Un joven de 25 años fue imputado el domingo como presunto autor de dos homicidios ocurridos en los últimos dos meses en la zona sudoeste de la ciudad: el de Nicolás Ezequiel Ríos, asesinado a balazos en Barra y 27 de Febrero, y el de Matías Adrián Fernández, ultimado cuando atendía un negocio en barrio Godoy.
En una audiencia imputativa realizada ayer por videoconferencia los fiscales Gisela Paoicelli y Patricio Saldutti acusaron de ambos hechos a Maximiliano Brian M. quien quedó detenido en prisión preventiva por el plazo de ley de hasta dos años por orden del juez de garantías Facundo Becerra.
Ríos fue asesinado la noche del pasado 21 de septiembre, alrededor de las 21.50, cuando la víctima caminaba junto con su madre y su pareja por 27 de Febrero y Barra. Según la acusación formulada por Paolicelli, en ese momento el sospechoso circulaba en un Renault 11 blanco que por Barra hacia el sur y al llegar al cruce con la avenida bajó del vehículo.
Entonces, según la fiscal, el acusado se dirigió hacia “Nico” Ríos y le disparó con un revólver calibre 38 cuando la víctima se encontraba en el cantero central de 27 de Febrero. El adolescente de 17 años cayó agonizante con un balazo en la cabeza mientras el sospechoso escapaba en el auto por Barra hacia el sur.
Minutos después, recordaron los voceros consultados, se originó una persecución policial que culminó en Gaboto al 6300 cuando el vehículo chocó y se estancó en una zanja. Sin embargo, el acusado logró escapar y perderse en un pasillo de la zona.
Por este hecho Maximiliano M. fue imputado como autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y la portación de arma de guerra.
Fernández fue atacado el 22 de octubre. Cerca de las 20.40 atendía un almacén y carnicería de Bertolé al 7200 cuando llegaron dos hombres en una moto color oscuro. Para Saldutti uno —el otro no fue identificado— era M. Ambos bajaron de la moto, ingresaron al local y amenazaron con un arma para robarle la billetera.
Según la acusación, los asaltantes le dispararon a la víctima, que murió al día siguiente, con la intención asegurar el robo y procurar su impunidad. Por eso imputó a M. como coautor de un homicidio críminis causa, figura que se aplica cuando se mata para asegurar la comisión de otro delito y que prevé una pena de prisión perpetua.
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