1. Recuerdos de la infancia. Recuerdo la escuela de jardinería de Parques y Paseos. Mi papá nos llevaba allí a mi hermano a mí, cuando éramos niños. Él había sido aprendiz de jardinero. También tengo presente un recital del Flaco Spinetta, en un bar chiquito. Fuimos con mi amigo Pablo. Son los recuerdos que decidí elegir entre un abanico que me abrió la pregunta, porque sin dudas son pasiones que han guiado mi vida.
2.Vocación. A los 10 años, en la primaria, escribí una redacción. El tema era “Qué querés ser cuando seas grande”. Psicóloga, escribí. Sin dudas, y sin saber por qué, porque no había ningún psicólogo entre mis conocidos, y yo no había ido a ninguno. En quinto año, la muerte de mi mejor amigo, me confirmó lo que estudiaría. Sentía que escuchar y hablar, podían cambiar el curso de las historias personales.
3. La carrera. Cuando empecé a estudiar psicología no era una facultad como la de ahora sino una Escuela dentro de la Facultad de Humanidades y Artes. Y empecé con el regreso de la democracia, en un ambiente decididamente dispuesto a que el horror no se repitiera nunca más y a no dejar pasar la oportunidad histórica. Algunos profesores no solo enseñaban, transmitían. Pasión, rigurosidad, cuestionamientos, relación de la psicología con las artes. Eso fue lo que más me gustó. Lo que no, ni en esa época, y aún ahora, desde siempre, es la sujeción a la burocracia. Eso me erosiona y me aplasta.
4. Italia. Para mí es como Argentina lo fue para mis nonos: el lugar que te da la oportunidad, de crecer, de alimentarte, de crear, el lugar desde donde se puede recomenzar. Para ellos, apremiados por el hambre y la guerra, Argentina fue todo eso en sentido literal, real. Para mí, es todo eso en sentido simbólico. A Italia voy a recrearme.
5. La profesión. Los primeros tiempos fueron desilusionantes. Hice varios intentos por ejercer la profesión como dictaba el dogma del momento: consultorio particular, supervisión, grupos de estudio. La frustración, que luego se convertiría en motor de lo que hoy hago, tuvo su punto cúlmine cuando empecé la concurrencia en el servicio de oncología clínica del Hospital Provincial de Rosario. Durante muchos años, no hice asistencia en consultorio a pacientes. Trabajé en una institución privada de asistencia a pacientes oncológicos. Me dediqué a observar y escuchar qué necesitaban los pacientes que tienen una enfermedad oncológica. En eso, la gestión de la institución o el servicio que presta la asistencia, no es un tema menor, porque debe estar enfocada, centrada en el paciente. Entonces, también me formé en gestión de salud.
6. Cuidados paliativos. Creo que todo lo que me fue sucediendo, fueron pasos que me condujeron a los cuidados paliativos. El poder de alivio de la palabra, la muerte de mi amigo y un duelo personal que me llevó más de 30 años, la frustración con los pacientes oncológicos que no se curaban, y cuyo sufrimiento yo no sabía sacar. Digo sacar, como quien dice curar. Sacar, curar, no podía, no puedo. Sí puedo aliviar y ayudar, y eso es Cuidado Paliativos (CP).
7. Alivio. Para aliviar a una persona que sufre, hay que tener en cuenta todo lo que le pasa, con su cuerpo, con sus emociones, con su familia, su trabajo, con su economía. Eso es Cuidados Paliativos de Excelencia: un equipo interdisciplinario que trabaja para aliviar a esa persona en particular. Y yo, tengo la fortuna de formar parte de un equipo así.
8. Lo que me guía. Siempre entendí el poder de alivio de la palabra dicha y escuchada. Eso me guía, es lo que me mueve, a trabajar con pacientes, con las familias, a difundir los cuidados paliativos para que todos tengan la oportunidad de acceder a ellos, a formar profesionales para que realmente se puedan brindar CP. Me doy cuenta que todo el tiempo hago cosas para que aumenten las posibilidades de que todos recibamos CP cuando los necesitemos. Retomando tu pregunta, y no esquivando hablar de la muerte, no evitando reflexionar acerca de la muerte, que conduce a pensar en la propia, dedicarme a los CP me permite andar más liviana por la vida, sin dramatismo, observando y descubriendo belleza en lugares o gestos ínfimos.
9. Actividad física y momentos libres. Actividad física hago porque sé que me beneficia. Pero carezco de habilidades deportivas, y jamás me dediqué a desarrollarlas. En mis momentos libres hago jardinería, leo, escribo, escucho música, a veces cocino en cantidad, para regalarle porciones a mis seres queridos. Mi actividad preferida es charlar, y la más preferida, jugar con mi sobrino chiquito. Porque implica participar de un mundo absolutamente nuevo, un mundo por descubrir.
10. Frase favorita. “L’amor,che move il sole e le altre stelle”. Así termina La Divina Comedia, del Dante. El amor, como fuerza motora capaz de mover el universo, el de arriba, el de abajo, el de adentro el de afuera, el mío, el del otro.