La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner realizó una fuerte autocrítica en una carta publicada en sus redes sociales. En el texto, remarcó varias fallas del peronismo, partido que no supo adaptarse a las épocas que corren y subrayó la necesidad de reorganización de la fuerza política.
La política, quien fuera vicepresidenta de Alberto Fernández, hizo un repaso por los errores que, según ella, cometió el peronismo en las últimas décadas. Habló tanto de la esencia del movimiento, como de la representatividad sindical, el déficit fiscal y el rol del empleo público. En ese marco, Cristina reclama redefinir el rumbo del peronismo para ofrecer una propuesta que permita enfrentar los desafíos actuales del país.
Entre otra cosas, Cristina Kirchner planteó que el peronismo "no advirtió la modificación de las relaciones laborales”, "no construyó una nueva estatalidad más vinculada a la comunidad y su organización a través da la participación de sus diferentes estamentos”, "no impulsó la reversión del déficit fiscal a través de la reducción del gasto tributario existente por eximiciones, exenciones o promociones a sectores concentrados de la economía”.
A la vez, la fuerta política "no planteó una revisión y reforma profunda de la educación pública” y "no pudo superar el consignismo de la desigualdad social por un lado y el gatillo fácil por el otro para abordar un plan de seguridad de carácter integral”. En ese marco, sostuvo que “es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume”.
Para la ex presidenta, el peronismo “no reparó en las profundas modificaciones surgidas en el campo de la comunicación social por el avance de la tecnología”.
La dirigente remarcó: “Hay que poder enderezar las experiencias y ordenar las nuevas demandas para poder alinear pensamiento, palabra y acción: una trilogía indispensable a la hora de formular propuesta y estrategia que permitan organizar una fuerza política que vuelva a representar mayoritariamente, para pasar de ser oposición a alternativa de gobierno”.
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El rol de los sindicatos
Uno de los puntos clave de la autocrítica de Fernández de Kirchner fue el análisis del rol de los sindicatos. "Las representaciones sindicales características del siglo XX y fundantes del peronismo ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores", consideró. El panorama laboral ha cambiado drásticamente, planteó. Ya que los trabajadores registrados en la actividad privada representan una minoría dentro de la población económicamente activa. Además, solo el 40% de estos trabajadores están sindicalizados, lo que debilita la influencia de los sindicatos en la actualidad.
Para Fernández de Kirchner, este fenómeno evidencia la necesidad de que el peronismo revise su relación con los sindicatos y adapte sus políticas a una nueva realidad laboral, donde el sector formal ya no es el único ni el más representativo. Esto implica reconocer que las antiguas estructuras sindicales ya no son suficientes para defender a los trabajadores, en un contexto donde el empleo informal y las nuevas formas de contratación laboral proliferan.
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El empleo público como privilegio
Otro de los ejes de la carta fue el diagnóstico sobre la ineficiencia del Estado y su impacto en la sociedad. Cristina Fernández de Kirchner criticó lo que llamó el "viejo modelo de Estado omnipresente que derivó en ineficiencia e ineficacia". Este modelo, según ella, no ha sabido adaptarse a los tiempos modernos, generando una burocracia que es observada por la sociedad con recelo. En su visión, la falta de resultados y la baja calidad de los servicios públicos ha creado una percepción de que "el empleo estatal es un privilegio", visto como un gasto innecesario que, en consecuencia, muchos sectores exigen reducir.
Este punto marca una clara crítica a la hipertrofia del empleo público y a la falta de eficiencia en el Estado, temas recurrentes en el debate político argentino. Fernández de Kirchner parece sugerir la necesidad de una "nueva estatalidad" que involucre más participación comunitaria y que sea capaz de dar respuestas concretas a las demandas de la población.
Sobre el déficit fiscal
En cuanto al problema del déficit fiscal, un tema complejo para cualquier administración, Fernández de Kirchner criticó que no se haya "impulsado la reversión" mediante la reducción del gasto tributario que beneficia a sectores concentrados de la economía, y a través de una reforma tributaria que "construyera un sistema más racional y equitativo". El planteo fue reformar el sistema fiscal, para simplificar la administración de impuestos y lograr que los sectores con mayor capacidad contributiva asuman más carga.
Cristina consideró que Argentina ha fallado en implementar las reformas para revertir el desequilibrio fiscal, lo que sigue generando dificultades macroeconómicas que afectan a toda la población, pero en particular a los sectores más vulnerables.
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Temas pendientes: educación y seguridad
En otro tramo de la carta, la ex mandataria criticó la falta de una "revisión y reforma profunda de la educación pública", una demanda que, según ella, es compartida por todos los sectores sociales. En ese marco, subrayó la urgencia de mejorar el sistema educativo, en particular para aquellos que no pueden acceder a la educación privada, y quienes ven cómo las carencias del sistema público limitan sus oportunidades.
En el texto también apuntó a los problemas de seguridad, haciendo hincapié en la necesidad de un plan integral que combata la "desigualdad social" y el "gatillo fácil", al mismo tiempo que aborde el creciente avance del narcotráfico en las zonas más vulnerables del país. Cristina advierte que "el retiro del Estado" ha dejado un vacío que, en muchos casos, ha sido ocupado por organizaciones delictivas, sustituyendo la autoridad estatal.
El futuro del peronismo
Finalmente, Fernández de Kirchner concluyó su carta llamando a una reorganización del peronismo que permita "alinear pensamiento, palabra y acción".
La ex presidenta considera que esos tres puntos son fundamentales para que el peronismo vuelva a ser una fuerza política mayoritaria y deje de ser una mera oposición para convertirse en una alternativa de gobierno.