"Buen día. Quería manifestarle que al momento del hecho delictivo que se me acusa yo estaba siendo impostado (sic) por los microchips que me pusieron estas personas. Eran 17 las personas". Con esa justificación entre surrealista y tragicómica cerró ayer la audiencia un psicólogo de 44 años, paciente psiquiátrico ambulatorio, detenido por apuñalar a una mujer policía el martes en un destacamento de La Carolina, un paraje rural ubicado unos 10 kilómetros al sur de Rosario sobre la ruta 18 (la continuidad de Ovidio Lagos).
En una audiencia judicial, ayer se ordenó elaborar un informe médico para saber si comprende la criminalidad de sus actos y la acusación judicial. Recién después se resolverá si puede ser imputado. En tanto, fuentes allegadas al caso indicaron que la víctima se encuentra fuera de peligro aunque aún debe reponerse de cortes profundos que sufrió.
El grave hecho que ocurrió el martes a las 19 en el destacamento de la Policía de Seguridad Vial ubicado en el cruce de las rutas 18 y A-012 tuvo una ribetes poco frecuentes ayer en Tribunales cuando se presentó al imputado, Alberto Rómulo S.
El hombre fue detenido porque, sin razón que lo justifique, se apareció sorpresivamente en la casilla policial con un cuchillo con el que sin mediar palabra atacó a la agente Silvina Quiroz y se dio a la fuga. Como consecuencia de la agresión la mujer resultó con heridas de consideración en el cuello, en la cara y lesiones defensivas en las manos.
Cuando los efectivos policiales intentaron detener al agresor no muy lejos del destacamento, el sospechoso se introdujo en un galpón y tomó otro cuchillo. Así, esgrimiendo las dos armas blancas en sus manos, amenazó de muerte a los uniformados que lograron dominarlo luego de dispararle con balas de goma.
Ayer se programó la audiencia donde el hombre apresado, cuyos datos formales reflejan que tiene estudios universitarios y es psicólogo de profesión, iba a ser formalmente imputado por el ataque.
Alberto S. lucía falto de higiene, con un pantalón corto, zapatillas deportivas y remera sucia. Las esposas le apretaban vendas de gasa que cubrían heridas en ambas muñecas. También sangraba en manos y dedos, y tenía decenas de quemaduras redondeadas en antebrazos por los impactos de las postas de gomas.
Antes de que juez Luis María Caterina le diera paso al fiscal de investigación y Juicio Fernando Dalmau para la imputación del hecho, y luego de que se autorizara a sacarle las esposas a pesar de conocer de antemano su inestabilidad emocional, Alberto preguntó preocupado y con voz tímida "¿murió la chica?", en alusión a la víctima de su ataque.
El magistrado le respondió que de acuerdo a los informes la carpeta judicial estaba caratulada como tentativa de homicidio calificado. No obstante, el parte médico indicó que a pesar de las heridas la funcionaria policial estaba fuera de peligro, aunque le esperan varias semanas de reposo y curaciones.
Sin embargo, en ese marco, Dalmau aclaró de antemano que no realizaría la imputación en virtud del cuadro psicológico y psiquiátrico del imputado, por su conducta y el discurso "confuso y delirante". Y además recordó que se trata de un paciente de la colonia psiquiátrica de Oliveros que se encuentra bajo tratamiento ambulatorio desde 2010.
Con ese panorama a la vista el fiscal solicitó al juez que ordene su internación y la conformación de una junta médica para que realice estudios que puedan determinar si el acusado está en condiciones de comprender la criminalidad del acto que cometió y la acusación penal que ahora debe afrontar.
Además, y de acuerdo a los alances de la ley de salud mental el fiscal creyó conveniente correr traslado al juzgado civil en turno para que, de concluirse que es peligroso para sí y para terceros, disponga su internación en una institución que pueda abordar su patología.
A su turno el defensor público Darío Pangrazzi se opuso al pedido de internación por entender que resultaría perjudicial para la salud de su defendido. No obstante, dijo estar de acuerdo con la realización de una evaluación integral. Al mismo tiempo remarcó que fuera asistido por un médico forense por las heridas que sufrió ser detenido.
El juez Caterina resolvió en dirección a lo solicitado por la fiscalía y dispuso la internación de Alberto en el Centro de Salud Mental Agudo Avila o en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros para que, en cualquiera de los casos, se elabore con celeridad un informe de su salud mental.
Chips
Cuando el juez dio por cerrado el trámite, el por ahora sospechoso se mostró algo inquieto y hacía ademanes que demostraban su intención de hacer un descargo ante el magistrado. Tras una breve charla con su defensor, este solicitó reabrir el acto.
El hombre, con voz pausada pero segura, tomó el micrófono e hilvanó una frase desconcertante sobre la motivación de su arranque violento: "Buen día. Quería manifestarle que al momento del hecho delictivo que se me imputa yo estaba siendo impostado por los microchips que me impusieron estas personas. Eran 17 las personas que me seguían. Gracias", cerró el psicólogo.