Hace años que en varios lugares del mundo la práctica de compartir viajes en auto con desconocidos, carpooling, está tomando fuerza. En Argentina existen varias plataformas digitales que brindan el servicio de conectar personas con el mismo destino para compartir la travesía.
La mayoría son una sucursal digital de una red multinacional. Sin embargo, en los últimos dos años la ONG Soluciones Tecnológicas Sustentables Rosario (STS) desarrolló una plataforma exclusiva a nivel regional que varía de las ya existentes por brindar niveles de privacidad y estar alojada en Facebook, entre otras cosas. Emilio Gentile es el coordinador del proyecto Carpoolear. Junto a él trabaja un equipo de diseñadores gráficos e industriales, programadores y comunicadores de la UNR. En diálogo con Señales, Emilio cuenta cómo surgió el proyecto, en qué se distingue de los otros servicios de carpooling y cómo se genera la confianza entre los usuarios.
—¿Cómo surge Carpoolear?
—Comienza como un proyecto de la ONG STS de la cual soy parte. Un compañero había visto cómo funcionaban en Europa servicios similares y vino con la propuesta de crear una plataforma con la finalidad de estimular la práctica de carpooling en la región, formando comunidades de viajeros y así contribuir a disminuir la contaminación ambiental, el tráfico y los accidentes en ruta. Empezamos en 2011 buscando quién podía programarlo y fuimos con la propuesta a Global Labs, que es una empresa multinacional argentina de software que tiene un área de desarrollo social. Es decir, cuando tienen tiempo libre lo utilizan en proyectos con fines sociales. A ellos les interesó la idea y tomaron el desafío. La primer versión vio la luz al año siguiente, pero no fue hasta el 2013 que pudimos lanzarla oficialmente.
—¿Cuál es la diferencia entre Carpoolear y otros servicios similares?
—Al ser un servicio que está alojado dentro de la plataforma de Facebook ofrecer a los usuarios distintos niveles de privacidad para sus viajes. Pueden ser públicos, compartidos con amigos de amigos o entre amigos nada más. Cuando pensamos en hacer Carpoolear miramos cómo eran las plataformas ya existentes y todas requerían completar un perfil, que pocas veces lograba verse verídico del todo. Esto no inspiraba confianza entre los usuarios. Por otra parte, todos los viajes eran públicos, entonces por una cuestión de seguridad la gente dudaba a la hora de cargarlos porque no siempre quería que cualquier desconocido supiera sus planes. Hicimos una encuesta entre amigos y conocidos y les preguntamos si compartirían sus viajes con amigos de amigos y la mayoría respondió que de esa forma sí se animarían utilizar el servicio. Buscamos, entonces, un sistema de carpooling que le diera a las personas la posibilidad de elegir con quién compartir su viaje. Que no fuera totalmente abierto pero tampoco cerrado donde sólo los amigos podían verlos, y Facebook fue el lugar indicado para alojar la plataforma porque las redes de amistad ya están creadas, los perfiles de los usuarios también y a partir de ahí una persona puede decidir cómo manejar las opciones de privacidad de sus viajes. Además, Carpoolear no es una multinacional de carpooling de viajes como otras que buscan ganar dinero. Es un proyecto real de gente a nivel regional y que crea comunidades de viajeros que buscamos promover el carpooling en Argentina.
—¿Cómo se estimula a los usuarios a sumarse a Carpoolear cuando la desconfianza y el miedo son puntos tan fuertes?
—Confiar es una decisión de cada uno. No hay mucho que podamos hacer más que darles herramientas en la plataforma para que puedan desarrollar esa confianza. Con nuevos fondos que obtuvimos de un proyecto de Movistar y otro de Ideame pensamos agregar el sistema de calificación de usuarios, así la gente también puede basarse en la opinión de otros para elegir a un compañero de viaje. Los mismos usuarios también desarrollan sus técnicas para cuidarse. Por ejemplo, tenemos casos de mujeres que viajan solas y solo aceptan mujeres en sus autos para sentirse más seguras.
—¿Les han reportado alguna mala experiencia en viajes?
—Por suerte hasta ahora no. Lo que a veces pasa es que la gente se enoja mucho uando se bajan los acompañantes o los conductores del viaje, pero es una cuestión de compromiso por parte de las personas y depende mucho de cada uno.