En el encuentro entre Daniel García y el Museo Estévez confluyen objetos, ideas, seres, tiempos y espacios. Convocado para establecer un diálogo entre su obra y el museo, el artista genera un cruce entre el pasado y el presente, el patrimonio museístico y la producción contemporánea. Como señala en el texto del catálogo, no eligió las piezas por su historia o su valor artístico: “Algunas lo han sido por considerarlas una compañía adecuada para ciertas pinturas. Otras por motivos que se me escapan. En todos los casos, sin embargo, se trata de obras que me atraen fuertemente. Que tocan algo en mí. Como esos objetos que «no conocemos pero que, sin embargo, nos parece haber reconocido como si fueran el recuerdo de una vida anterior» (Proust). Las he encontrado (o, más bien, he sido encontrado por ellas), recorriendo al azar la colección. Son para mí objetos vivos, y no, como se suele decir despectivamente, meras «piezas de museo».”
Daniel García - Encuentro 7a.jpg
Este creador eligió la colección de arte oriental en función de las conexiones con una de sus etapas más recientes materializada en la muestra Damas de Shangai, realizada a fines de 2018. En este caso, jarrones, mobiliario y figuras de marfil fueron algunas de las piezas elegidas para convivir con pinturas de bailarinas que remiten a figuras chinas de terracota de la Dinastía Han y Tang. Estas danzantes se caracterizan por vestir prendas con mangas muy largas que intensifican la sensación de movimiento y fluidez, reforzada por el artista con sus grafismos característicos que señalan los circuitos de desplazamiento de cada brazo. Jarrones orientales reales ofrecen un contrapunto con cuadros inspirados en ellos pero reversionados por García quien, por ejemplo, transmuta rostros en calaveras en una suerte de cortejo fúnebre entre festivo y desesperante. En otro jarrón, toma como patrón decorativo los capilares venosos del hígado, sacados de un libro de anatomía, y los transforma en una filigrana que guarda similitudes con el mundo vegetal o los cauces acuíferos.
Daniel García - Encuentro 5.jpg
La propuesta de la muestra fue realizada por el Museo Estévez a principios de 2019 y motivos personales, sumados a la emergencia y desarrollo del Covid, la pospusieron hasta su inauguración en el último tramo del año pasado. Este dato no es casual porque ese lapso de tiempo atravesado por situaciones excepcionales condujo a una reflexión y análisis sobre el proceso de producción que incluyó, por ejemplo, la soledad de los períodos de aislamiento en los momentos más álgidos de la pandemia y el encierro obligado en los interiores domésticos. En este sentido, tópicos de la historia del arte como los cuadros dentro de los cuadros y el diálogo establecido con otros artistas devino en la posibilidad de poseer un grupo imaginario de obras, una colección deseada. Se trata de una serie que el artista llama “Cuadros sobre la pared”, en la que también hay algunas máscaras, y en donde las paredes se convirtieron en soporte de análisis. Son pinturas de pequeño formato que configuran la idea de un museo privado, evocando imágenes favoritas que, en varios casos, cruzan lo decorativo de los empapelados pintados, los marcos y lo “puramente” artístico de los cuadros colgados. Daniel García reflexiona sin prejuicios sobre este cruce en el texto del catálogo, señalando las características de la institución convocante: “a este Museo de Arte Decorativo (¿no puede ser todo arte, en algún momento, decorativo?) he sido invitado a jugar, y lo he hecho desde el mismo principio con el que trabajo en mi obra, en donde «no hay otro criterio que el hallazgo, es decir, el surgimiento impredecible de un fragmento de deseo, o de afecto, o de pulsión» (Zourabichvili).”
Daniel García - Encuentro 9.jpg
Con esta serie, invita a los espectadores a jugar, reconociendo obras de la historia del arte por referencias directas o pequeños detalles. Cita a James Whistler al seleccionar un cuadro que aparece en el fondo del famoso retrato de la madre del pintor, un detalle que reconocerán los más avezados. Matisse y Vuillard son otros artistas convocados por su afición a pintar cuadros dentro de cuadros y por apelar al decorativismo de papeles de pared y textiles estampados. En este compendio se suman Francis Bacon, evocaciones del universo goyesco, el registro de cuadros de hoteles visitados por el creador rosarino o los que aparecen en series y películas junto a obras del propio García que, como demiurgo, materializa este singular universo de intereses.
Daniel García - Encuentro 2.jpg
En este proceso de trabajo combina un ejercicio lúdico y crítico al mismo tiempo, demostrando el amplio registro que posee de las grandes tradiciones del arte y de las expresiones de la cultura popular. Ambos cauces confluyen en un proyecto creador sólido en el tiempo pero no exento de humor y frescura, constituido por pequeños guiños y complicidades como la gran pintura ecuestre de una bailarina de terracota que ostenta uno de los lugares destacados de la muestra. Originalmente, la referencia provenía de la estatuilla de una jugadora de polo con el brazo derecho en alto, reconvertida por el artista al sacarle el taco de madera y elevarle el puño izquierdo para recordarnos las utopías de antaño.
Finalmente, cabe destacar que la Facultad de Humanidades y Artes le otorgará en los próximos días el título de Profesor Honorario en reconocimiento a su amplia trayectoria.
Daniel García - Encuentro 8.jpg