El domingo a las 17 los amigos de Lorenzo “Jimi” Altamirano, el artista callejero asesinado el 1º de febrero de tres balazos, realizaron una marcha desde bulevar Oroño y 27 de Febrero hasta la puerta de Newell's Old Boys, donde el miércoles pasado al menos cuatro hombres que se desplazaban en un Renault Sandero negro detuvieron la marcha, obligaron a bajar a Altamirano y uno de ellos disparó contra él. Antes de irse, los sicarios le dejaron en un bolsillo un cartel con amenazas a hombres ligados a la banda de Los Monos y a la hinchada leprosa. “A él lo secuestraron sobre Oroño cuando salía de un ensayo, lo levantaron más o menos a las 22 y después lo tiraron en la cancha. Era un chico sano, buena persona que no hacía nada malo, un gran tipo”, dijo Jesica, una de las organizadoras de la marcha que convocó a unas 200 personas y fue encabezada por los padres y la hermana de Jimi.
“La idea es pedir justicia. Jimi no estaba metido en nada, no le debía plata a nadie ni tenía contactos con la barra de Newell's... ni siquiera le gustaba el fútbol. Yo vi el cuerpo y estaba golpeado. Esta marcha no la hicimos en la semana porque esperamos a la familia, que está destruida. Todos los amigos descartamos que él conociera a los que lo mataron”, dijo la joven que conocía a Jimi del grupo de música punk en el que él tocaba el bajo.
El último día de Altamirano fue uno más. Según contó Daniel, su padre, “a las 14 dijo que se iba a ensayar y a la calle y yo le dije que se cuidara. Me dijo que estaba siempre en la calle y que no le pasaba nunca nada.” A la tarde estuvo con amigos y fue a ensayar con su banda. Así, los últimos pasos de Jimi la noche del miércoles parecen fáciles de seguir. Para sus amigos “salió del ensayo con la banda de una casa de Gálvez y Alvear, caminaron hasta Oroño y de allí el grupo fue hasta Virasoro a esperar que una amiga tomara un colectivo. Volvieron por Oroño y cada uno se fue despidiendo, serían las 22”. Los amigos creen que Altamirano no llegó a 27 de Febrero y que lo levantaron en el tramo que va entre Virasoro y Gálvez, aunque no lo saben a ciencia cierta. A las 23.30 a Lorenzo Altamirano lo bajaron frente a la puerta 6 del Coloso del Parque y lo ejecutaron.
“En esta esta zona hay cámaras por todos lados, no es difícil averiguar y pedir los registros. El auto en el que lo levantaron está en la seccional 5ª y ahí seguro que también hay huellas”, sostuvieron los amigos de Jimi, los mismos que lograron en menos de 24 horas juntar 300 mil pesos para velar al muchacho.
En tanto, la familia Altamirano espera tener una reunión este lunes con los fiscales de la Unidad de Criminalidad Organizada, Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, quienes se hicieron cargo del caso. “No queremos que nos mientan”, dijo el padre de Jimi.
Ayer unas 200 personas se congregaron en 27 de Febrero y Oroño. Muchos vestidos con remeras negras y otros llevando clavas y elementos de malabarismo, Jimi trabajaba como artista callejero en distintas esquinas. Además, cada cierto tiempo tomaba su mochila y recorría el país y se iba a Brasil. Su proyecto era volver a ese país a principios de 2023, lugar en el que había estado el año pasado. Era técnico electricista pero, como cuenta su padre, que vive en zona oeste con su familia, el “quería ser libre y yo le dije siempre que hiciera lo que le gustara”.
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A las 17.30 la marcha comenzó con su itinerario por el Parque de la Independencia. Los carteles que portaban lo decían todo: “Que no halla más Jimi”, “En Rosario te secuestran y asesinan para dar mensajes mafiosos y barrabravas”, “Volver a tu casa no puede costarte la vida” y uno con distintos nombres de dirigentes políticos y una pregunta “¿Quién da la cara?”.
Antes de comenzar a marchar un amigo de la familia contó que “Jimi no tenía maldad y esos que lo mataron, a los que llaman barrabravas, son asesinos hijos de puta. Esta ciudad está así, te matan por nada y con complicidad de la política y la policía. Acá no se mueve una aspirina sin que la policía lo sepa y por eso pasan estas cosas, por complicidad y corrupción”. Luego todos caminaron, lloraron, se abrazaron y mantuvieron un silencio extraño para una tarde de domingo.