Armando Maradona.
Para estos pedidos hace falta una superficie de la piel grande. Son 5 a 6 horas ininterrumpidas de labor minuciosa que se hace de corrido. Con ilustración color un trabajo de estas características puede costar 50 mil pesos.
A la hora de remontarse a una explosión algo semejante hay que buscar la Copa Libertadores obtenida por el equipo dirigido por Marcelo Gallardo ante Boca Juniors en el Bernabeu de Madrid, comparó el tatuador.
El público se ha diversificado en todo sentido. “Hay gente que te paga de contado, otros débito, en cuotas, piden un préstamo, es heterogéneo y arranca desde los 17 a los 65 años. El efecto David Beckham, Marcelo Tinelli o Ricardo Fort ampliaron el rango. Pasó de ser algo de marineros, drogones, rockeros, marginales a un arte que lleva gente rica y poderosa en la piel”, afirma Maxi, para admitir que los jugadores de fútbol hicieron el resto.
Al negocio de San Martín al 3100 acude el entorno de Messi. Particularmente su padrino y allegados al astro del fútbol. Allí donde las mujeres se tatúan más que los hombres en proporción los elegidos son los antebrazos y brazos. A Maxi le esperan jornadas agotadoras de trabajo.
Viajar tatuando
Natalia es conocida artísticamente como Maga Testa. Se la pasa viajando por el país y tatuando, dos pasiones que junto a su pareja despuntan por diferentes ciudades. Ahora están en Carlos Paz cuando atienden a La Capital.
“El escudo con las tres estrellas, la fecha y Messi besando la copa son los más pedidos”, le comenta al diario. Trabajó en casas particulares e irá para donde defina un poco el viento. Vivió en Rosario por unos 25 años, y la idea es tatuar, pintar y hacer murales en el camino.
El 5 de copas
Conocido como El Cura, este tatuador se anima al diálogo . “Están bastante con el naipe el 5 de copas..es el tattoo que le tocaba a Messi”, comenta. ¿De dónde sale esta historia? En la previa a la final de la Copa América contra Brasil en el Maracaná, en el vestuario argentino, Papu Gómez, Nicolás Ottamendi, Di María y el Kun Agüero tenían que adivinar de la baraja española sus cartas. Y le tocaba a Messi, que en su último intento, aventuró el 5 de copas y acertó. De ahí que todos ellos decidieran tatuarse el naipe correspondiente, como una suerte de promesa. Era la quinta final en Brasil.
“Se vende mucho la carta de copas”, dice quien hace 20 años empezó con una máquina casera y luego se compró el equipo profesional y fue aprendiz del histórico tatuador y formador de tatuadores Blackie. También trabajó junto a Valdy. Estuve 3 años en el seminario San Carlos Borromeo, por eso el apodo de El Cura. Tatuar también es una cuestión de fe.