"Hay que llevar una vida sana y hacer deportes", con esa frase Enrique Rossi reveló el secreto para llegar a la vejez con vitalidad y espíritu juvenil. Y su consejo vale la pena tenerlo en cuenta porque a sus 82 años "El Gringo", como lo dicen en Arequito, se convirtió en campeón argentino de ciclismo sobre ruta en la categoría mayores de 75, cuya competencia de 25 kilómetros se desarrolló recientemente en la ciudad bonaerense de Junín.
La noticia corrió como reguero de pólvora en su localidad y aún siguen las repercusiones del logro alcanzado por este hombre que comenzó a correr en bicicleta cuanto tenía 13 años, y a los 20 ya era campeón santafesino.
Siempre hay tiempo.Sin embargo, por esas cosas del destino, nunca había podido alcanzar un título nacional hasta el conquistado ahora. "Lamentablemente por razones de trabajo no podía abocarme de lleno al ciclismo ni dedicarle tanto tiempo al entrenamiento, pero nunca dejé la actividad y hasta competí con los mejores del país siempre haciendo un buen papel", rememoró.
"Siento un gran orgullo y estoy feliz de haber concretado este sueño que reconforta", dijo el apasionado deportista como si la vida le hubiese dado una revancha que no desaprovechó para convertirse en campeón nacional y renovar su chapa de ejemplo de vida.
Para Don Enrique, quien a principio de este mes fue reconocido en un maratón nocturno realizado por el Partido Justicialista en el marco del Día del Veterano y Caídos en la Guerra de Malvinas, la edad no es un impedimento y así lo demuestra cotidianamente. Ya hizo largos trayectos con su bicicleta y su próximo desafío será recorrer 200 kilómetros. "Lo máximo que recorrí fueron 160 kilómetros y me estoy preparando para ampliar la distancia", comentó Rossi, quien posee cerca del pueblo una chacra de ocho hectáreas donde cría cerdos y fabrica ladrillos.
Ya pasaron 77 años desde que el Gringo se subió por primera vez a una bicicleta para adoptarla definitivamente como parte de su vida.
Desde muy chico. "Aprendí a andar en bicicleta a los seis años y hacia 10 kilómetros por día para ir a la escuela", recuerda Rossi para luego remarcar que en su elección influyó haber tenido un tío ciclista.
Su larga trayectoria deportiva conjuga experiencia y anécdotas, pero uno de sus principales recuerdos es cuando junto al también arequitense Ricardo Milatich (80), competían en distintos lugares y "siempre estábamos entre los primeros cuatro", aseguró.
Su esposa María Elena asegura que Enrique "es una apasionado del ciclismo y muy disciplinado para entrenar así como alimentarse sanamente". En esa misma línea remarcó que ella le prepara su comida "porque —insistió— se cuida mucho" para luego especificar que "ahora que no trabaja tanto como antes puede dedicarle más tiempo al deporte que ama; sale casi todos días a pedalear y se siente un pibe".
Y para eso Enrique tiene la receta que no se priva de repetir para sociabilizarla: "No excederse en las comidas y hacer deportes". Es que a él, no caben dudas, le dio resultado.