Terminó el partido, Argentina avanzó a cuartos de final y los rosarinos desataron un acalorado festejo en las calles de Rosario como parte del ritual y la religión futbolera mandan. El Monumento a la Bandera fue el epicentro de la algarabía albiceleste ni bien terminó el partido, con sufrimiento incluido. Ahora, Argentina jugará ante Países Bajos, un viejo conocido con desenlaces trascendentales y vibrantes en los últimos Mundiales.
Desde el mediodía comenzó a apreciarse el movimiento de hinchas, quienes se trasladaban hacia algún punto de encuentro para compartir el partido con amigos, ya sea en una casa o en los bares de Rosario como El Paso o el Vip, propiedad de la familia de Lio Messi, a escasos metros del Monumento.
Lo cierto es que en los instantes previos y durante el encuentro entre Argentina las calles eran lo más parecido a una ciudad desierta en la que no volaba ni una mosca. Al atravesar la ciudad en cualquiera de los puntos cardinales solo podía apreciarse el rumor de la transmisión de TV puertas para adentro, mientras afuera el silencio dominaba la escena.
El desahogo vino con el golazo de Messi, que abrió el marcador, y la algarabía cuando Julián Alvarez estampó el 2-0 en el complemento, a falta de poco más de 25 minutos para el final del partido. Sin embargo, el equipo de Lionel Scaloni sufrió de manera innecesaria cuando manejaba el partido a entera voluntad a partir de un remate que rebotó en Enzo Fernández y descolocó a Dibu Martínez.
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Locura total tras el triunfo de la selección argentina y el pase a cuartos de final.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Ahí comenzó la desesperación, muchos hinchas no aguantaron la ansiedad y aquellos fumadores fueron por un cigarrillo a la puerta de los bares, con los nervios al límite y las pulsaciones aceleradas.
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Gritalo. Desahogo y alegría por la victoria del equipo de Lionel Messi.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Sin embargo, el pitazo final tras 7 minutos de tiempo adicionado resultó un bálsamo y alivio para todos y todas quienes siguen a la selección argentina durante este Mundial de Qatar y esperan una alegría ante tanta adversidad en la realidad que les toca vivir. Banderas, gorros, trapos. Todo de celeste y blanco y la locura y anhelo por la coronación de este equipo, que el viernes que viene se jugará el pase a la semifinal ante la Naranja Mecánica de Van Gaal.
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Abrazos de alivio tras la victoria argentina. El seleccionado sufrió sobre el final.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
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Festejos en bares tras la victoria argentina ante Australia.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
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Una multitud copó el Monumento para celebrar el triunfo de Argentina.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital