La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, marcó una vez la cancha. “Hemos dispuesto una serie de medidas que vamos a llevar adelante con presos de alto riesgo y de máxima seguridad que están en cárceles federales. Ayer (por este lunes) les di la instrucción al subsecretario de política penitenciaria, así que aquellos que se considera, prima facie, por la Justicia de Santa Fe que serían los que están llevando adelante la amenaza van a entrar al programa de alto riesgo que estamos comenzando en las cárceles federales”, dijo la ministra en relación a la enésima amenaza contra el gobernador Maximiliano Pullaro mediante una nota que, según comentó, dejaron en una dependencia pública del centro de Rosario.
En cárceles federales hay detenidos al menos 38 presos con procesos penales en la Fiscalía Regional Segunda y 509, hombres y mujeres, en las prisiones provinciales.
En un pedazo de cartón con letra manuscrita alguien escribió: “Pullaro hacé caso, el misterio no va a proteger a tu flia, la vamos a encontrar. Atte, la banda del 9 Pinolandia ATR”. La misiva que apareció en la oficina de Urquiza e Italia donde funciona la sede de la Dirección Migraciones. El pabellón 9 de Piñero fue uno de los primeros en ser intervenidos por la gestión de seguridad de Pullaro pocas horas después de haber asumido como gobernador. “Pinolandia” es la denominación interna que los internos le dan a la cárcel ubicada a 15 kilómetros de Rosario.
“Seguiremos manteniendo controlados a los detenidos que cometían delitos desde las cárceles, alojados en pabellones de alto perfil. Eso es lo que más molesta. Y avanzaremos para bajar los niveles de violencia y aumentar la seguridad en la ciudad”, subrayó el gobernador minutos después de enterarse este lunes que había sufrido una nueva amenaza contra su familia.
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La mañana de este martes, en una serie de entrevistas radiales y ruedas de prensa, Pullaro volvió a insistir que su gestión será muy dura con la delincuencia y su gobierno va a terminar controlando “a las organizaciones criminales”. Volvió a repetir también que su familia ya no reside en el ámbito del departamento Rosario.
“Decidí sacar a mi familia un tiempo de Rosario hasta que esto se tranquilice. Estamos usando todas las herramientas para que estos tipos no sigan cometiendo actos violentos”, puntualizó. “Cada día le vamos a correr un poco más la raya y hoy tenemos las herramientas normativas”, insistió. “Los que quieran hacer desde la cárcel sus negocios ilegales la van a pasar cada día peor”, dijo el gobernador. Desde que asumió Pullaro sufrió al menos media docena de amenazas.
El club del alto perfil
Mientras la ministra Bullrich y el gobernador Pullaro tocaban de primera en la cancha de la mano dura para encausar un contexto carcelario adverso, en el Centro de Justicia Penal se realizaba una audiencia en la que Francisco “Fran” Riquelme, preso como el jefe de una banda de extorsiones y narcomenudeo, fue acusado de planificar desde la cárcel federal de Ezeiza la balacera de fines de diciembre a la comisaría 19ª. En la audiencia en la que fue acusado por el fiscal Franco Carbone se sugirió que estaría detrás de alguna de las amenazas al gobernador de la provincia, Maximiliano Pullaro.
Por eso el fiscal pidió que sus condiciones de detención fueran endurecidas. Y para fortalecer ese pedido el fiscal dijo que había hablado con el director de Marcos Paz, del Servicio Penitenciario Federal; al subsecretaria de Asuntos Penitenciarios de la Nación; el ministro de Seguridad y Justicia provincial Pablo Cococcioni y todos habían dado el visto bueno al reclamo de máxima dureza (ver aparte).
A partir de la bochornosa fuga de ocho presos de la cárcel de Piñero ocurrida el 27 de junio de 2021, buena parte de los top ten de presos de alto perfil de la región comenzaron a ser exportados a cárceles federales acompañando a luminarias como Ariel “Guille” Canteros o Ramón Ezequiel Machuca (Mochi) Canteros, de la banda de Los Monos, que ya habían sido condenados en abril de 2018.
Traslados
En julio de 2021 fueron trasladados a presidios federales Esteban Lindor Alvarado, René Ungaro, Brandon Bay (Los Gorditos), Julio “Peruano” Rodríguez Granthon, Joel Pucheta, Alan y Lautaro Funes. A partir de ese momento la lista de los presos exportados a cárceles federales rondan los 38.
Tres días después de haber jurado como gobernador Pullaro instruyó a su ministro de Seguridad para que pusiera orden dentro de la población de alto perfil en la cárcel de Piñero. Así fueron reubicados presos como Ariel Máximo “Viejo” Cantero, cofundador de Los Monos; Walter “Viejo” González, líder de la banda que lleva su nombre en barrio Copello de Capitán Bermúdez; el puntero narco Marcos “Pato” Mac Caddon y varios pesados de barrio Ludueña como Franco “Milanesa” Almaraz, Mauro Gerez y Andy Fabián Benítez.
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Según se precisó desde el gobierno santafesino en la esfera provincial hay 509 internos, entre hombres y mujeres, catalogados como de alto perfil. Están categorizados 3 niveles de peligrosidad.
Las quejas de Fran
En medio de la audiencia Francisco “Fran” Riquelme pidió la palabra y con la bronca atragantada le habló al tribunal. Y contó en primera persona que era eso de endurecer la detención.
“Hace quince días que me trasladaron (de Ezeiza a Marcos Paz). Me tienen como un perro. No tengo colchón. No tengo plato para comer. Como con la mano. No tengo ropa. Estoy sólo en un pabellón. No me dejan hablar con mi familia. Me tienen encerrado 22 de 24 horas. Acá en esta cárcel (por Marcos Paz) donde supuestos capos narcos de Rosario están en pabellones comunes con heladera, tele, DVD portátiles. En Ezeiza también. Supuestos capos narco de Rosario que cuentan como bajan 400 kilos de cocaína están de la misma condición. Y a mi me tienen tirado”, explicó Riquelme.
De la audiencia Fran se fue con un endurecimiento de su estado de detención: sus visitas serán en un locutorio con un blindex de por medio y no podrán ser más de dos horas por semana; tendrá su celda requisas dos veces por semana; las comunicaciones por teléfono serán por línea blanca a personas que ya hayan tramitado el permiso para hablar.